La vagina, llamada por los taoístas la puerta de jade, es la puerta del templo sagrado, es la puerta de la vida, pues a través de ella recibimos la vida y entregamos la vida
Nos enseñan desde pequeñas a mantener las piernas cerradas, la espalda derecha y el abdomen hacia adentro, esto nos hace perder la movilidad y elasticidad, tanto en la vagina como en el útero. ¡Y ni qué hablar de las modas de la panza chata!
Si sostenemos la vagina cerrada energéticamente, la vida no podrá pasar a través de ella, y en muchos casos hasta generará sicosomáticamente alergias, hongos y llamados de atención para cumplir su cometido: no dejarse penetrar por la vida.
La elasticidad de la vagina es muy importante, y más allá de su anatomía, está dada por nuestra voluntad en dar y recibir.
La vagina, llamada por los taoístas la puerta de jade, es la puerta del templo sagrado, es la puerta de la vida, pues a través de ella recibimos la vida y entregamos la vida.
El corazón y el útero comparten una energía sincrónica, al igual que la vagina y la boca, y el cuello del útero con la garganta.
Cuando aprendemos a cerrar y contener en uno de ellos, a no entregar, esto desemboca en bloqueo energético y en dolor en su reflejo.
El cuello del útero es el canal de comunicación, y por eso es el equivalente a la garganta, por donde pasa la palabra que viene del corazón y se abre en la boca. A través de él, pasa la vida que se gestó en el útero y se abre a la luz por la vagina.
Por eso, cuando aprendes a cerrar unos, los otros se resienten, y no fluyen la vida o el amor.