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Arte y sexo en la antigüedad (III y final)

Dentro de los grafitis de contenido sexual, uno de los íconos más recurrentes es el pene. Su silueta, dibujada en su forma simple o con elaborados detalles que le agregan simbolismo, es un referente que se remonta a siglos. El más antiguo que se conoce tiene 25 y fue hallado en la pequeña isla de Astipalea

 

Autores:

Mileyda Menéndez Dávila
Taymí Bautista García

Una mujer con el corazón roto reparte los pedazos. 

Grafiti moderno

De muy remotos tiempos nos llega la herencia de lo que hoy llamamos grafitis, que con mayor o menor acierto artístico aparecen por doquier en puertas, paredes y muros, plasmando la inquietud del ocasional transeúnte o del artista automarginado que prefiere igualar el anonimato del arte rupestre.

Un grafiti es más que un dibujo, sea abstracto o figurativo. Su mensaje es una especie de protesta al margen de la expresión convencional del arte y cuenta con la complicidad del público para difundir sus códigos. El término es de raíz latina, aunque el fenómeno es mucho más antiguo.

Dentro de los grafitis de contenido sexual, uno de los íconos más recurrentes es el pene. Su silueta, dibujada en su forma simple o con elaborados detalles que le agregan simbolismo, es un referente que se remonta a siglos. En Grecia se han encontrado más de 4 000 falos dibujados con carbón o tallados en diversos espacios naturales y construcciones humanas.

: dos grandes penes grabados en una roca se acompañan de una frase en la que un hombre alardea de su encuentro sexual con otro usando sus nombres reales. ¡A saber el mérito que tal acto representaba para el autor, al punto de canalizar su euforia a través del arte!  

De Pompeya a los memes

En la antigua ciudad de Pompeya, sepultada por la lava del Vesubio hace casi dos milenios, se encontraron gran cantidad de grafitis que contienen desde alardes sobre proezas y dotes sexuales hasta burlas y chismes para ridiculizar a alguien. Había también anuncios de burdeles y campañas políticas.

Un elemento curioso es que muchos de estos grafitis recibieron reacciones en forma de frases o dibujos, curioso antecedente de las dinámicas de nuestras modernas redes, con sus emojis y stickers, algunos de contenido velado o directamente erótico.

Esa costumbre helénica de dejar grabados soeces para la posteridad fue copiada por los romanos, quienes con mucha imaginación aumentaron la diversidad de frases y dibujos en sus graffito, algunos vinculados con el anuncio de prostitutas que expresan de forma sencilla y directa cualidades amatorias.

Otra interesante muestra de dibujo icónico acompañado de una frase enigmática data del siglo VIII antes de nuestra era. Encontrado en la tumba de un adolescente en Pithicoussae, Italia, se conoce como La copa de Néstor, pues su traducción del griego antiguo es: «Una vez, Néstor tenía un recipiente
parecido. El que beba de él será conquistado por Afrodita y su pasión»; lo cual lleva a pensar que el chico había participado en situaciones eróticas que tal vez provocaron su prematura muerte. Lo que no queda claro es si el texto pretende loar al novel amante o ser una advertencia para sus coetáneos.

Esa es otra característica del grafiti en cualquier época: su mensaje puede ser directo o tangencial, basado en códigos circunstanciales. En la antigüedad, a juzgar por lo que se conserva, el contenido explícito tenía una importante carga sexual, a veces con segundas intenciones: insinuaciones y comentarios ofensivos, manifestaciones de las preferencias sexuales de los autores o sus ídolos y modos de insultar a un adversario revelando sus cualidades anatómicas o prácticas que se consideraban poco honrosas para su estatus social.

Ese tipo de representaciones y textos incorporó nuevos soportes (sin renunciar a los anteriores), pero conserva su esencia de descaro, inmediatez y clandestinidad, y aún los más sofisticados cumplen
similar función de rebelde desahogo sobre lo que a todos apasiona y pocos se atreven a comunicar.

Su carácter breve, atrevido y ocurrente se ha visto sublimado en las redes digitales con la invención de los memes, ese nuevo vehículo de la expresión satírica que se vale del sexo  para hablar de temas muy alejados del erotismo, pero con igual carga de polémica manipulación.

Para el profesor de Historia Antigua Angelos Chaniotis, del Instituto Princeton‘s de Estudios Avanzados, esos mensajes ancestrales son como huellas de voces y sentimientos con los que la humanidad logra sintonizar siglos después.

Al interpretarlos podemos acceder al conocimiento de la sociedad desde una arista emocional privilegiada y percibir tabúes, conductas y normas que incluso hoy rigen nuestros actos y perpetúan problemas sociales, y aunque su tratamiento encuentre salidas modernas en la educación, las leyes o el activismo, continúan reflejándose mediante el conciso arte clandestino de las pintadas y las frases chispeantes.

Lea los otros textos de la serie aquí: 

Arte y sexo en la antigüedad (I)

Arte y sexo en la antigüedad (II)

 

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