Generalmente nos fascinan las personas engendradas al mismo tiempo. En este asunto, al parecer uniforme, también hay mucha diversidad, y hay ejemplos curiosos que lo prueban
Crecimos al mismo latido del corazón de nuestra madre.
Daphne Fandrich
Generalmente nos fascinan las personas engendradas al mismo tiempo, a quienes el diccionario describe como nacidos del mismo parto y nombra mellizas si se han originado por la fecundación de distintos óvulos, y gemelas si proceden del mismo óvulo. En este asunto, al parecer uniforme, también hay mucha diversidad, y hay ejemplos curiosos que lo prueban.
Como figuras de circo se trató por siglos a siameses que lograban sobrevivir. Hoy siguen despertando asombro, pero sus familias, la sociedad y la ciencia han aprendido a verlos como sujetos de derecho: dos en uno sin discusión.
Ronnie y Donnie Galyon, los más longevos según el Guines Record, nacieron en 1951 en Estados Unidos y fallecieron en 2020. No les permitieron estudiar porque distraían al alumnado y, sin embargo, lograron vivir de su singularidad, mostrada en ferias y documentales.
Abigail y Brittany Hensel, también norteñas, nacieron en 1990: tienen un cuerpo funcional con dos cabezas, un caso en un millón, y muchos no sobreviven. Ellas comparten la pelvis, tres pulmones, el hígado, tres riñones, los intestinos grueso y delgado, un aparato reproductor y dos piernas, pero cada una domina un corazón, un brazo, una médula espinal, una espina dorsal y un estómago, y además tienen gustos, personalidad y carácter muy diferentes.
Jim Lewis y Jim Springer fueron separados al nacer, en 1939, y criados por familias muy distantes. Con 39 años se rencontraron y descubrieron que además del físico, tenían un recorrido vital muy parecido: recibieron el mismo nombre, trabajaron en el mismo giro, tenían los mismos hobbies, nombraron casi igual a sus respectivos hijos (James Allan y James Allen) y se casaron dos veces con mujeres llamadas Linda la primera y Betty la segunda.
Por su parte Anna y Lucy De Cinque son dos australianas con una extrema codependencia, rara en edades adultas. Ellas decidieron ser espejos mutuos y comparten rutinas, peso, obsesiones, número de teléfono, ropa y accesorios. Se sometieron a las mismas operaciones para reforzar el parecido y viven con un único hombre, del que planean embarazarse y parir a la vez.
Al otro extremo están las mellizas inglesas Lucy y María Aylmer, quienes llevan muy bien el tener una apariencia opuesta: una es morena de rizos oscuros y otra pelirroja de piel blanca. Nacieron en 1997, de padre caucásico y madre trigueña, originaria de Jamaica.
Raymon y Richard Miller son hermanos con gustos y hábitos tan similares que una noche se acostaron con la misma chica... y desde entonces comparten similar disgusto: ¿quién será el padre de la bebé resultante? La prueba de paternidad fue conclusiva: al ser gemelos univitelinos, ¡ambos tenían un 99,9 por ciento de probabilidad!
En contraste, hay mellizos que no comparten papá, y solo si la apariencia es muy diferente se descubre, como ocurrió en Vietnam en fecha reciente. Hay trazas de este fenómeno hasta en la antiguedad, como la leyenda del parto de la reina Leda, según la cual Pólux y Helena eran hijos de Zeus (y por tanto divinos) mientras Cástor y Clitemnestra eran de su esposo, el rey Tíndaro. Los cuatro nacieron el mismo día y los varones simbolizan el vínculo fraternal más allá de la muerte.
Para mayor prueba de diversidad, mellizos y gemelos no siempre comparten cumpleaños. Esa diferencia puede ser de 15 minutos y sin embargo caer en años diferentes, como le ocurrió a Fátima Madrigal (el varón nació a las 11:45 p.m. del 31 de diciembre de 2021 y su hermana esperó al primer día de 2022), o mucho mayor, como los gemelos de Hayley Phillips, que se llevan 51 horas y además uno nació en casa y otro en el hospital.
Incluso hay reportes de partos diferidos porque un bebé nace prematuro y el otro se toma su tiempo para madurar. El récord lo tienen dos estadounidenses que se llevan 95 días: Timothy nació en 1994 y Celeste en 1995.
Otro par de mellizos de Kazajistán (2019) se llevan 11 semanas y, para más sorpresa, la joven madre, Liliya, tiene útero didelfo o dividido, malformación que rara vez permite terminar un embarazo, ¡imaginen dos en paralelo!
Por último les cuento de dos bebés que hicieron sensación en 2014 en Australia: la madre tenía una placenta única porque los fetos provenían de un único óvulo, pero fue fecundado con dos espermatozoides: un X y un Y. O sea, tres juegos de cromosomas, circunstancia que suele ser incompatible con la vida. Este es el segundo caso en la historia de la neonatología, y el primero detectado durante el embarazo.