Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Encuentro nocturno «desde la aldea»

Autor:

Laura Fajardo Mastache

Hace unos días, mientras regresaba a casa, encontré a una señora que seguía la misma dirección que yo. Temerosas de la oscuridad, decidimos acompañarnos en el trayecto, como en una suerte de complicidad entre mujeres que deben velar por la seguridad de la otra. Intentamos romper el silencio que se instala entre desconocidos comentando sobre trivialidades del día a día, pero el verdadero giro ocurrió cuando algún familiar, aclamando su paradero, la llamó al celular.

Para mi sorpresa, sonó Desde la aldea, melodía del reconocido compositor, pianista y músico cubano José María Vitier, que identifica el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que aconteció por estos días en La Habana. Al percibir mi cara divertida, comentó que le «gusta llevar cerca el cine». Y la conversación —que antes fue para llenar el espacio— se tornó amena y cercana.

«Hace más de 40 años que vengo desde Santiago a ver las proyecciones del Festival. Muchas amistades, cuando escuchan que se acerca, dicen “allá está Tania”, porque todos saben que no me lo pierdo».

La entusiasta señora de 67 años, nombrada María Tania Barrero Ciero, prosiguió sus anécdotas cinéfilas relatando el recorrido para acudir a las salas dispuestas en la calle 23. «Me levanto tempranito y preparo una meriendita que me dure todo el día, porque no me gusta perderme nada. Aunque en esta edición he tenido que ausentarme en la tanda de las 8:00 p.m. por el tema del transporte», afirmó con pesar.

Sin embargo, aunque lamenta que no todos tengan la oportunidad —o el interés— para asistir a este evento, se notó algo distinto en su voz mientras comentaba memorias de su juventud, entre ellas cómo nunca ha desaprovechado la oportunidad de retratarse con algún actor o director de cine.

Al preguntarle sobre la calidad de la cita con respecto a vivencias anteriores, respondió que la indisponibilidad de una cartelera general —como en otros años— le dificultó un poco la elección de los audiovisuales. Sin embargo, tal detalle no melló sus ganas de acudir a cuanta proyección se presentó, incluso cuando los pasajes interprovinciales son difíciles de conseguir a un precio módico por estas fechas en las que el año llega a su fin.

Al acercarnos a la esquina donde nuestros caminos se separaban, nos despedimos agradecidas por el diálogo y la compañía, adiós que anunciaba, además, el comienzo de una amistad que no cree en el obstáculo de las diferencias generacionales y se cimenta ante el descubrimiento de compartir cuna en Santiago de Cuba.

Mientras mi recorrido llegaba a su fin, pensé en que crecí escuchando y leyendo sobre el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, un megaevento que siempre ha sido parte del espíritu cultural de la capital, atrayendo a espectadores de todas las latitudes del país.

Mantener la tradición es crucial para que continúen surgiendo historias de convergencias cinematográficas, espacio donde además viejos amigos se encuentran, puedes tropezar con personas de gustos afines y, ¿por qué no? también con el amor.

Diciembre despide a 2024 no sin antes ser recordatorio de que una etapa de cine se acercó, creando lugares donde las culturas se encuentran, las ideas se comparten y las pasiones se avivan a través de las pantallas, iluminando a los presentes con la magia del séptimo arte.

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