En el año 1921 entraron en servicio los tres cables telefónicos submarinos de gran profundidad más largos del mundo en aquella época (unos 200 Km), entre La Habana y Cayo Hueso, los cuales permitieron sostener la primera conversación telefónica entre la capital cubana y la costa occidental norteamericana. Durante muchos años, dichos cables sustentaron el grueso del tráfico telefónico entre Cuba y Estados Unidos.