El Sistema de Alimentación Ininterrumpida muchas veces es el pariente venido a menos en el mundo de la computación
Amontonados en un rincón, obsoletos por falta de una simple batería, mal conectados a la electricidad o simplemente despreciados para primero adquirir un disco duro de mayor capacidad o un monitor ultramoderno, los UPS o Sistema de Alimentación Ininterrumpida (por sus siglas en inglés), muchas veces son los parientes venidos a menos en el mundo de la computación.
Nadie se acuerda de ellos hasta que comienzan a pitar cuando tiene lugar un corte eléctrico o una falla apenas de pocos segundos, o cuando se nota su ausencia al perder precisamente por esos «minúsculos» inconvenientes la información en la cual se trabajaba.
Algunos los llaman «backup» erróneamente, pues en realidad este término se utiliza para designar a las copias de seguridad que periódicamente deben hacerse de la información almacenada en una computadora.
Otros les pican la tercera patica del enchufe, molestos por no saber la importancia que puede tener un cable a tierra. Y los hay que los dejan prendidos todo el tiempo creyendo que así las baterías se cargarán más, sin pensar que están consumiendo electricidad sin sentido alguno.
Los UPS son, en esencia, los desconocidos imprescindibles de la computación que, menospreciados por muchos, ahorran cuantiosos recursos al evitar roturas, alargar la vida útil de los equipos conectados a él e incluso evitar más de un infarto por la pérdida de información.
Tan antiguos como las baterías eléctricas, el principio de funcionamiento de los UPS es esencialmente el mismo: garantizar una fuente continúa de energía a los equipos conectados a él.
En el mundo de la computación entraron casi junto a los primeros y mayúsculos equipos de cómputo, algunos de los cuales ocupaban gigantescas habitaciones, al lado de las cuales había no menos grandes locales destinados a los UPS.
No fue hasta la década de los 80 y años posteriores, cuando se comenzaron a popularizar las computadoras de escritorio, que estos equipos empezaron a alcanzar protagonismo, aunque de manera mucho más lenta, ya que fueron la capacidad de almacenamiento de las PC y la multitud de usos que se les comenzó a dar, las que fundamentaron la necesidad de que la electricidad no fallara.
A pesar de ello los UPS siguen siendo el primer reglón que se suele tachar cuando de aligerar costos se trata en la compra de equipamiento informático.
No faltan los que creen que comprando una regleta de alimentación e incluso un regulador de voltaje ya está todo resuelto, sin darse cuenta que, además de cumplir con esas dos funciones, el UPS protege contra las sobretensiones, picos y bajadas de corriente, la causa de muerte más frecuente de los componentes electrónicos.
En caso de ocurrencia de estas, no solo la placa base puede ser afectada, sino también el monitor, los altavoces, micrófonos, impresoras y accesorios alimentados eléctricamente y que no están debidamente protegidos.
Y es que los sistemas UPS proporcionan una fuente de energía pura, incluso si la energía se ausenta por solo instantes, además de ahorrar un tiempo considerable de trabajo, ya que con un simple pestañeo un equipo puede apagarse, perdiéndose entre tres y hasta diez minutos en lo que se vuelve a prender, reinicia el sistema, abren los programas que trabajábamos y recuperamos —casi siempre de forma incompleta— lo que estábamos haciendo.
Son muchas molestias que pueden ser causadas por apenas dos segundos sin electricidad y la ausencia de una unidad UPS.
Uno de los elementos que más importa y además influye en el precio de la UPS es la capacidad de almacenamiento de la batería, lo cual determina su duración.
Mientras mayor sea esta, por lo general es más elevado su precio en el mercado, aunque también influyen otros factores como el reconocimiento de marca.
Para sistemas que incluyen una computadora de escritorio con su monitor e impresora, basta una UPS pequeña, la cual después de estar cargándose durante unas ocho horas puede dar una autonomía de trabajo de entre diez y 20 minutos sin corriente eléctrica.
Las hay ya que vienen con conectividad USB, mediante la cual se pueden enlazar con la computadora, en especial si estas tienen instalados sistemas operativos Windows XP o superiores, desde los cuales se programa la activación del UPS y su funcionamiento, aunque también existen programas para otros sistemas, incluyendo los basados en GNU/Linux, que nos pueden ser útiles.
A su vez otras fuentes incluyen una abertura para proteger también los modem externos y hasta las líneas telefónicas, evitando la posibilidad de un impacto negativo como resultado de una descarga eléctrica.
Entre los errores más frecuentes que se dan está el de conectar varios UPS a una misma toma de energía, lo cual señalan los expertos no es lo más correcto, ya que reduce la capacidad de respuesta de ellos.
Otro elemento negativo es colocar una regleta a la fuente de respaldo y en esta insertar cuanto equipo se nos ocurra, sin pararnos a pensar que así también reducimos su tiempo de vida útil.
No faltan los que creen que se ha roto irremediablemente cuando dejan de reaccionar y no prenden, ante lo cual el primer paso es revisar el fusible que traen incorporado, generalmente de muy poco amperaje, colocado para su propia protección ante sobretensiones.
Igualmente se recomienda ubicarlas en sitios donde circule el aire, para evitar el recalentamiento de las baterías y la reducción de su vida útil, así como limpiar con frecuencia las aberturas destinadas a que circule el flujo caliente.
La forma de conexión ideal es asegurarse primeramente que el toma al cual se vaya a enchufar tenga correctamente instalada la tierra física, que igual se puede hacer por uno mismo clavando en la tierra una varilla de acero y tendiendo un cable hacia el tercer enchufe del tomacorriente.
Si puede, para rentabilizar más su inversión, incluya primero un dispositivo regulador de voltaje, preferiblemente de los destinados a equipos de refrigeración, los cuales se «disparan» ante una alta o baja tensión, y por ende constituyen una protección más para el UPS, que verá así multiplicada su eficacia.
Pocas empresas y entidades en Cuba contabilizan cuánto significa para ellas las pérdidas en equipamiento debido a errores o sucesos electrónicos.
A eso habría que agregarle los recursos en variable horas/eficiencia/ganancia que se desperdician cuando un ligero pestañeo de corriente apaga los equipos sin protección.
Es por eso que las UPS no constituyen un lujo, como algunos creen, o un equipo que agregar, tanto para empresas como para particulares, cuando se trata de hacer una inversión en computación, que por lo general conlleva una erogación extraordinaria.
Llama la atención además la ausencia casi total de UPS en las redes de venta para estatales, pero en especial en tiendas recaudadoras de divisas destinadas a la compra por parte de la población, que solo han ofertado estos equipos de forma esporádica —sin contar con su elevado precio—, algo especialmente sensible, pues estos componentes, por el elevado peso que implican sus baterías, pocas veces viajan en los maletines de quienes tienen la posibilidad de adquirirlos allende las fronteras.
Así, una parte tan especial de un dispositivo informático, cuya función va más allá de meternos en una carrera contra el tiempo cuando se ausenta la corriente, está casi ausente de muchos lugares, aunque tampoco faltan los que prefieren comprar un monitor más grande o «ampliar» el disco duro, antes que considerar la compra de un sistema UPS y proteger su computadora, los datos y su tiempo.