Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Soy muy apasionado, pero la asfixio

Autor:

Mariela Rodríguez Méndez

E.A.: Por tres años mantuve una relación con una muchacha que me cambió la vida. Luché porque nunca había tenido pareja y yo no era su tipo. Se enamoró de mí, pero cometí errores que la hirieron hasta romper conmigo. En ese tiempo ella estuvo con alguien más y yo en fiestas, pero solo. Ahora nos dimos otra oportunidad. Me ha dicho que nadie la ha tratado ni amado como yo. No quiero perderla nunca más y tengo que volver a ganarme su confianza. Pero la asfixio. Soy muy apasionado, no sé dónde empezar. Tengo 30 años.

Ya has empezado a estar para ella con ese amor exclusivo que le ofreces. Hay que dar tiempo y lugar para que se vuelvan a unir los hilos de su red amorosa. No hay manera de precipitar el proceso. No faltarán oportunidades para mostrarse afecto. Deja que el deseo te lleve a mostrarlo sin tanta planificación.

Dice haber ganado su noviazgo por esforzada persistencia. Tal vez supones que sin esfuerzo no te hubiera aceptado. Pensar así es
asfixiante, al querer tapar cada duda, mirada, pensamiento o respiro que no sea hacia ti.

Falta analizar qué los llevó a la ruptura. Es paradójico, si tenemos en cuenta que trabajabas para sostener su ilusión. ¿Guarda relación la apasionante asfixia con esa decepcionante actuación? ¿Tendrá alguna correspondencia con tu creencia de que no eres su tipo?

Tanto sobresfuerzo también puede asfixiar al apasionado que no deja espacio para recibir pruebas de amor. Cuando amamos, estamos en una posición vulnerable, sentimos que quedamos a merced de esa persona. Amar implica convivir con la incertidumbre y aun así apostar, disfrutar, esperar. ¡Hay que tener coraje para amar!

 

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