El pasado 19 de septiembre, esta columna reflejó la preocupación del lector Jorge Félix Díaz, de la peculiar localidad capitalina de Guanabacoa, acerca del tiempo que lleva cerrada la librería Guamá, la única de ese municipio, por presentar deterioro constructivo de su fachada.
Jorge Félix manifestaba que era muy triste que ese centro cultural permaneciera cerrado tantos meses, en momentos en que el país fomenta y prioriza tanto la lectura.
A propósito responde Reinaldo Rousseaux, director de Cultura en Ciudad de La Habana, quien ante todo manifiesta su satisfacción por que un vecino de Guanabacoa se preocupe por el destino de una librería, que es un centro de fomento de valores espirituales y culturales.
Rousseaux aclara que el pasado 15 de abril dicha librería sufrió severos daños en su fachada y el área del salón de venta, a causa del impacto de un vehículo, que ocasionó la destrucción de la marquetería de aluminio y cristal, y de los muebles de exhibición.
Desde entonces, precisa, el Centro Provincial del Libro inició gestiones para el arreglo de la misma. El 17 de octubre, cuando me escribió el director de Cultura, ya estaba aprobado el financiamiento para esos trabajos. Y se gestionó que la empresa de marquetería y cristal EMPROME lo asumiera, ya con los contratos y cheques en divisa y moneda nacional.
Así, es de sumo interés para la Dirección Provincial de Cultura que la librería, luego de su reparación, vuelva a prestar sus valiosos servicios a la comunidad guanabacoense.
La segunda misiva la envía Eduardo Molina Rojas, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado del Sur, en respuesta a la queja de Félix Pantoja, vecino de Larcada 11706, entre Cotilla y Aldabó, en el reparto Los Pinos, del municipio capitalino de Boyeros.
El pasado 10 de octubre, Pantoja denunciaba aquí la grave escasez de agua que sufrían los vecinos del barrio; y ahora Molina aclara que tal déficit se debía a las bajas presiones del equipo de rebombeo de La Fortuna, por debajo de los parámetros técnicos. Ello provocaba afectaciones en todas las partes altas.
Y el asunto se solucionó con la instalación de una válvula de 8 pulgadas en Aldabó esquina a Larcada, con el objetivo de que aumentaran las presiones para esa calle. El trabajo, subraya Molina, ha beneficiado a familias que dependían de un plan de pipas, y ya en estos momentos reciben el agua por la red, en días alternos. Y aclara que antes de que se publicara la queja, ya se había solucionado el problema.
La tercera carta es la respuesta de Jorge Planells Pedrero, director de la Empresa Provincial de Ferrocarriles Metropolitanos de Ciudad de La Habana, a la inquietud de Daisy Fernández, acerca de la situación que presenta la antigua terminal ferroviaria de Ciénaga, en la capital.
El pasado 21 de julio, Daisy contaba aquí que dicho paradero, famoso por la presencia allí del gran Máximo Gómez en 1899, se ha convertido en una ciudadela. La última vez que ella estuvo en el lugar, con dolor tuvo que apartar unos trapos mojados que habían puesto a secar sobre la tarja que venera la huella del insigne patriota.
A propósito, precisa Planells que en medio de lo más recio del período especial, se decidió facilitar a trabajadores ferroviarios que adecuaran varios locales como vivienda, incluido entre ellos parte de la estación.
Refiere que se reunieron con los vecinos y les explicaron ciertas normas de conducta que deben respetarse allí, y les dieron a conocer el valor histórico de aquel sitio, eternizado en la tarja que venera la huella de Gómez en aquel recinto.
E informa que entre las medidas tomadas con motivo de la celebración del aniversario 170 de la fundación del ferrocarril en Cuba, está el remozamiento exterior de la estación de Ciénaga, que concluyó el pasado 15 de septiembre.