Fomentar la cultura en torno a las tecnologías nucleares en todos los públicos y empoderar a la mujer del sector desde el conocimiento son los objetivos esenciales de Win Global, una red a la que Cuba pertenece y mucho le ha aportado desde los resultados científicos de sus profesionales
Tres variedades de arroz, de las cuales una es tolerante a la salinidad y otra a la sequía y altas temperaturas… Cinco variedades de tomate de buen comportamiento en condiciones de bajos suministros de agua y fertilizantes químicos… Seis variedades de soya de ciclo corto y buen comportamiento en condiciones de bajos suministros de agua y fertilizantes químicos… Las primeras tres variedades cubanas de Flor de Jamaica...
Son estos algunos de los resultados científicos que el país le agradece a la ingeniera en Agronomía y Doctora en Ciencias Agrícolas María Caridad González Cepero, quien ha recibido el premio WIN Cuba y hoy, con 73 años, permanece trabajando en el Departamento de Genética y Mejoramiento del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas, donde comenzó en enero de 1992. Es, además, la primera cubana en recibir el premio OIEA FAO, entregado en 2014, por los resultados científicos introducidos en el área de la seguridad alimentaria.
«Aunque inicialmente pensaba estudiar Química industrial, me alegró mucho haber estudiado Agronomía, pues nuestro país es eminentemente agrícola y el trabajo realizado por un agrónomo es muy dinámico. Cada día se presentan nuevas problemáticas a resolver y he tenido la posibilidad de realizar investigaciones que contribuyen a incrementar la producción de alimentos a partir de los programas de mejoramiento realizados.
«Mi principal aspiración es contribuir a garantizar la soberanía y seguridad alimentaria de nuestro país mediante la obtención de nuevas variedades de diferentes cultivos de importancia alimentaria, con altos rendimientos y calidad, en condiciones de estrés ambiental. Y busco lograrlo con tecnologías de producción amigables con el medio ambiente, y continuar trabajando directamente con los productores, que son los que hacen realidad nuestros sueños. Esa es mi prioridad.
«Me interesa, además, contribuir al fortalecimiento de la familia nuclear en nuestra región y que los productores sigan formando parte activa de nuestras investigaciones», aseveró a JR.
Quienes la conocieron en su juventud, en aquel establecimiento de la Empresa Productora de Semillas Varias en Bolondrón, cuando se iniciaba en la vida laboral, deben sentirse orgullosos con cada reconocimiento recibido, como los dos premios otorgados por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), los dos del Ministerio de la Agricultura, los cinco del Citma a nivel provincial, dos del Fórum Nacional, el WIN Cuba y la orden Carlos Juan Finlay.
Como experta de la OIEA, María Caridad ha mostrado cómo emplear las técnicas nucleares en la agricultura. Gratificante para ella ha sido también garantizar la formación de profesionales, técnicos y productores.
«Considero que la red WIN es de gran importancia, pues consolida el trabajo de la mujer en la esfera nuclear y logra la integración de las jóvenes. Eso es muy importante para asegurar la continuidad y fortalecer la participación de la mujer en la aplicación de las técnicas nucleares en diferentes esferas».
—¿Qué representa para Cuba el premio WIN?
—Me fue otorgado ese reconocimiento por los resultados en la obtención de nuevas variedades mediante el empleo de técnicas nucleares y el impacto de estas en la producción de alimentos.
«Además de un regocijo personal, este premio resulta de gran importancia para las mujeres trabajadoras de la esfera nuclear, pues es un reconocimiento al esfuerzo realizado, a pesar de las serias limitaciones enfrentadas. Para Cuba significa un logro en la formación de la mujer y muestra los resultados del trabajo del sector femenino en esta importante rama.
«La mujer juega un papel esencial en el sector nuclear en Cuba, por los resultados relevantes obtenidos en diferentes especialidades. Nosotras hemos apoyado a otros países con transferencia de tecnologías y formación de profesionales en la especialidad nuclear, y eso nos ha permitido alcanzar un gran reconocimiento social a nivel nacional e internacional.
«Hemos demostrado que, a pesar de las responsabilidades en el hogar y para con la familia, hemos sido capaces de obtener resultados relevantes en el sector. Probamos con creces nuestra fortaleza y capacidad de sobreponernos a las dificultades, lo que pone de manifiesto la importancia de la mujer en la sociedad».
María Caridad, como otras mujeres dedicadas al sector nuclear, integran la organización internacional Mujeres en lo Nuclear (WIN, por sus siglas en inglés), cuya sección en Cuba está presidida por Berta García Rodríguez, funcionaria de la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (Aenta).
Con sede en la Aenta, en la capital, esta sección se suma, como toda la red a nivel mundial, a fomentar la cultura general sobre el uso pacífico de la energía nuclear y sus beneficios para la vida, en particular su aceptación pública, especialmente en las mujeres y las generaciones jóvenes.
García Rodríguez explica a Juventud Rebelde que Women in Nuclear surgió en 1993 en Londres y es una organización global, sin fines de lucro, que apoya y alienta a las trabajadoras en las industrias de ese tipo en el mundo. Cuenta con 35 000 afiliadas de 109 países y tiene como objetivo promover la comprensión y la conciencia pública sobre las ventajas de las aplicaciones nucleares y de radiación a través de redes nacionales, regionales e internacionales.
«El 13 de julio de 2018 se creó la Red de Mujeres Cubanas en lo Nuclear, y al año siguiente fue reconocida en la Asamblea General de la Win Global. La red trabaja en varios sentidos: fomentar la cultura en torno a las tecnologías nucleares en todos los públicos y empoderar a la mujer del sector desde el conocimiento».
«Las mujeres en el sector nuclear en Cuba nos hemos ganado el respeto y la admiración de quienes trabajan día a día con nosotras en los proyectos de investigación, los servicios científico-técnicos y las producciones especializadas, tanto en las técnicas nucleares como las afines. Aunque las especialidades podrían parecer a primera vista que no son las más escogidas por las mujeres, en este sector, como en muchos otros en nuestro país, la mujer ha sabido dar el paso al frente».
Para la ingeniera en Electrónica Angelina Díaz García no puede pasar un día sin reafirmar que la participación de las mujeres en la ciencia y la tecnología, especialmente en el campo de las aplicaciones nucleares, es crucial para garantizar un futuro seguro y sostenible. «Nuestro enfoque y nuestro pensamiento diverso pueden llevar a soluciones más integrales y abarcadoras en este campo».
Miembro de WIN Cuba desde sus inicios y después de una larga carrera como investigadora, la mayor aspiración de Angelina es coadyuvar con su experiencia y conocimientos a la preparación de los jóvenes que eligieron esta sacrificada y gratificante profesión.
«La red WIN Cuba reúne y compromete a las mujeres que trabajamos en el sector nuclear, las más experimentadas y las más jóvenes. Esta comunicación se amplía también a las del sector nuclear de Latinoamérica y otras regiones por medio de los mecanismos de cooperación técnica impulsados por el OIEA.
«Muchas de las soluciones logradas en los diferentes campos de aplicación de la energía nuclear las tienen colectivos liderados por mujeres o con amplia participación femenina. En el ámbito de las aplicaciones nucleares en la medicina, la agricultura, la protección radiológica y otras, la presencia y participación activa de las mujeres es de suma importancia. Y en nuestro país hemos demostrado una capacidad sobresaliente para innovar y contribuir con soluciones científicas y tecnológicas en beneficio de nuestro pueblo».
Angelina recuerda cuando integró el colectivo de estudiantes, preparándose para apoyar desde la ciencia y la técnica el Programa Nuclear Cubano, que contemplaba el desarrollo de la energía nuclear y sus diferentes aplicaciones en los campos de la medicina, la agropecuaria, la industria y el cuidado del medio ambiente.
«Inicié mi vida laboral en 1985 en el Instituto de Investigaciones Nucleares, que es en la actualidad el Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear (Ceaden). Allí me especialicé en el desarrollo y reparación de detectores de la radiación ionizante, instrumentos complejos que permiten identificar y cuantificar las radiaciones. Ello conlleva la asimilación de la física nuclear, la física del estado sólido y la instrumentación nuclear.
«En esa institución transité por las diferentes categorías de investigación, y logré la categoría de Profesora Auxiliar del Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas (InSTEC), hoy perteneciente a la Universidad de La Habana.
«A la par de mi trabajo como investigadora ocupé varios puestos de dirección, hasta asumir la dirección del Ceaden. En octubre de 2002 ocupé el puesto de presidenta de la Aenta hasta 2007, cuando viajé a España para terminar mi doctorado en Física.
«A mi regreso me incorporé nuevamente al Ceaden como investigadora, hasta que en 2015 volví a ocupar la dirección del Centro. Luego fui nombrada directora del Centro de Estudios Avanzados de Cuba, cuya función fundamental es la introducción de las nanotecnologías en todas las esferas de la vida socioeconómica del país», resumió.
Merecedora también de varios premios de la Academia de Ciencias de Cuba y miembro titular en 2018 en la Sección de Ciencias Técnicas, Angelina posee la Orden Carlos Juan Finlay, entre otros reconocimientos.
—Si tuviera que mencionar un suceso trascendental en su fructífera carrera como investigadora y directiva, ¿cuál sería?
—En el año 2021 logramos sustituir toda la importación del diagnosticador para extracción magnética de ARN en las pruebas de PCR por un diagnosticador cubano con la aplicación de la nanotecnología. Eso ayudó a un importante ahorro de divisas al país. Por este resultado obtuvimos varios reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Innovación Tecnológica. Además, lo más relevante fue ver cómo en los tiempos tan difíciles de la pandemia el colectivo logró aunar fuerza para entregar al país este reactivo para más de 25 000 determinaciones diarias.
Un día, Berta García, la presidenta de WIN Cuba, llamó a Lidia Lauren Elías Hardy para comunicarle que había sido propuesta por el comité ejecutivo de la red como representante de Cuba a las elecciones del nuevo capítulo regional que se organizaba.
«En mi presentación a la red planteé que era un honor para mí formar parte del comité ejecutivo, pero lo más importante era el reconocimiento para Cuba, al ser elegida una de sus profesionales para formar parte de esa dirección. Y lo dije de corazón, pues es un reconocimiento a la mujer nuclear cubana, que ha brindado su colaboración como experta, como estudiante, como técnica, como docente, como científica en diferentes actividades desarrolladas en Cuba y en los países de la región».
Lidia Lauren es ingeniera termoenergética, con especialización en Automatización de procesos para centrales nucleares. Es, además, máster en Ingeniería y Doctora en Ciencias Técnicas, profesora titular y consultante del InSTEC.
Cuando cursaba el séptimo grado, en la escuela vocacional Vladimir Ilich Lenin, participó en la construcción de la minicomputadora CID 201A. Ella soldaba los diodos que conformaban la memoria y entonces aprendió a programar con el lenguaje LEAL. Fueron esas motivaciones suficientes para elegir la carrera de Sistemas automatizados de dirección de procesos termoenergéticos en centrales nucleares, que se estudiaba en la antigua Unión Soviética.
«Quería estudiar una carrera en la que la computadora se utilizara para la dirección de procesos en instalaciones industriales. A mi regreso de Moscú, comencé a trabajar en la Facultad de Ciencias y Tecnologías Nucleares de la Universidad de La Habana, actual InSTEC.
«He trabajado como profesora desde mi graduación, profesión que nunca he abandonado y de la cual estoy enamorada. Fui asesora del Rector, primero para la actividad de investigación, luego en la docencia y en los últimos cinco años en la actividad de planificación estratégica.
«Mis aspiraciones siempre han sido modestas. Me interesa brindar mis conocimientos y esfuerzos en la formación de mis estudiantes, tanto de pregrado como de posgrado, así como contribuir al desarrollo de las ciencias y las tecnologías, no solo nucleares, pues he realizado aportes en las áreas de centrales eléctricas, petróleo, neurociencias y la gestión de organizaciones, a través de la ejecución de proyectos, dirección de tesis de grado, maestría y especialidades de posgrado».
Lidia Lauren ostenta la distinción Por la educación cubana, y la medalla José Tey, reconocimientos obtenidos por su trabajo como experta durante más de diez años en el programa ramal nuclear. Recientemente recibió el sello conmemorativo por el aniversario 295 de la Universidad de La Habana.
«Durante mis inicios laborales, estuve como secretaria de la comisión de instrumentación durante la discusión del proyecto de automatización de la central nuclear de Juraguá, y en la comisión para el proyecto del entrenador checo de esa central.
«Otro momento importante fue cuando fui seleccionada secretaria de la Asociación de creatividad científico–técnica, dedicada a la formación y divulgación de temas relacionados con el desarrollo de la creatividad en los profesionales».
En 2000, con solo 38 años, Lidia Lauren recibió la medalla 23 de Agosto, de la Federación de Mujeres Cubanas, por la actividad que venía desempeñando en la base, en el municipio de Playa. «La defensa de mi tesis de doctorado fue un hito importante en mi vida profesional, pues trató temas relacionados con la gestión del conocimiento para el sector nuclear, y tuvo como objetivo preservar ese saber, ya que este se ve afectado por el envejecimiento de los profesionales y el éxodo del personal.
—¿Cuán importante considera que es la red para las mujeres del sector nuclear?
—La red WIN Cuba es vital para el desarrollo de la mujer que se desempeña en las actividades nucleares, pues además de contribuir al crecimiento científico–técnico propio de estas especialidades desarrolla mecanismos, actividades, herramientas y empodera a la mujer nuclear en su entorno. También ayuda al intercambio sobre problemas comunes presentados durante el ejercicio de la profesión y la vida laboral en los diferentes centros.
«Para mí es una oportunidad de acercarme al desarrollo alcanzado por mujeres que han sido mis estudiantes, tanto de pregrado como de posgrado, y conocer otras que, aunque no fueron formadas como nucleares, desde sus inicios en otras disciplinas han contribuido y contribuyen al avance de las aplicaciones de las ciencias y tecnologías nucleares en diferentes esferas económicas y sociales, en el país y en otros países.
«Ha sido una política del país permitir que las mujeres estudiemos carreras antes consideradas solo para hombres, como la ingeniería en centrales nucleares, estudiada en los extintos países socialistas o luego en nuestro país. Y resulta interesante encontrar en cada grupo de estudiantes siempre al menos una mujer.
«Las mujeres en el sector nuclear se desempeñan en cargos técnicos y administrativos. Son varias las que han obtenido reconocimientos nacionales e internacionales, por su labor profesional.
«Agradezco infinitamente a las mujeres del sector nuclear cubano y latinoamericano que han depositado su confianza en mí para contribuir al empoderamiento femenino y la divulgación de las aplicaciones nucleares. Hemos demostrado que con nosotras se puede contar y que mucho podemos aportar».
«Las mujeres en el sector nuclear en Cuba nos hemos ganado el respeto y la admiración», asevera Angelina Díaz.
«Agradezco a las mujeres del sector nuclear cubano y latinoamericano que han depositado su confianza en mí», confesó Lidia Lauren Elías.
«Haber recibido el premio WIN es importante para las mujeres de la esfera nuclear en el país», expresó María Caridad González.
Unirnos a Win Cuba es, ante todo, un reconocimiento a la mujer nuclear cubana, comenta Berta García, presidenta de WIN Cuba. FOTOS: Pablo Massip