Queridos compañeros:
Leí con emoción el mensaje. Ninguno de ustedes había nacido cuando la Revolución triunfó. Las ideas tan bellamente expresadas en él brotaron del surco más profundo de la historia. Sus raíces se sustentan en cada acto de sacrificio y heroísmo de un pueblo admirable, que supo enfrentar todos los obstáculos. Se insertan igualmente en el ejemplo y los valores creados por otros pueblos.
¿Para qué sirve la vida sin ideas? Martí dijo: “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.” ¿Acaso nacen las ideas con un hombre? ¿Acaso mueren con este? Surgieron a lo largo de la vida de la especie humana. Durarán lo que dure nuestra especie. Nunca antes esta se vio tan amenazada por la combinación del subdesarrollo político de la sociedad y las creaciones de la tecnología, que parecen no tener límites y se van más allá de toda racionalidad en su capacidad de autodestrucción. Guerras de exterminio, cambios de clima, hambre, sed, desigualdades, nos rodean por todas partes.
El ser humano necesita aferrarse a una esperanza, buscar en la propia ciencia una oportunidad de supervivencia, y es justo buscarla y ofrecérsela. En ese futuro no tendrían espacio posible las horribles injusticias que el sistema capitalista desarrollado ofrece hoy junto a una tiranía mundial.
“Ser o no ser” —creo que dijo Shakespeare en uno de sus dramas. Esa es la alternativa de los jóvenes. Cualquier otra cosa sería vivir en el más idílico de los mundos algunas decenas de años, que en la Historia del Tiempo no serían más que unos segundos.
Si los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes.
Fidel Castro Ruz
23 de junio de 2007.
12:30 p.m.