Raúl Torres es un poeta, un cronista de su tiempo, como él mismo ha dicho. A pesar de la distancia que ha tenido de los medios, él sigue siendo un trovador, un cubano que aprecia el arte y lo bello y se compromete con su entorno, a través de su voz y su guitarra. Para muchos su historia musical solo quedó en Se fue, Regrésamelo todo o Atrapando espacios, sin embargo, un nuevo disco es fruto de su creatividad y su andar por el mundo.
El cantautor nació en Bayamo, y es en Matanzas donde emergió artísticamente. Quizá las influencias de esta última ciudad lo definieron como un trovador que disfruta de cantar, de entregarse «al público que me escucha», y de componer canciones que «a veces me trasciendan». Ahora Raúl Torres está en La Habana colmado de proyectos y ansioso de reencontrarse con su público. Vuelve sobre sus pasos en esta entrevista y también nos habla de sus nuevos caminos.
—¿Cuáles han sido tus principales influencias?
—Además de mis raíces trovadorescas, he investigado sobre diferentes músicas del mundo y eso me permite expresarme mejor como cantautor. En lo que hago hay nuevos aportes melódicos, gracias a las diferentes sonoridades que he ido conociendo, como el jazz, la música brasileña, la africana; también la anglosajona, que ahora estoy redescubriendo y que influye en mi trabajo.
—¿Cuánto ha cambiado este Raúl con respecto al autor de Candil de nieve?
—Como todo en la vida, también vamos madurando en los múltiples aspectos de la música. En cuanto a la composición, hoy estoy más comprometido con la sociedad. Siento que tengo que denunciar algunas cosas, que reivindicar otras. Antes era un cantautor, quizá con un lirismo diferente y con un tono más intimista, actualmente quiero extender eso y abrir un poco el espectro de mis mensajes. Quiero comprometerme con las cosas que están sucediendo en el mundo y defender lo bello, como siempre.
—¿Dónde queda Ala de luz?
—Es una transición entre Candil... y Maqueta de platino (mi último CD). Ala de luz es un disco que voy a reeditar en los próximos meses aquí, pues en la Isla aún no ha circulado oficialmente.
—Háblanos de tu nueva producción Maqueta de platino.
—Es un disco hecho en España. Tiene 18 temas y en él incluyo composiciones poéticas y canciones, como te decía antes, más comprometidas y que critican a esa sociedad que excluye a los emigrantes y no se preocupa por los desvalidos. Aparecen otras que, a modo de denuncia, hablan de problemas de los últimos años: de las guerras, los atentados terroristas...
«Maqueta... también lo produciré en Cuba. Ahora mismo estoy en conversaciones con la EGREM para reeditarlo. Tengo constancia de que hay quien lo ha escuchado y le ha gustado mucho. Creo que pronto verá la luz aquí».
—¿Por qué lo has llamado así?
—Porque hice muchas copias por cuenta propia y se lo di a mucha gente antes de comercializarlo. Finalmente se había convertido en una maqueta de platino, al haber sido escuchada por tantas personas.
—¿Cómo surgió la idea de invitar a David Torrens a tu último CD?
—Haber hecho juntos El sol y el cielo significó un reencuentro de amistad, musical y personal. David es mi amigo, nos conocemos hace muchos años y colaboramos con frecuencia. Para mí es uno de los exponentes más importantes de la nueva canción en el mundo.
—¿El alejarte de la típica concepción trovadoresca influyó en la calidad final de Maqueta...?
—Este es un disco de investigación, de exploración, y la confluencia de varias ramas musicales ha influido positivamente. Por sus diferentes gamas sonoras hay canciones que pueden aludir a diferentes regiones y tendencias musicales. En Maqueta... aparecen músicos de Marruecos, España, Alemania y Cuba. Participaron dos brasileños: Rubén Dantras, quien es percusionista de Paco de Lucía y, además, uno de los productores; el otro es Ronny de Asís, que toca con Pedro Guerra y varios artistas españoles. Este mestizaje nos hace crear más y mejor.
—Con todo este cuidado por la forma, ¿dónde queda la poesía?
—Va implícita en todos los momentos. Es algo inevitable en mí, tengo que hacer poesía siempre, cántele a lo que le cante.
—¿Qué crees del curso que toma la música actualmente?
—A nivel internacional los músicos han perdido un poco el poder sobre las buenas creaciones. La música ha entrado en manos de manipuladores, y yo diría que de mafiosos, que potencian los estribillos fáciles, pegajosos, y no queda nada para reflexionar o para el mejoramiento del propio ser humano. No obstante, eso está empezando a caer en su propio ocaso y me parece que pronto habrá un resurgir en la calidad de las composiciones.
—¿Sientes que te queda por hacer?
—Cine, me gusta mucho. De hecho tengo tres o cuatro guiones a medio escribir. He dirigido tres cortos y tuve la suerte de obtener una mención en un concurso de este género.
—¿En qué trabajas actualmente?
—Con Pablo Milanés he estado grabando un disco que aún no tiene nombre, realizado solo a guitarra. Igualmente estoy trabajando en mi nueva producción Fénix de cristal, que espero vea la luz muy pronto.
«Lo más inmediato: estaré en el Mella este sábado y domingo junto a Lynn Milanés. El día 18 actuaré en la UNEAC; el 19 en Bellas Artes; y el 22, en los Jardines de la Tropical».
—Después de estar alejado del público cubano, ¿qué representa saberte reconocido aún, incluso por los más jóvenes?
—Es sorprendente el cariño con el que la gente me ha recibido en esos conciertos de amigos en los que me he presentado, como en el de Frank Delgado. También me permite saber que puedo seguir desarrollándome como músico aquí, que Cuba es un escenario donde puedo expresarme como antes, después de haber estado alejado físicamente un tiempo.
—¿Podrías definirme tu significado de Patria?
—La patria es todo el mundo. Patria puede ser mi casa o puede ser el universo. Soy un ser que pertenece a este mundo, a este universo, y me debo a toda la humanidad. Para mí la patria es la humanidad.
—¿Y Cuba?
—Mi país, el que tengo siempre presente en todos los lugares en los que he estado. Es, además, el lugar desde donde creo que me proyecto verdaderamente como artista. Lo más hermoso que le puede pasar a un ser humano es venir a conocer a este país tan bello.
«Esta pregunta me conmueve porque en algunos coterráneos, con los que he coincidido fuera de la Isla, he observado cierto desdén cuando se habla de Cuba. Para mí es todo lo contrario, hablar de mi nación me llena de orgullo. Cuba es uno de los principales latidos de mi corazón».