Diversos daños en el cerebro pueden ser la causa de ciertos comportamientos reprobables socialmente, algunos relacionados con la sexualidad Pregunte sin pena Sabías que...
El cerebro, ese órgano principal de nuestro placer en todos los sentidos, puede ser también el más recio tirano para molestarnos, sorprendernos e incluso torturarnos.
¿Cuántas veces, en medio de una situación agradable o al menos tranquila, vienen a nuestra cabeza pensamientos desagradables o incómodos sin que podamos evitarlos?
La mayor parte de las veces logramos frenar, espantar o conducir nuestras fantasías hacia un final menos traumático, pero siempre queda la duda de si tendremos algún tornillo suelto en la cabeza.
La realidad es que el sistema límbico, también llamado cerebro emocional, está todo el tiempo generando ideas, posibilidades, hipótesis interesantes, asegura el psiquiatra norteamericano Daniel G. Amen, autor del libro Sexo en el cerebro.
Constantemente estamos imaginando cosas, planeando acciones a veces disparatadas, que no se llevan a cabo gracias a la corteza prefrontal, cuerdo centinela que nos inhibe de decir o hacer todo lo que nos pasa por la mente.
Pero si este juicioso gendarme está dañado o enfermo, ya sea por un accidente o por lesiones cerebrales de cualquier otra índole, la persona está expuesta a todo tipo de situaciones embarazosas, que pueden ir desde ser grosera con alguien gratuitamente, a cometer un acto de suicidio sin tener verdaderas y profundas intenciones de hacerlo.
Según han probado numerosos estudios, la corteza prefrontal no se desarrolla al máximo de sus capacidades hasta después de los 25 años. Es lógico entonces que adolescentes y jóvenes tengan más dificultades para poner riendas a sus impulsos.
La demencia y el mal de Alzheimer, trastornos típicos en edades avanzadas, también se caracterizan por un pobre control de la conducta, incluso en áreas de las relaciones sociales en las que normalmente somos muy medidos, como la expresión de nuestra sexualidad, al punto de llevar a los individuos afectados a expresar groserías al paso de otra persona o a atacarla si despierta su erotismo.
Según explica el doctor Amen, trastornos en otras áreas del cerebro, como el ganglio basal o el giro singular anterior, también pueden conducir a estas actitudes incontrolables y muchas veces penosas para el mismo agresor.
El síndrome de Tourette, por ejemplo, se manifiesta en tics motores, que llevan a realizar compulsivamente determinados movimientos con las piernas, las manos o la cara, e incluso a adoptar posturas sexuales desagradables a la vista de otros.
También produce tics vocales, por los que el individuo se ve compelido a decir cuanto le pasa por la cabeza, a chiflar, soplar, emitir sonidos de animales o palabras soeces la mayor parte del tiempo —lo que se conoce como coprolalia— que no tiene nada que ver con la pobreza de lenguaje y mala educación de que hacen gala últimamente numerosas personas en nuestro país.
Peligrosa obsesiónTambién los desórdenes obsesivo-compulsivos pueden generar comportamientos que hacen difíciles la vida de la persona y su búsqueda de la felicidad. Cifras mundiales aseguran que un alto por- ciento de la población tiene algún tipo de obsesión o de compulsión con la que logra vivir de algún modo, pero en casos extremos estas pueden afectar grandemente su desarrollo profesional y su sexualidad.
Ese «debo hacer tal cosa o siento que me muero» no produce placer en la mayoría de los casos. Muchos reconocen que es un problema, pero no pueden evitarlo solo «poniendo de su parte», como pretende la gente a su alrededor.
Una lectora de una provincia oriental escribió a nuestra sección explicándonos que se había divorciado dos veces porque sus parejas no soportaban lo que ella llamó sus manías. Injustamente, decía, la consideraban celosa, a la manera de la Eloísa de la novela brasileña de turno en la televisión.
Según cuenta, cuando su marido llega del trabajo, ella necesita olerlo de pies a cabeza, ordenar sus cosas en la cartera, preguntarle qué hizo a cada hora del día... «La mayor parte de las veces ni lo escucho o no presto atención a lo que veo, pero no puedo dejar de hacerlo, aunque quiera: me deprimo y la cojo entonces con armar y desarmar cosas hasta que me duermo, y eso le molesta más».
S.O.S. parafiliasLa excitación sexual es una experiencia individual, personalizada. Lo que estimula a unas personas puede no significar nada para otras, o ser considerado aberrante, molesto o invasivo.
Muchos lectores manifiestan tener pensamientos sexuales que consideran sucios, a la luz de la moralidad que impera en la sociedad, y temen relacionarse con otras personas para no hacerlas partícipes de sus fantasías.
Tal es el caso de un joven que sufre porque solo siente placer vejando a su pareja y diciendo cosas desagradables, aunque en su interior reconoce que las mujeres merecen respeto y un trato amoroso. Por eso busca personas que se sientan a gusto con sus características y trata de abstenerse de enamorar a otras muchachas «normales».
La llamada adicción al sexo y las parafilias tienen un alto componente de compulsión u obsesión, por lo que son tratadas clínicamente en forma parecida, explicó a este diario la doctora Elvia de Dios, especialista del CENESEX con una amplia experiencia en estos casos.
Ella afirma que es importante ver a cada quien como lo que es: un ser humano que merece comprensión, y debe ser estudiado y tratado para que pueda relacionarse con los demás de la mejor forma posible.
Casi todos estos problemas tienen una base biológica y pueden ser tratados con medicamentos, a los que se suman varios tipos de terapia conductual, dicen los expertos.
De no buscar ayuda profesional, la persona enferma puede arruinar su vida y la de su familia, tener problemas con la justicia o poner en peligro su salud y la de otra gente, a veces muy cercana y querida para el afectado.
Sabías que... Thomas Beatie, el primer hombre embarazado en Estados Unidos, ya sabe que espera una niña. El equipo médico que los atiende, asegura que ambos están en perfecto estado, pues los niveles de hormonas en el cuerpo de él son normales, a pesar de la testosterona que estuvo utilizando por diez años para su tratamiento como transexual.Según contó en un popular programa de la televisión en su país, Thomas fue inseminado en casa por su esposa Nancy, hace ya siete meses, utilizando semen donado. La decisión de cambiar de sexo (de mujer a hombre) la tomó cuando tenía 24 años, pero entonces decidió no extraer sus órganos reproductores femeninos con la esperanza de tener en algún momento hijos propios. Nancy tenía dos hijas del matrimonio anterior que apoyan a la pareja en esta decisión. A pesar de la situación compleja que están viviendo, ambas consideran que son una familia normal, y están dispuestas a cuidar de su futura hermana, que sin dudas será objeto de la crítica o la curiosidad de muchas personas, afirmaron. La ginecóloga Kimberly James, a cargo del caso, los calificó como un matrimonio muy leal, que merece cuidados médicos de calidad, como todas las personas. Pregunte sin pena A.V.: Mi novio, con el que tengo una relación de tres meses, me ocultó que se había casado por intereses económicos. Él me ha jurado que no la quiere, que solo es un negocio de mutuo acuerdo. Asegura que equivocadamente tuvo intimidad con ella una vez y se sintió muy mal, porque no es su tipo de mujer. No me dijo nada porque temía que lo dejara y ya se había enamorado de mí. Yo siento que es sincero. Todos me dicen que en verdad me quiere. Ahora la mujer está en esta ciudad y él se ha quedado conmigo todas las noches. Él pide que no lo deje. Promete el reencuentro después de su partida. Tengo 19 años.Ahora duerme contigo mientras su esposa (al menos desde el punto de vista legal), lo visita. ¿Es esto señal de que ya lo has perdonado? ¿Ya tienes lo que necesitas para confiar en su palabra? ¿No precisas conocer el punto de vista de ella?Al pedir ayuda, muestras tu incertidumbre a pesar de mantenerte a su lado. Es una relación muy joven aún. Esta mentira, aunque sí es una señal que debe tenerse en cuenta, no significa necesariamente que sea un traidor incorregible.Es importante que definas si estás dispuesta a involucrarte más con él, a pesar de que en el futuro podrías darte cuenta de que su farsa tiene consecuencias, que no es la única o que no cumplió su promesa. Ello implica confianza respecto a su proyecto de vida, después de saber que está casado con una mujer cuya posición desconoces. Por otra parte, aun cuando sea cierta la historia referente a su matrimonio, debes estar advertida de que no existen garantías en el futuro. Las promesas de amor solo nos pueden asegurar el sentimiento presente. Es imposible amar a voluntad para cumplir una promesa.Las relaciones amorosas siempre implican un voto de confianza. En el transcurso de las mismas aparecen elementos para reafirmar o anular ese voto. Solo tú puedes descubrir las condiciones que le pondrás a este amor para alimentarlo. Sabrás también si quieres invertir tiempo en él, a pesar de los riesgos.Mariela Rodríguez Méndez. Máster en Psicología Clínica y Consejera en ITS y VIH/sida.