Si algo pudiera emular la velocidad con que este el nuevo coronavirus SARS-CoV2 se ha expandido por el mundo, sería el ritmo de la carrera médica por darle caza. Apenas si se estima, por ejemplo, el esfuerzo en logística, con la construcción de hospitales en poco tiempo, por parte de China, o los miles de doctores y personal sanitario que laboran en horarios de locura para contenerlo, el empeño humano viene a ser mucho mayor y más intenso que la rapidez virulenta.
Y no es una exageración de entusiasmo. Repasemos esta vez el camino que recorren los ensayos más prometedores para hallar una vacuna, otra de las búsquedas que la ciencia lleva a toda carrera contra la COVID-19.
Proyectos de vacunas chinos
- El Ministerio de Defensa de China aseguró el pasado martes que ha producido con éxito una vacuna contra el SARS-CoV-2, y que el próximo paso de este ensayo serían las pruebas en humanos, en una fecha no anunciada.
- Este proyecto de vacuna fue desarrollado por el equipo de investigación de la Academia Militar de Investigación Médica, dependiente de la Academia Militar de Ciencias, y, según la epidemióloga Chen Wei, líder de ese grupo científico, cumple con los estándares internacionales y las regulaciones locales.
- Las autoridades sanitarias chinas confirman que esta vacuna, una vez aprobada, estaría lista para «una producción a gran escala, segura y efectiva».
- Otros proyectos chinos vienen en camino: las universidades de Pekín, Tsinghua y Xiamen, junto al Ministerio de Educación han anunciado que en abril se pondrán en marcha las pruebas clínicas para comprobar la eficacia de varias vacunas en las que han venido trabajando.
- Una de estas propuestas parece también muy prometedora: la creada en la plataforma mRNA a partir de proteínas virales derivadas de las proteínas estructurales del SARs-Cov2, esta candidata se halla en experimentación con animales y será probada el próximo mes.
Proyecto de vacuna cubana
- Cuba tiene ya su propio proyecto de inmunización en camino, a cargo del prestigioso Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), que ha anunciado este jueves que trabaja en un diseño medicamentoso con plataforma basada en partículas semejantes al virus, capaces de estimular el sistema inmune.
- Según explicó a Cubadebate el director de investigaciones biomédicas del CIGB, Gerardo Guillén, el proyecto se desarrolla por inmunización a través de la vía nasal, una modalidad en la que el país tiene amplia experiencia.
- Este diseño podría contar con el apoyo de científicos chinos para realizar la vacuna en conjunto con el centro de investigación y desarrollo mixto, ubicado en esa nación.
Proyecto estadounidense y el nacionalismo extremo
- El centro de investigación que la organización Kaiser tiene en Seattle, Estados Unidos, anunciaba el pasado lunes que comenzaba la prueba en humanos de su propio proyecto de vacuna. Esta candidata sería probada en un grupo de 45 voluntarios sanos, de los cuales cuatro fueron inyectados el propio lunes.
- La polémica seguía al anuncio de este proyecto, respaldado directamente por el presidente estadounidense, Donald Trump, pues al parecer eludía un paso esencial en la metodología de conseguir una vacunación exitosa: la prueba en animales.
- La empresa biotecnológica detrás de esta investigación, Moderna Therapeutics, intentaba defender su proyecto al afirmar que la base de esta vacuna era prexistente, y, por ello, la prueba animal ya había sido realizada mucho antes.
- Este proyecto de inmunización no puede causar la covid-19, pero contiene un código genético inocuo copiado del virus que causa la enfermedad.
- En otras naciones del mundo, igualmente, los científicos trabajan sin descanso para conseguir el objetivo de un tratamiento preventivo al ciento por ciento. La farmacéutica francesa Sanofi y el laboratorio estadounidense Regeneron anunciaron el lunes que iniciarían ensayos clínicos en varios países de Europa con un anticuerpo monoclonal creado juntos.
OMS y el llamado a la hermandad
Tedros Adhanom considera que el nuevo coronavirus requiere que nos unamos para combatirlo.
Si algo, además del esfuerzo, llamaba la atención de esos intentos de hallar una solución definitiva, era también lo particular de los anuncios, realizados desde cada nación por separado en un tono algo individualista que se leía a medias.
Puesto que tanto la ciencia como las amenazas de salud son un problema global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizaba el miércoles su propio anuncio de varios proyectos, con el énfasis en un elemento imprescindible del mundo científico: la cooperación.
«Este virus nos presenta una amenaza sin precedentes. Pero también es una oportunidad inédita para unirse como uno contra un enemigo común: un enemigo contra la humanidad», expresó Tedros Adhanom, máximo representante del organismo sanitario mundial.
El directivo destacó ese elemento esencial de la ciencia actual que es la comparatividad, un rasgo científico solo posible a partir de la colaboración, pues, como explicó Adhanom, muchos ensayos que se realicen de formas diferentes pueden no aportar evidencia clara y sólida que se necesita sobre los tratamientos.
Por ello, el anuncio de la institución intentó poner los puntos sobre las íes de las deficiencias anteriores: «la OMS y sus socios están organizando un estudio en muchos países en el que algunos de estos tratamientos no probados se comparan entre sí y está diseñado para generar los datos sólidos que necesitamos, para mostrar qué tratamientos son los más efectivos».
Este proyecto se denominará precisamente Solidaridad, y proporcionará procedimientos simplificados para permitir que incluso los actores más sencillos participen.
En cualquier caso, ya se imponga la cooperación, que está en el centro mismo del espíritu científico, o llegue primero a la inmunización una compañía privada, la espera llevaría al menos de 12 a 18 meses.
La esperanza sí está en camino, viene vestida de prevención, en primer orden y, en segundo lugar, de hermandad investigativa.