La nave estaría compuesta de un módulo de descenso y un vehículo de navegación, que se separarán en la órbita terrestre, permaneciendo unidos por un cable de acero. En la órbita marciana los dos vehículos se unirán y la tripulación ingresará al módulo de descenso. Autor: www.bbc.co.uk Publicado: 21/09/2017 | 05:39 pm
Cultivarán sus propios alimentos e incluso deberán responder ellos mismos ante cualquier emergencia médica o fallo mecánico, en un viaje de 56 millones de kilómetros. ¿El fin? Poner un pie en el planeta rojo.
Se estima que aún faltan unos 15 años antes de que partan las primeras misiones a Marte. Mientras, los científicos se «rompen» la cabeza tratando de idear un plan para llevar de una forma más segura vidas humanas a ese destino.
Científicos del Imperial College de Londres, Inglaterra, compartieron con BBC Mundo detalles de una misión que podría llevar astronautas al planeta vecino y traerlos de vuelta a salvo.
El estudio refiere que la nave espacial encargada de llevar a los osados —según describe la publicación— estaría compuesta de un módulo de descenso y un vehículo de navegación, donde permanecerán los viajeros durante el trayecto.
«Los dos vehículos se separarán en la órbita terrestre, después del despegue, permaneciendo unidos por un cable de acero que luego hará girar las cápsulas sobre su eje. Así, la nave generará su propia gravedad artificial y evitará largos períodos de ingravidez, causantes de la reducción de la masa ósea y pérdida muscular», explicaron los expertos.
Si ocurre una erupción solar, la tripulación retraerá el cable, atrayendo el módulo de descenso y posicionando los escudos de calor hacia el Sol. «No obstante, el uso de escudos disminuirá, pero no eliminará la amenaza de la radiación solar cósmica», afirman.
El equipo del Imperial College relata que, ya en la órbita marciana, los dos vehículos se unirán y la tripulación ingresará al módulo de descenso para bajar a la superficie.
«El escudo de calor moderará su velocidad y evitará que se incendie. Se desplegarán paracaídas para frenar todavía más el módulo y unos propulsores lo guiarán», cuentan ingenieros y astrónomos en el artículo.
La nave «amartizaría» en un lugar cuyas condiciones climatológicas se asemejen a las de la Antártica, donde existe una temperatura media de -30 grados Celsius. Dicho lugar podría ubicarse muy cerca del ecuador.
Las palabras que pronuncien los primeros humanos en poner sus pies en aquel planeta tardarían 20 minutos en llegar a la Tierra.
El equipo de especialistas aseguró que los «conquistadores» vivirán en un módulo enviado con anterioridad en una misión no pilotada. «Ya establecidos, los astronautas llevarán a cabo experimentos geológicos y atmosféricos, y perforarán la corteza marciana en busca de pruebas de organismos vivos simples».
En cambio, aún no se define el tiempo de la estadía. «La duración podría ser de tan solo tres meses o hasta de dos años, dependiendo del alineamiento de la Tierra con Marte».
Para el regreso se enviará un robot en una misión no tripulada, que buscará el hielo bajo la superficie y lo descompondrá en oxígeno e hidrógeno mediante electrólisis o descomposición de una sustancia en disolución mediante corriente eléctrica.
«Esto se empleará para generar el metano que impulsará el vehículo de regreso a la órbita marciana, donde se acoplará al vehículo de navegación para realizar el largo viaje de regreso a la Tierra», concluyeron.
Psicología cósmica
La tripulación de una misión a Marte necesitará protegerse de los rigores de un viaje de al menos nueve meses.
En el trayecto, el estado de salud del equipo sería controlado desde la Tierra mediante sensores inalámbricos, pero dependerá en gran medida de los conocimientos y habilidades de los mismos tripulantes.
La salud mental sería la más susceptible. El profesor de Psiquiatría de la Universidad de California, Estados Unidos, Nick Kanas, alegó que los exploradores experimentarán un sentimiento severo de aislamiento y separación de la Tierra, que parecerá un punto azul verdoso en el cielo.
El psiquiatra cree que en el reducido grupo pudiera crecer «un sentimiento de aislamiento, nostalgia, disforia (humor inestable), o incluso pensamientos psicóticos o suicidas».
La ausencia de luz diurna pudiera afectar también el patrón de sueño de los astronautas, lo que evitaría una buena concentración, y como consecuencia afectaría el trabajo en equipo.
El astronauta retirado Michael López-Alegría afirmó que «se está hablando incluso de utilizar estudios genéticos del ADN para conocer no solo cuáles son las características psicológicas, sino también fisiológicas, para soportar mejor los efectos negativos de la radiación».
López-Alegría es uno de los astronautas de la NASA que más horas trabajó en la Estación Espacial Internacional. El candidato perfecto —a su juicio— sería «el que sepa lidiar con el estrés, al que no le importe estar solo, muy equilibrado, y sea fácil de tratar».
Por otra parte, los expertos no solo tratan de encontrar el perfil psicológico que mejor se adaptaría, sino también el grupo perfecto.
Walter Sipes, del Centro Espacial Johnson, de la NASA, en Houston, cree que elegir el grupo es todavía más complejo. «Cuando se habla de personas solteras y de mezclar géneros, encuentras un problema. No quieres una concepción en el espacio, porque con la microgravedad no sabemos qué le pasaría al feto», argumenta Sipes.
El psicólogo sostiene que si el grupo es muy estandarizado podría no ser exitoso. «Descubrimos que lo mejor es tener a la misma mezcla de gente que tendrías en una oficina. Es la misma cosa; a los humanos les gusta la variedad».
Se ha demostrado que el hombre puede resistir más de un año en una cápsula espacial. El cosmonauta ruso Valeri Polyakov, por ejemplo, ostenta el récord de permanencia en el espacio a bordo de la estación espacial rusa Mir durante 438 días.
En el caso del proyecto marciano, ya se han realizado algunas simulaciones, entre las que se destaca la del colombiano Diego Urbina, quien estuvo más de 500 días bajo condiciones simuladas en un búnker, demostrando la posibilidad de realizar con éxito una misión de esta envergadura.
¿Hubo vida en Marte?
El planeta rojo no parece muy apetecible para la vida. No posee campo magnético y su presión atmosférica equivale solo al uno por ciento de la del nuestro, por lo que el calor del Sol se escapa y las temperaturas son muy frías.
Pero hace cuatro mil millones de años pudo haber contado con una atmósfera densa, cálida y húmeda.
La atmósfera —conforme con Pallab Ghosh, periodista especializado de la BBC— estuvo protegida del fuerte viento solar por el campo magnético del planeta. «Pero seguramente su campo magnético colapsó y la atmósfera fue destruida gradualmente por el viento solar en el transcurso de miles de millones de años hasta conformar el planeta seco y desolado que es hoy».
Por su parte, la Doctora Mónica Grady, de la Universidad Abierta, en el Reino Unido, le dijo a la BBC que durante el año que Curiosity ha estado en Marte ha logrado acumular información que indica que el planeta fue alguna vez habitable.
«Las muestras nos dan una idea por primera vez de cuánta agua ha perdido y cuánta atmósfera llegó a tener en el pasado», dijo la Doctora.
Científicos de la NASA informaron en marzo que Curiosity había encontrado los elementos químicos básicos que podrían haber sustentado vida primitiva en un pasado distante. El robot analizó una muestra de roca sedimentaria de lo que presuntamente alguna vez fue el lecho de un río.
Se identificaron entonces sustancias como el azufre, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y carbono en la roca. «Estos elementos podrían haberse combinado para proveer una posible fuente de energía para microorganismos», comunicó la NASA.