Con la llegada del verano, el exceso de calor es un enemigo silencioso para el funcionamiento de los ordenadores. JR brinda algunos consejos prácticos para que los protejan mejor
Calor, humedad y polvo. Combinados, estos elementos son enemigos mortales de los equipos electrónicos, especialmente de las computadoras de sobremesa y las portátiles.
Cuando nos adentramos en el verano, y ya el calor más que un hecho se convierte en un calvario diario, conviene repasar una serie de cuestiones para evitar que los ordenadores de la casa o la oficina «fallezcan» víctimas de la temporada.
Si bien estos consejos son muy útiles de cara a la época más calurosa del año, cuando es necesario extremar las medidas de protección a las más de un millón de computadoras que existen en el país —según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información—, también valen en el exánime invierno que llega a este archipiélago cada año.
Las computadoras no van a sudar, como nos pasa a los humanos, por los sofocantes efectos del calor y la humedad, que en Cuba se manifiestan con temperaturas promedio de 32 grados Celsius y una humedad relativa de hasta el 90 por ciento.
Sin embargo, esos equipos sufren por esta época de calentamiento excesivo, especialmente cuando niños y jóvenes disfrutan de sus vacaciones y aumentan el uso de los mencionados aparatos. Por ende, son frecuentes los fallos o roturas de ordenadores entre julio y agosto, aunque muchas veces tales situaciones sean prevenibles con un adecuado mantenimiento.
Y es que si en los humanos la sensación térmica puede provocar que sientan la temperatura hasta cuatro veces por encima del entorno que los rodea, en los ordenadores esto no es un fenómeno ajeno.
Acaso el componente que se debe tomar más en cuenta es la Unidad Central de Procesamiento (CPU, por sus siglas en inglés), pues es la que genera más calor dentro de un ordenador. Si llega a alcanzar temperaturas demasiado elevadas, el CPU puede dañarse irreparablemente o afectar a otras piezas.
Es necesario, entonces, tomar en cuenta que la temperatura ideal de trabajo de una CPU ronda los 40 grados Celsius, y hasta los 80 grados está en un rango normal. Valores por encima pueden dañarla, y una de las señales de que hay problemas con este componente es que el ordenador arranque, trabaje un rato y luego se apague de pronto. Se trata de una medida de seguridad que incluyen los fabricantes para que si la CPU traspasa los umbrales de temperatura permitidos no se estropee, aunque no es infalible. En caso de que a su ordenador le suceda lo aquí descrito, no conviene forzar su uso y es necesario hacer un diagnóstico del equipo.
Sugerimos a los usuarios de ordenadores, además, revisar el estado de la CPU para que se cercioren de que cuenta con la cantidad correcta de pasta de aislamiento térmico y que el ventilador instalado encima del disipador trabaja como es debido. A veces el calor derrite el plástico de los cables de estos ventiladores y dejan de funcionar, lo que daña al procesador.
En cuanto al disipador, presente en la CPU y en otras partes de la placa madre, debe ser limpiado con frecuencia, pues la acumulación de polvo es un enemigo mortal.
Algunas personas, para mejorar el rendimiento de su máquina, ejecutan un proceso conocido como overclocking, consistente en aumentar ligeramente el voltaje del procesador y ventilarlo más para que no genere excesivo calor, lo que incrementa la velocidad del componente por encima de su diseño original.
En este mismo espacio afirmamos que, si bien es verdad que dicha práctica mejora el rendimiento del equipo, hay que tener en cuenta que también puede acortar de manera considerable la vida útil del procesador, además de que se requieren conocimientos avanzados en computación antes de emprender dicho proceso.
Otro componente que «se vuela» dentro de un ordenador es la tarjeta gráfica. La capacidad de este dispositivo para generar imágenes y gráficos tridimensionales de alta calidad es proporcional al calor que genera por la enorme cantidad de procesamiento de datos que realiza, incluso aunque esté asistido de sus propios disipadores y ventiladores.
En este caso, además de la adecuada limpieza, es necesario dar un descanso a la PC cada cierto tiempo para que la tarjeta «refresque».
Y el tercer componente importante en generación de calor es el disco duro, con mención especial para aquellos de gran tamaño.
Tanto el motor que hace girar los discos como la fricción desencadenada por sus cabezales provocan altas temperaturas, especialmente en los que generan más revoluciones por minuto. En este caso la carcasa está diseñada para que expulse el calor del interior del disco y este se refrigere al contacto con el aire. Acaso lo más importante es velar porque esté bien colocado, en un lugar dentro del chasis de la PC donde no se «sofoque».
Las otras piezas que conforman una computadora, como las memorias RAM, la placa base y demás tarjetas adicionales, generan algo de temperatura y contribuyen al recalentamiento a lo interno del ordenador. Los fallos más frecuentes ocurren en el chipset, que por exceso de calor se desprende de sus puntos de soldadura en la placa madre.
Entre las señales de que algo no anda bien en el equipo encontramos que el ordenador se vuelve cada vez más lento, se reinicia solo o genera el fatídico pantallazo azul. Si esto pasa, busque a un técnico antes del «infarto» final de la PC.
Otras medidas de seguridad para alargar la vida útil de los ordenadores son:
1- No deben estar expuestos directamente al sol.
2- Proteja la línea eléctrica a la que están conectados. Evite el exceso de extensiones.
3- No ubique la computadora cerca de un refrigerador. Ambos equipos generan altas temperaturas y el exceso de calor aumenta si están en una misma habitación.
4- Un monitor de tubos de rayos catódicos, los conocidos CRT, genera una temperatura equivalente a la del cuerpo humano. Si en una oficina hay 20 de estos y son usados por el personal, sería como si estuvieran 40 personas dentro. Sepárelos bien de la pared.
5- Que el mueble de la computadora sea bonito no significa que sea correcto. La torre debe ubicarse a más de un metro del suelo para que recoja la menor cantidad de polvo posible. Evite, además, poner un ventilador directamente hacia ella, pues podría quebrar el flujo de aire interno y, con ello, incrementar la temperatura.
6- Si usa una laptop, evite ponerla sobre sus piernas. Acaso obstruya la salida de aire caliente del equipo, y la alta temperatura que genera la batería puede provocarle lesiones con el tiempo. Trate de ubicar debajo del ordenador portátil un disipador con ventilador, que generalmente se conecta a un puerto USB.
Otras medidas, más específicas, incluyen asegurarles a estos equipos una mejor ventilación y climatización siempre que sea posible, además de instalar software que vigile el funcionamiento del equipo.