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Discordancia sí, displicencia no

El término serodiscordante describe a parejas en las que un miembro es seropositivo y el otro seronegativo, en este caso al VIH. Las situaciones que enfrentan sobrepasan los límites cotidianos de otras relaciones, pero pueden sustentarse sobre los mismos cimientos: amor, respeto mutuo y responsabilidad

Autores:

Mileyda Menéndez Dávila
Eliani Pino Hernández

El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.

Federico García Lorca

Se dice que una persona es seropositiva al VIH cuando ha entrado en contacto con el virus de inmunodeficiencia humana y se detectan en su sangre los anticuerpos específicos al mismo. Esto significa que puede transmitir el patógeno a otras personas aun cuando su estado no haya evolucionado hasta la etapa conocida como sida, en la que su condición se manifiesta más claramente y otras infecciones oportunistas ponen en riesgo su vida por incapacidad del sistema inmunológico de detectarlas o combatirlas.

En Cuba se han diagnosticado alrededor de 15 000 personas como positivas al VIH desde el inicio de la epidemia, en 1986. La tasa de prevalencia estimada en la población sexualmente activa es de 0,05 por ciento, y aunque es reconocida como una de las más bajas del mundo, nadie puede asumir que está a salvo si no toma las medidas necesarias para su protección, sobre todo por la vía de las relaciones sexuales.

El término serodiscordante describe a parejas en las que un miembro es seropositivo y el otro seronegativo, en este caso al VIH. Si analizamos las estadísticas, es lógico deducir que este tipo de relaciones son frecuentes.

Las situaciones que enfrentan esas parejas sobrepasan los límites cotidianos de otras relaciones, pero pueden sustentarse sobre los mismos cimientos: amor, respeto mutuo y responsabilidad. Aquí no cabe hablar de lástima o compasión.

Puede que enfrenten además el tema siempre polémico de tener descendencia. Este es un derecho de toda mujer cubana —así lo refrenda nuestra Constitución—, pero en estos casos lo más favorable es que el embarazo sea previamente colegiado con especialistas de diversas disciplinas para elegir el mejor momento, según el curso de la patología y el estado anímico y social de la pareja.

En nuestro país han nacido cerca de 200 bebés de madres seropositivas con padres seronegativos, y cerca de cien de madres no portadoras con padres seropositivos. De estas últimas, el diez por ciento se infectó después. La gran mayoría de esas criaturas se reportan seronegativas en las pruebas que se les hacen sistemáticamente.

Mejor precaver

Estudios psicológicos alertan que en el miembro no infectado de una pareja serodiscordante puede haber cierto deseo inconsciente de adquirir el VIH como una forma emocional de estar más unido al otro.

Pero la entrega y el amor no deben incluir peligros innecesarios para la salud, sobre todo si se razona que multiplicar el virus no ayuda ni física ni emocionalmente. De hecho las parejas en que ambos individuos son seropositivos también deben cuidarse para evitar una posible reinfección con la misma o diferente cepa del virus. De ocurrir esto, la carga viral aumentaría, acortando la calidad y esperanza de vida.

Antes de iniciar una relación serodiscordante —o de seguir juntos si la noticia llegó después—, es importante buscar información sobre los riesgos en ambas direcciones para no exagerarlos, pero tampoco negarlos. Este servicio se puede solicitar de manera confidencial y anónima en cada localidad a través de los Equipos de Ayuda Mutua (EAM).

La palabra sida aún genera pánico en buena parte de la población. La ignorancia sobre el tema puede provocar trabas psicológicas y establecer límites que luego podrían superarse hasta alcanzar una convivencia relativamente normal, siempre que el compromiso con la salud sea mutuo.

Aunque no debe descuidarse el sexo vaginal, el oral y el digital con penetración, de todas las prácticas posibles la que supone una tensión extra es el sexo anal, porque los traumatismos que sufre el recto al ser penetrado, si no se lubrica adecuadamente, aumentan la vulnerabilidad y el riesgo de infección, tanto en parejas hetero como entre homosexuales.

Aunque se trate de un matrimonio estable, el uso del condón resulta indispensable, así como la búsqueda de placer mediante acciones en las que la sangre, el semen y otros fluidos corporales no toquen heridas ni mucosas: caricias, besos, masturbación, juegos de roles...

Gracias a la efectividad e integralidad de los tratamientos, el VIH/sida ha devenido enfermedad crónica, lo cual brinda la posibilidad de que las parejas serodiscordantes puedan gozar, responsablemente, de una relación larga y fructífera.

Fuera del sexo también hay medidas a seguir disciplinadamente, como no tocar la sangre de la persona portadora en caso de una emergencia, ni utilizar su cepillo de dientes. Nada apunta al contagio por usar vasos y cubiertos, compartir la ropa de cama o respirarle muy cerca.

De igual modo es preciso que la persona seronegativa cuide su salud y extreme la higiene del hogar, para evitar riesgos de infecciones respiratorias u otras contagiables que pudieran acortar la vida de su pareja.

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