Planificar los procesos reproductivos es un derecho que toda mujer debe conocer y practicar libre de violencia y estigmas, tal como lo plantea nuestra Constitución de la República
Ser mamá no es un trabajo. Tampoco es un deber, ni mucho menos. Es solo un derecho entre muchos otros.
Oriana Fallaci.
Planificar los procesos reproductivos es un derecho que toda mujer debe conocer y practicar libre de violencia y estigmas, tal como lo plantea nuestra Constitución de la República en su artículo 43.
Incluso antes de llegar a la etapa de plenitud sicológica, social y física para ejercer la maternidad, es importante conocer tu cuerpo y cuidarlo, pues no tiene sentido esperar a que la ovulación te sorprenda, para bien o para mal, mientras aún tienes tantas metas por cumplir antes de convertirte en madre.
En materia de fertilidad, cada fémina responde a ciclos únicos, conectados a su entorno y variables a lo largo de la vida, pero fáciles de descubrir y calcular mes a mes, lo cual te permite propiciar o evitar la fecundación.
La validez de estos métodos naturales está demostrada por milenios en diversas culturas, y por la ciencia actual, en especial cuando los combinas e involucras a tu pareja.
Los fluidos naturales de la vagina cambian en función del proceso ovulatorio. Obsérvalos cada día al despertar y a lo largo de la jornada. El llamado moco cervical propicia el desplazamiento de los espermatozoides y los protege de la acidez vaginal. Mientras más abundante, viscoso y transparente sea (como clara de huevo), mayor es la probabilidad de fecundación.
Este método no es seguro si sueles tener flujos por vaginosis o candidiasis, y puede alterarse si consumes algunos medicamentos, como antibióticos. Por eso es mejor combinarlo con el del calendario, a modo de confirmación.
En un almanaque, anota cada mes el primer día de tu menstruación y promedia cuántos días tiene regularmente tu ciclo (suele ser entre 24 y 31). Cuando ya puedas predecir la próxima regla con bastante exactitud, calcula 14 días antes y esa es la fecha probable de ovulación. Cuatro días antes y cuatro después, el riesgo de embarazo es alto, incluso con condón. El resto son días seguros, incluyendo los de la menstruación. Existen aplicaciones de celular para este cálculo muy confiables.
Es útil sobre todo para mujeres con horarios estables, que puedan medir la temperatura de su boca cada día al despertar, preferiblemente a la misma hora, con el mismo termómetro y antes de salir de la cama, beber cualquier cosa o incluso hablar. Luego de algunos meses de graficar esos datos detectará el día pico de cada ciclo (puede tener un grado más), que suele ser el de la ovulación.
Este método se presta para buscar el momento oportuno de intentar un embarazo, no para evitarlo, y también gana efectividad al combinarse con los métodos anteriores. Como es lógico, cualquier proceso febril o de estrés puede falsear la información.
Si tu intención es evitar el embarazo, en los días de mayor probabilidad de fecundación practica solo sexo seguro: caricias, masturbación, sexting y sexo oral.
Ten en cuenta que si tu pareja eyacula cerca de la entrada de la vagina, el riesgo sigue siendo alto porque toda la zona actúa como un embudo, y lo mismo ocurre con la penetración anal y el coito interrupto, porque los espermatozoides, únicas células humanas con movilidad, viajan por millones y tienen clarísima su misión en cuanto salen de los conductos donde se almacenan.