Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Dulces noticias contra la diabetes

Cerca de 422 millones de personas en el mundo sufren esta enfermedad crónica

Autor:

Iris Oropesa Mecías

Agarraba la cola de su vestido en un brazo para poder caminar entre las decenas de invitados a la fiesta. En la otra mano sostenía dos pasteles que no acababa de comer entre la algarabía. Había algo en el modo en que se acomodaba para pasar que delataba que se sentía especial con aquel peinado de película y el maquillaje digno de las youtubers del momento.

El muchacho que la observaba moverse de un lado a otro del salón, Ariel, la hacía sentir positivamente vigilada. Y todo hubiera sobrepasado sus expectativas de no ser porque al terminar de degustar el segundo pastelito, se desmadejó en medio de la sala como un pajarito muerto.

«Alcánzame la insulina, corre». Era una rutina de emergencia que todos en su familia sabían de memoria. «Es que es diabética».

Lo cierto es que de haber vivido antes de 1922 la historia de la quinceañera hubiera terminado de un modo mucho más terrible que un desmayo temporal. En los tiempos en que no existía la insulina, el diagnóstico de la diabetes era una verdadera sentencia de muerte con muy poco tiempo de supervivencia.

Se atribuye al doctor Frederick Banting, ganador del Nobel de Medicina, y a su equipo de la Universidad de Toronto, en Canadá, haber aislado por vez primera la hormona pancreática insulina, y convertirla en un medicamento inyectable que alargó la vida de muchas personas.

Aunque desde finales del siglo XIX la relación entre el páncreas y la diabetes estaba descubierta, y se debate cuál de los doctores del equipo fue verdaderamente el pionero de la experimental inyección, lo cierto es que después del ensayo con un perro al que se había extirpado el páncreas, y finalmente con un vecino del doctor Banting que padecía de diabetes, hacia mediados del siglo XX los números de muertes por diabetes cambiaron drásticamente.

Los pacientes con instauración de la diabetes mellitus a los diez años de edad habían prolongado su esperanza de vida en 34 años adicionales; en 26 años para aquellos pacientes diabéticos diagnosticados a la edad de 30 años, y, finalmente, en ocho años adicionales para aquellos otros con el diagnóstico inicial a los 50 años de edad.

¿Que por qué hablamos de esto? Pues porque cerca de 422 millones de personas en el mundo sufren de diabetes, según los datos de la Organización Mundial de la Salud. Y porque las previsiones sobre esta enfermedad anuncian que podría duplicarse en los próximos 20 años y convertirse en la séptima causa de defunción en el mundo para 2030. Y de paso, porque la primera inyección de insulina se realizó un mes de noviembre de 1922, y desde entonces no es poco lo que hay que decir sobre la diabetes, y sobre los nuevos tratamientos para vencerla.

Un jugoso estudio

Precisamente este año, el Día de la diabetes, el 14 de noviembre, no tuvo que dedicarse solo a la concientización y la prevención, sino también a las buenas noticias.

Desde España, un ensayo de medicamento para intentar la cura definitiva de esta enfermedad llegó a los medios informativos desde inicios de este año.

El logro, publicado en Nature Communications, es de un equipo de investigadores del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa de Sevilla, junto a algunos especialistas multinacionales que han conseguido, tras varios años, identificar un receptor molecular adecuado que se puede activar con un fármaco; y a partir de ahí diseñar moléculas sintéticas para dar con el medicamento idóneo.

En español de Cuba: en los 21 millones de pacientes diagnosticados con diabetes tipo I, incurable, los linfocitos destruyen las células beta del páncreas, encargadas de almacenar y secretar insulina, volviendo al paciente dependiente del suministro de esta hormona. El nuevo fármaco hace dos cosas, reduce el ataque autoinmune y repone la población de células beta destruidas.

Hasta ahora los tratamientos disponibles solo podían cumplir una de esas funciones, pero no lograban ambos propósitos y para vencer la diabetes son imprescindibles las dos.

Según explicaba la primera autora del estudio, Nadia Cobo Vuilleumier, el fármaco ya ha sido exitoso en ratones y en tejidos de pacientes enfermos fallecidos, por lo que deberá seguir su camino en las fases de estudio para poder soñar con una cura definitiva de la diabetes.

Las cinco guindas del pastel

La educación alimentaria de los cubanos aún necesita crecer.

Otro importante paso que hizo de este 14 de noviembre un Día de la diabetes optimista fue el descubrimiento de un estudio con unos 15 000 pacientes finlandeses y suecos, publicado en la revista The Lancet Diabetes and Endocrinology, que arrojó la existencia de cinco tipos muy particulares de diabetes, en lugar de los dos tipos tradicionales que se solían conocer.

A primera vista parecería una mala noticia, pero como decía Marie Curie, en la vida no hay que temer, sino comprender. En este caso, el conocimiento de los cinco tipos de diabetes posibilita una nueva era de tratamientos personalizados capaces de responder frente a la dolencia de cada tipo de paciente de manera más exacta.

En el caso de este estudio, los investigadores aseguran que los cinco grupos identificados tienen notables diferencias entre sí y responden a tipos genéticos distintos, incluida la edad a la que se presenta la enfermedad y las variedades de riesgo y complicaciones asociadas.

O sea, quien padece un tipo de diabetes puede correr más o menos riesgos de sufrir un daño asociado en su cerebro, con respecto a un diabético que es víctima de otro tipo de la enfermedad, y posee más riesgos, digamos, en su sistema cardiaco.

Aunque aún es necesario más estudio sobre el tema, se trata de un gran paso en la nueva tendencia de la medicina de precisión.

Dulce hogar

Pero por duro que pueda sonar, en un país pobre, en el que un millón de cubanos padece este trastorno metabólico, no son suficientes las noticias de estudios que aún tardan en aplicarse.

La palabra de orden con las enfermedades crónicas seguirá siendo una: prevención. Al decir del Doctor en Ciencias Manuel Raíces Pérez Castañeda, investigador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, según el periódico 26 digital, hay que centrarse en la conciencia y la educación.

«Nos referimos a la extensión de los hábitos alimentarios occidentales (la conocida comida chatarra) y a la sustitución de la actividad física al aire libre por los deportes virtuales en los ordenadores, unido a la carga de estrés que genera la competitividad en las sociedades modernas.

«Esos factores han provocado —explica— que las personas enfrenten un agotamiento de lo que podemos llamar la capacidad del páncreas para procesar alimentos, y en un orden cada vez más creciente aparece la diabetes mellitus. La solución radica en tratar de alejar aquello que nos va a ocasionar un mal funcionamiento de ese importante órgano, sobre todo, después de los 40 años de edad».

Con tales datos en mente, a ver, cubano que gusta de leer  Juventud Rebelde, ¿todavía piensa comerse ese segundo pastelito?

 

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