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Noticias marcianas

El cuarto robot llegará a Marte para dar continuidad a las investigaciones de sus anteriores congéneres y determinar si alguna vez el planeta rojo tuvo un ambiente capaz de soportar vida microbiana o condiciones favorables para la vida, si es que la hubo

Autor:

René Tamayo León

El Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos (NASA) dio a conocer hace unas horas una recreación audiovisual sobre el aterrizaje del próximo robot que llegará a la superficie marciana: el Curiosity.

Será el inquilino principal de la misión Mars Science Laboratory. Entre sus objetivos está determinar si alguna vez Marte tuvo un ambiente capaz de soportar vida microbiana o condiciones favorables para la vida, si es que la hubo.

El nuevo «rover» (vehículo robótico de exploración) dará continuidad a las investigaciones de sus anteriores congéneres, tres gigantes de la ciencia con un lugar en la historia de la civilización humana y en el corazón de los amantes de la exploración espacial: Sojourner —el pionero— Spirit y Opportunity.

Tiene seis ruedas y utiliza un sistema de suspensión «rocker-bogie» parecido al de sus predecesores más pequeños, aunque mucho más mejorado. El cuarto pasajero se construyó según las últimas tecnologías desarrolladas en Estados Unidos, Francia, Rusia, Canadá y Alemania, entre otros países, incluido España.

Iniciará su viaje a fines de año, desde Cabo Cañaveral, Florida. Deberá arribar a su destino en agosto de 2012.

A diferencia de las anteriores expediciones, el Curiosity no tendrá un arribo tan dramático. Sojourner, Spirit y Opportunity lo hicieron, como se recordará, dentro de una serie de bolsas de aire que amortiguaron el choque; sin embargo, su primo será depositado suavemente por un módulo auxiliar.

El nuevo sistema de aterrizaje —el Sky Crane— consiste en una serie de propulsores a los que el robot estará unido por cables que se soltarán automáticamente cuando las ruedas del vehículo se posen sobre la superficie.

Como corresponde a un ingenio de nueva generación, a este se le corrigieron los errores de diseño de sus antecesores. Es de esperar que sea más versátil, independiente y eficaz en su trabajo. Así, por ejemplo, cada rueda tiene su propio motor de accionamiento, y las de los laterales, motores independientes para manejar la dirección, explicaba un despacho de la publicación digital www.abc.com.

En tanto, Spirit y Opportunity, nuestros dos legendarios héroes que están en Marte desde 2004, continúan siendo noticia.

Las perspectivas de volver a establecer contacto con Spirit cada día se desvanecen más.

En 2009, esta sonda, que es impulsada por energía solar, quedó atrapada en un banco de arena durante un trayecto de rutina. El centro de control terrícola esperaba que los paneles se recargaran lo suficiente en períodos de máximo de luz solar en el sitio donde se encuentra. Pero no ha ocurrido así.

Según señalaba un despacho de la agencia AP, los controladores siguen intentando comunicarse con él en distintas frecuencias y en distintos horarios en previsión de que su reloj interno haya dejado de funcionar y perdiera la noción del tiempo. También le urgen a que active su radio de repuesto en caso de que el transmisor principal se haya detenido. Pero nada.

La última noticia de su hermano mellizo, el Opportunity, es más alentadora. Oppy —para los amigos— acaba de ser retratado al borde del cráter Santa María. Se trata de una pequeña mancha captada por las cámaras de alta resolución del Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), una sonda que da vueltas a nuestro vecino.

Opportunity ha superado todas las expectativas y sigue funcionando después de años de que se acabara su misión original. Un informe en el sitio www.nasa.gov indicaba que al momento de posar para la instantánea Oppy estudiaba una roca bautizada como Ruiz García. El cráter Santa María, huella de la colisión de un meteorito, es de geología reciente. Tiene una extensión de unos 90 metros y podría explicar cambios en el clima marciano.

Tras terminar allí, Opportunity viajará unos seis kilómetros rumbo al Endeavour, un cráter aledaño...

Acaba de saberse que se ha encontrado en una ladera volcánica marciana un lugar donde la vida podría haberse hecho fuerte y resistir la debacle ocurrida hace unos 3 500 millones de años, cuando su clima cambió de golpe y pasó de ser cálido y húmedo a seco frío.

La afirmación se basa en un hallazgo de expertos de la Universidad de Brown, quienes encontraron gran cantidad de sílice hidratado, una prueba fehaciente que demuestra que en aquel tiempo lejano allí existía agua en abundancia, señala también la revista ABC.

Los especialistas se apoyaron para su descubrimiento en el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO).

Afirman que el hecho «de que esos montones de mineral estén situados alrededor de la antigua caldera, proporciona la mejor de las evidencias de que lo que se ha encontrado es el depósito intacto de un ambiente hidrotermal, un lugar donde el calor y la humedad habrían podido sostener primitivas formas de vida.

«Se trata, de hecho, del mismo tipo de escenario que aquí, en la Tierra, proporcionó el tipo de hábitat adecuado para los primeros organismos vivientes», agregan los autores.

No obstante, y hasta el momento, no existe ninguna prueba definitiva de que en Marte haya podido haber vida...

A propósito, dos investigadores de la Universidad de Colorado, EE.UU., han determinado que un vasto océano cubría más de un tercio de la superficie de Marte. Tras el análisis de depósitos sedimentarios de más de medio centenar de zonas, los profesores crearon un mapa según el cual hace unos 3 500 millones de años ese planeta poseía un océano con un volumen de al menos el diez por ciento del total del agua de la Tierra.

Lo que hasta ahora nadie sabe explicar es adónde se fue toda esa agua...

Y un último hallazgo marciano: el dióxido de carbono helado es uno de los elementos que hace que las dunas de arena del polo norte de nuestro planeta más cercano se muevan. Estas dunas parecían relativamente estables, sin embargo, un estudio del Instituto de Ciencia Planetaria en Tucson, publicado en la revista Science, sugiere cambios estacionales claros y un transporte activo de arena en esas regiones.

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