Acuse de recibo
Celia Rodríguez Tamayo (Calle 27 no. 1611ª, entre 16 y 18, Urbano Noris, Holguín) denuncia en su carta que dos retroexcavadoras Komatsu permanecen abandonadas hace más de tres años en la comunidad La Vietnam, a 37 kilómetros de la cabecera de ese municipio.
«Tras años de olvido, refiere, los vecinos no saben con certeza si pertenecen a alguna dependencia de la industria azucarera o a Riego y Drenaje. Las llevaron con el objetivo de limpiar los canales que rodean dicha comunidad, por la importancia vital de estos; ya que gracias a ese riego lograban buen rendimiento en la caña, y garantizaban los productos de cultivos varios para la alimentación del barrio, y aportar a otras zonas».
Afirma la remitente que una de ellas se rompió, y allí quedaron las dos abandonadas a su suerte, mientras los canales ya no existen, llenos de malezas, y todo menos agua. Y el río está distante solo a unos dos o tres kilómetros.
Y paradójicamente, el barrio sufre hace meses una sequía extrema, que no les permite cultivar ni lo elemental para su subsistencia. El agua para beber se trae desde Cacocum, no se sabe cada qué tiempo. Cuando se puede, y con el consabido gasto de combustible.
«¿Nadie extraña la desaparición de dos retroexcavadoras de su control de medios y recursos? ¿Estas máquinas van a dormir el sueño eterno, abandonadas a su suerte, mientras el deterioro que sufren los canales afecta la vida de la comunidad y al país? Cuando nuestro Presidente llama a pensar y actuar con los requerimientos necesarios para estos tiempos, al parecer no está siendo escuchado por los responsables de situaciones tan tristes y penosas como esta», concluye Celia.
Yagnoy Muñoz Sotelo, vecina de Calle 5ta., Consultorio del Médico de la Familia 4, en el reparto Kilo 12 de la ciudad de Sancti Spíritus, cuenta que en agosto de 2018 realizó un envío, en calidad de equipaje no acompañado, desde la República Dominicana, por medio de la Agencia Cugranca. El mismo incluía un freezer y dos equipos acondicionadores de aire tipo split; de los cuales no recibió uno de los últimos mencionados.
Yagnoy inició su reclamación con la Empresa Aerovaradero S.A., la que le comunicó que debía esperar hasta tres meses, al cabo de los cuales se le daría una respuesta. Ese plazo concluyó, sin que ella recibiera información alguna.
Tiempo después, la clienta se dirigió a Aerovaradero, donde le comunicaron que su daño sería resarcido, y para ello se confeccionó el expediente 1386/2018.
Transcurridos seis meses, Yagnoy se comunicó telefónicamente con Aerovaradero, donde le explicaron que debía esperar por una citación, para recibir un cheque con el monto del dinero que resarciría el daño ocasionado.
«En diciembre de 2019, afirma, me comuniqué nuevamente con Aerovaradero, y para sorpresa mía, se me expresó que la reclamación no procedía; y además, que si no estaba de acuerdo estableciera una queja ante la oficina de Atención al Cliente, a cuyo teléfono llamé en varias ocasiones, pero nunca respondieron».
Yagnoy se pregunta dónde está su split, y por qué si le aseguraron que sería resarcida, su reclamación no procede. Eso requiere esclarecimiento y fundamentación. Era su equipo, y le costó su dinero.
Elvira López Pena (Márquez González, entre Zanja y San José, Centro Habana, La Habana) plantea que en Belascoaín y San Miguel, en ese municipio, hay una edificación deshabitada de tres pisos, cuya fachada está totalmente destruida, incluyendo balcones, al igual que los interiores.
Lo preocupante para Elvira es que por Belascoaín transitan ómnibus y camiones de gran peso que hacen vibrar la calle. La remitente está preocupada por el peligro que ello representa.