Pregunte sin Pena Sabías que...
La enfermedad de la adolescencia es no saber lo que se quiere y, sin embargo, quererlo a toda costa.
Philippe J.Sollers
Aún mucha gente en el mundo no asimila muy bien ese asunto del hombre metrosexual y resulta que ya se han inventado otras categorías: metroemocional, retrosexual, vitalsexual, tecnosexual, hombre alfa o beta...
El sentido de esas clasificaciones –todas inventadas por la publicidad y los medios- es reflejar la variedad de expresiones masculinas que hoy existen (más allá de con quien se practica sexo cotidianamente), los diferentes modos de ser y proyectarse como varón en este nuevo siglo.
¿Por qué ahora? Algunos opinan que es una secuencia lógica de liberación: a mediados del siglo XX las mujeres comienzan a construirse una imagen más acorde a sus gustos y comodidades. Luego fueron los homosexuales. Con el nuevo siglo les tocó al resto de los hombres, al menos los que no sienten complejos por tratar de ser lindos y tener modales.
En Cuba, como en otros países latinos, el asunto resulta aún muy confuso. Buena parte de nuestra población cree que el vocablo metrosexual equivale a homosexual, o cuando menos a ser un hombre superficial y narcisista.
Incluso hay quienes los toleran si cumplen determinados patrones de belleza, edad, raza o modo de vida, pero el que queda fuera de esos requisitos es mal visto por sus congéneres cuando adopta la moda metrosexual.
También pasa al revés: hombres que miman su apariencia más allá de lo tradicional pero también se ocupan de alimentar inteligencia y espíritu se sienten ofendidos al ser llamados metrosexuales, como si se tratara de un insulto.
¿Qué es, entonces, la metrosexualidad? Un estilo de vida. El fenómeno no tiene nada que ver con la orientación sexual del individuo ni condiciona su relación con las mujeres. Ya sea gay, bisexual o heterosexual, es un sujeto centrado en sí mismo y obsesionado con su imagen corporal, por lo que dedica mucho tiempo y recursos al cuidado de la piel y a perfeccionar su peinado, calzado, joyas, vestuario y postura, hace dieta, ejercicios y puede llegar hasta a someterse a cirugía estética con tal de lucir perfecto.
Los medios masivos de comunicación y muchas cadenas de tiendas aúpan felices esa proyección de hombre sensible y «conectado» con el lado femenino de su personalidad, algo que para muchas mujeres aumenta incluso su atractivo.
El prefijo metro responde a que la tendencia surgió en las ciudades, donde la publicidad de la industria cosmética y el acceso a gimnasios y estilistas es mayor, y por tanto es más fácil generar dependencia al champú, las cremas, los suavizadores, depiladores, perfumes, tintes... Como que la demanda de productos masculinos crece en un 25 por ciento cada año, más que la de cosméticos femeninos.
Pero lo de «metro» no es el único modo de llamarles: También les dicen hombres «E» por su atención a la estética personal, y en España se utiliza el término metroemocional para aquellos que además de lindos resultan amables, atentos, sensibles, cariñosos, de carácter, decididos, colaboradores, buenos amigos, sinceros y tolerantes.
Si además de ser narcisista resulta un fanático de la nueva tecnología y vive detrás del último celular o computadora de bolsillo, se le conoce entonces como tecnosexual. (Uno de sus paradigmas esenciales es Bill Gates).
El polo opuesto –imagen también construida en los medios- es el hombre retrosexual, (retro significa regreso) que ensalza la belleza masculina en su lado más «salvaje»: aparente descuido de la barba y el pelo, olor natural, ropa muy a lo West, gestos de «macho» tradicional, deportes fuertes al aire libre, colores oscuros para vestir...
En ciertos círculos, a estos hombres retro se les llama übersexuales si manifiestan mucha seguridad en sí mismos, son capaces de lograr cierto cuidado personal -sin exageraciones-, y se preocupan por las causas sociales.
Pero si son arrogantes, inteligentes y aventureros se emplea el término heteropolitan. A estos últimos los caracterizan con una sonrisa de medio lado, cierto aire de seductor irresistible y muy convencidos de que sus defectos son realmente los mejores atributos de cualquier hombre.
Su «pariente cercano» es el llamado hombre Alfa, descrito como fuerte, inteligente, reservado e independiente, que en el fondo es un cavernícola persuadido de su indiscutible prioridad para satisfacer necesidades elementales como comer más y mejor, y elegir a su hembra (porque él no busca una mujer, menos una pareja, dice el diario chileno El Mercurio).
Más allá de la cáscaraMás allá de la apariencia física o el uso de cosméticos, muchos hombres modernos se replantean hoy su sexualidad en términos más profundos, incluidas su relación con la pareja y su rol en el seno de las familias.
Tal es el caso de los vitalsexuales y los llamados hombres Beta. Según el sitio sexovida.com, un hombre Vitalsexual es el que busca una relación de pareja vivificante: Un varón mayor de 40 años bastante activo en su actividad privada y profesional para quien es esencial contar con una vida amorosa y sexual plena.
Por eso se interesa por satisfacer a su pareja, busca la estabilidad y si sufre algún episodio de disfunción sexual lo enfrenta con optimismo y busca ayuda profesional, sin temor a conversar con su pareja sobre esos asuntos.
Curiosamente este epíteto surge en Europa, acuñado por la compañía de productos médicos Bayer Healtcare, que produce y comercializa uno de los medicamentos más populares para la disfunción eréctil.
Como rasgos distintivos de estos varones maduros y vitales, los expertos europeos señalan un alto por ciento de interés en las expectativas sexuales de la pareja, la añoranza por todo lo que hacían en su vida amorosa juvenil y el alto valor que conceden a la espontaneidad y la comunicación franca durante las prácticas sexuales para mejorar cualquier dificultad que enfrente la pareja.
Por su parte el hombre Beta es aquel que desde pequeño nunca destacó por sus cualidades físicas o mentales (más bien era disléxico, torpe, muy delgado o con sobrepeso), pero con el tiempo encontró la fórmula para ser alguien a tomar en cuenta por la familia, las mujeres y amigos.
Este tipo de hombre usa su aparente debilidad o rareza para captar el instinto protector femenino y tener éxito en su carrera. Llega a ganar dinero, suele ser estable y fiel en sus relaciones, y además es muy emocional, rasgo que no esconde porque le permite establecer empatía con quien le interesa.
En realidad, todas estas clasificaciones inventadas en el último decenio son bastante arbitrarias y responden a intereses de mercado más que a patrones psicosociales concretos.
Usualmente es el propio hombre quien se identifica con uno u otro grupo de los descritos y asume su filosofía de vida. Otras veces son las mujeres o las amistades quienes tratan de encasillarlo en una u otra dirección.
Lo cierto es que quedan aún muchos varones que no se hallan a sí mismos en ninguno de esos patrones y sin embargo se realizan en su vida social y sexual sin aferrarse a estereotipos ni complejos banales, tomando de unos y otros lo que en cada caso les parece más conveniente.
Pregunte sin Pena
S.I: Tengo un amigo que ha estado en mi vida por más de 7 años. Desde octavo grado para ser más exacta. En el año que cursaba noveno me declaró sus sentimientos. Me sentí tan impactada y confundida que mi inmadurez me hizo rechazarlo, a pesar de que era correspondido con sus 4 años mayor que yo. Después nos distanciamos. Hace poco nos unimos nuevamente. El acababa de ser engañado por su pasada relación con un amigo. Sin embargo, a pesar del tiempo comprobé que mis sentimientos no han cambiado y no sé qué hacer. Tengo miedo de ser rechazada al comunicárselo. Aconséjeme por favor. Tengo 19 y él 24 años.
El nuevo acercamiento ocurre justamente después de su decepción amorosa. ¿Qué espera de ti? ¿Por qué justamente ahora? ¿Qué lo llevó a retornar? En lo que respecta a ti ¿Qué pasa cuando estás frente a este hombre que no deja de confundirte? ¿Qué representa para ti? ¿Cómo experimentas su presencia? Estas cuestiones pueden conformar temas de conversación entre ustedes.
Ya perdiste la posibilidad de amarlo una vez. No pudiste reconocer tus sentimientos, ni tu confusión ante él. Preferiste rechazarlo y así evitar toda contradicción. Por su parte, él eligió distanciarse sin indagar más.
Ahora tienen una segunda oportunidad, pero siempre existen temores e incertidumbres. Nadie puede asegurarte cómo será el futuro. No podrás saber de antemano su reacción.
Ante las dudas sólo queda elegir una postura: dejas pasar la oportunidad sin saber su respuesta o te enfrentas a él con tus temores hasta tener clara su posición.
La palabra no es la única forma de comunicación humana. A ella la acompañan los gestos, las miradas, la postura del cuerpo, las acciones, los tonos de la voz e incluso los silencios. Todo esto puede aportarte información sobre su interés hacia ti.
Por alguna razón ocurre este reencuentro. La otra vez se distanciaron ante los primeros obstáculos. Ahora tienen la oportunidad de enfrentarse a sus pasiones y temores. Es hora de conversar hasta convencerse y actuar hasta saciarse. Con cordura, con la enseñanza de la experiencia anterior. Los dados están sobre la mesa. Decidan la próxima jugada.
Mariela Rodríguez Méndez, Master en Psicología Clínica, Consejera en ITS y VIH/SIDA, Psicoanalista
Sabías que...
Una nueva versión del condón femenino de la firma Female Health Co, el FC2, obtuvo el pasado marzo autorización para ser comercializada en EEUU, lo que podría impulsar su uso en el resto del mundo, incluyendo las campañas humanitarias en África y otras zonas donde la expansión de la epidemia del VIH/SIDA es una gran preocupación.
El nuevo preservativo está fabricado con un material más blando, lo que lo hará más discreto y confortable, y su precio de venta al público será un tercio menor que el de la primera versión, considerado muy caro: entre 2,80 y cuatro dólares, mientras que el condón masculino cuesta medio dólar la unidad.
El primer condón femenino de esa empresa FC1 salió al mercado en 1993 y se distribuyó en 108 países, pero tuvo poca acogida en Estados Unidos y otros países desarrollados.