Con la edad se registran tres cambios en la memoria que se consideran normales
Muchos perdemos y olvidamos cosas varias veces al día, pero ¿cómo saber cuándo se trata de un despiste por mera distracción y cuándo de un incipiente problema de salud? Las respuestas las reveló Andrew Budson, profesor de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, en su libro Siete pasos para administrar su memoria: qué es normal, qué no y qué hacer con eso, publicado en 2017.
Según el experto, para quien la memoria alcanza su punto máximo a los 20 y a partir de ahí disminuye en una línea bastante recta, con la edad se registran tres cambios en la memoria que se consideran normales:
La gente empieza a necesitar que le repitan algo varias veces para poder almacenarlo en la memoria; cuando intentamos recuperar un recuerdo tardamos un poco más en conseguirlo; y necesitamos una pista para poder recuperar la información. En cambio, dice, existen problemas de memoria que no son normales, como cuando tras repetir la información, darle tiempo a la persona para buscarla o facilitarle pistas, no logran recuperarla.
También, advierte, no todos los trastornos de la memoria están relacionados con la edad o la demencia: la depresión y la ansiedad, la falta de vitaminas, o el hipotiroidismo, así como los efectos secundarios de ciertas medicaciones, pueden causar este tipo de males que, afortunadamente, son tratables.
Budson enuncia dos señales de alarma para identificar que estamos ante un padecimiento: cuando la gente tiende a repetirse, a hacer las mismas preguntas constantemente o a contar las mismas historias una y otra vez sin darse cuenta; y cuando pierde la capacidad de hacer algo que antes sí podía hacer.