Descubren nuevas especies. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:05 pm
No fue bueno el año recién terminado. La diversidad biológica depende cada día más de la conducta que siga la especie humana. Levantada sobre sí misma, y sobre las demás, sus pasos a veces parecen enrumbarse hacia su propio fin, y con este, al de casi todo lo demás.
El 2010 fue declarado por la Organización de Naciones Unidas como el Año Internacional de la Biodiversidad. Debía ser un ciclo para tomar mayor conciencia al respecto y adoptar decisiones firmes a fin de reducir los impactos desfavorables sobre la mayoría de los hábitats y las especies que viven en el planeta.
Pero poco importó, como demostraron las discusiones sobre cambio climático celebradas en los últimos meses.
Es esta una de las expresiones más globales del daño provocado por el hombre al medioambiente. La Cumbre Climática de Copenhague, Dinamarca, a fines de 2009; y la siguiente, recién celebrada en Cancún, México, demostraron que se carece de voluntad política por parte de los más poderosos para poner término a una carrera con una sola línea de meta: la destrucción.
A pesar de eso, la vida es terca. Sigue. Las miles de especies descubiertas en la década que terminó, lo testimonian. Cada animal o vegetal reportado, cada vertebrado o invertebrado visto, confirman que millones de especies compartimos un mismo espacio… y que a todos nos pertenece.
Estos mismos hallazgos, no obstante, a veces son resultado de la propia tragedia. Una parte de ellos han sido fruto de extraordinarias, complejas y costosas investigaciones, pero otros muchos están aparejados a la destrucción de los ecosistemas, como ocurre en la Amazonía.
Un reciente cable de la Agencia Francesa de Prensa (AFP) lo confirmaba: en el Amazonas peruano «se descubre una especie de ave cada año y una de mamífero cada cuatro», pero cada nuevo descubrimiento se debe a la deforestación realizada por empresas petroleras, mineras y madereras…
Las especies más raras del 2010
La revista internacional National Geographic dio a conocer en su última edición las que considera las especies más peculiares o extrañas del año. No incluyó, sin embargo, la bacteria «alternativa», un hallazgo presentado por la NASA a inicios de mes, que fue sugerido como la más firme evidencia de que la búsqueda de vida extraterrestre debe superar los cánones establecidos.
En un estudio publicado en Science, la doctora Felisa Wolfe-Simon, colaboradora de la Agencia Espacial de EE.UU., demostró que la bacteria encontrada en el lago salado Mono, California, usaba arsénico para construir su ADN y abastecerse de energía.
«Otra vida ahora era posible», aseguró la NASA. No obstante, el descubrimiento, al que le antecedió una bien pensada estrategia mediática, está siendo puesto en duda por otros prominentes investigadores, dudosos de la aplicación correcta de las metodologías de estudio en partes cruciales de la pesquisa.
Lo que no está en entredicho es este top de estrellas excéntricas de la naturaleza, según National Geographic:
—La sanguijuela Tyrannobdella rex (sanguijuela reina tirana). Se descubrió en la nariz de una niña peruana. Mide 44,5 milímetros y tiene una única mandíbula con ocho grandes dientes. Se cree que se introduce en la boca o nariz de sus víctimas, donde se alimenta durante semanas. Los ancestros de la especie pudieran remontarse a 200 millones de años atrás, y quizá se alojaron en la narizota de algún que otro Tyrannoaurus rex.
—El pez gigante que come madera (ya descrito en una edición anterior de Detrás de la Ciencia).
—El murciélago Yoda (por su gran parecido con el maestro Jedai de La Guerra de las Galaxias). Con una peculiar nariz de trompeta, pero de doble tubo, es una de las 200 especies descubiertas durante una expedición a Papua Nueva Guinea.
—El lagarto clonador. Se trata de la especie Leiolepis ngovantrii. En realidad, el animal es parte de la cocina tradicional del delta del Mekong, sur de Vietnam, pero hasta ahora no había sido percibido por la ciencia, que además de reportarla como nueva especie, verificó que las hembras son capaces de reproducirse por sí mismas, sin necesidad de tener sexo.
—El calamar-gusano. Fue llamado así porque al ser clasificado durante el Censo de la Vida Marina, sus peculiaridades llevaron en un primer momento a preguntarse si era un gusano o un calamar. De diez centímetros de largo, apareció a 2,8 kilómetros de profundidad, en el mar de Célebes, occidente del Océano Pacífico. Ahora es el primer miembro de una nueva familia de gusanos de la clase Polychaeta.
—El mono ñato. Fue encontrado por un equipo internacional de primatólogos en el norte de Myanmar. Además de su nariz chata, estornuda cuando llueve, por lo que en los días de lluvia prefieren permanecer sentados con la cabeza entre las rodillas, para evitar que les entre agua por la nariz. Los nativos lo llaman Nwoah —o «mono con la cara vuelta hacia arriba».
—El sapo Burns. Más pequeño que un dedo, habita en las montañas del noroeste colombiano. Del género Rhinella, pone huevos en el suelo de la selva y de estos salen directamente como sapos jóvenes, saltándose la etapa de renacuajo. Con un portentoso camuflaje, su nariz larga y afinada en forma de hocico le recordó a uno de sus descubridores el personaje villano de la serie televisiva estadounidense Los Simpsons: el Sr. Burns.
—El pez rosa con manos. Usa sus aletas para desplazarse sobre el lecho marino de la isla de Tasmania, Australia, como si estuviera caminando. Hace 50 millones de años eran comunes en los océanos. Hoy solo pueden encontrarse en zonas de esa región. Además de esta, se descubrieron siete especies similares. Están en grave riesgo de extinción.
—El pulpo púrpura. Una de las 11 especies potencialmente nuevas descubiertas en julio pasado por una expedición científica en la costa atlántica de Canadá, durante una exploración a tres mil metros de profundidad con un vehículo operado por control remoto.
—La babosa Cupido-ninja de las montañas de Borneo. Con una cola tres veces más larga que su cabeza, disparan a sus parejas «dardos del amor» de carbonato de calcio inyectados de hormonas; se cree que esto aumenta su éxito reproductivo.
Las plantas también existen
Animales al fin, a veces se olvida que las plantas también existen, al menos cuando no se comen. Pero los Reales Jardines Botánicos de Kew, Gran Bretaña, acaban de ofrecer su escalafón de las diez plantas más relevantes descubiertas en el año.
Incluyeron en su lista tres especies de lirios de los Andes bolivianos; una berenjena salvaje de las montañas de Aberdare, Kenia; y un árbol de casi 50 metros de los bosques húmedos de Camerún que pudo clasificarse de nuevo cuando los investigadores subieron hasta su copa para examinar sus flores y frutos.
Los Jardines de Kew incluyeron, además, una orquídea de flores en los colores naranja y blanco, de Vietnam, y tres clases nuevas de palmeras de Madagascar.
Hablando de palmeras, hoy queremos insistir en un despacho de la Agencia de Información Nacional (AIN), donde especialistas del Jardín Botánico Nacional advirtieron sobre la necesidad de preservar la palma yarey o yarey macho. Especie endémica del centro de Cuba, está amenazada por la degradación de su hábitat y la sobreexplotación de las plantaciones para cobertura de techos y otros fines, incluido que, debido a la altura que alcanzan, en ocasiones se cortan para recolectar sus hojas.