El ave rescatada, en el Acuario Nacional. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 21/09/2017 | 06:34 pm
Un pelícano pardo fue oportunamente rescatado de las manos de sus indolentes captores, cuando se disponían a lincharlo a pedradas. Luego de cansarse de su juego macabro, lo colocaron casi moribundo encima de un muro en la esquina de Vista Alegre y Poey, en la Víbora, en el municipio capitalino de Diez de Octubre.
«El jueves pasado, a las cinco de la tarde, un grupo de muchachos traía al pelícano ya muy golpeado y seguía maltratándolo. Mi esposa, Lisette Ben Soria, vio la dantesca escena, me llamó y enseguida varios vecinos acudimos y rescatamos el ave. Lo habían cazado a palos en una playa habanera de Miramar, y estaba agonizando cuando una doctora de la Víbora, Elba, vio lo que hacían y les llamó también fuertemente la atención», explicó Miguel Pulgarón.
Miguel introdujo al ave golpeada en un huacal que improvisó de inmediato. Luego una vecina, Isabel Luna, en su carro particular llevó a Miguel con el pelícano al Acuario Nacional. Allí fueron atendidos muy profesionalmente por las doctoras veterinarias del centro, Liena y Laima Sánchez, quienes les dijeron que era el segundo pelícano pardo que estaban curando allí.
Los abusadores mencionados pudieron trasladar a un ave tan voluminosa, desde el municipio de Playa hasta el de Diez de Octubre, en ómnibus.
Consultado al respecto el biólogo Seriocha Amaro, especialista del Instituto de Ecología y Sistemática del Citma, nos dijo que el animal rescatado es una de las aves más grandes de la fauna autóctona cubana y su nombre científico es Pelecanus occidantalis, aunque es más conocido como pardo caribeño.
Aclaró que aunque a nivel nacional, según lo expresado por él en su libro Lista roja de la fauna cubana, publicado en 2012, nunca se ha categorizado al pelícano pardo como amenazado de extinción, ni aparece en ninguno de los apéndices de la Convención Internacional sobre el Comercio de Especies Silvestres de la Flora y la Fauna, es importante protegerlo.
Esta ave no es apta para consumo humano, por su escasa carne y su sabor desagradable característico. Y preguntamos: ¿Para qué entonces la capturan? ¿Se han puesto a pensar los lectores qué triste sería un paisaje cubano sin sus animales autóctonos?