Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

De pirámides, dinero fácil y falta de orientación

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Los muchachos conversaban mientras esperaban su turno para comprar. Hablaban de sus motivaciones para continuar estudios, de lo que pondrían en la boleta la semana entrante, de las alternativas que pensaban como segunda y tercera opción… hasta que la muchacha, de su escuela, también se sumó a la cola.

Luego de explicarle el orden de los compradores, la incluyeron en la conversación y ella, con tono de burla, cuestionó sus variantes… «¿Preuniversitario, instructor de arte, escuela de oficio? Ustedes están locos… Yo sí voy a tener mejor futuro… Quiero pedir técnico medio en mipyme o algo así, que eso es lo que da más dinero, y ya veré luego cómo hago para vivir en otro país».

Solo uno de los muchachos le advirtió que, aunque él no estaba muy seguro, eso de trabajar en una mipyme no se estudiaba así, que era mejor que averiguara. Pero ella le contestó, con tono de sabiduría, que en realidad podría trabajar en una mipyme sin estudiar nada, pero iba a poner eso en la boleta «para al menos, llevarle un título de algo a mis padres y que me dejen tranquila».

Dejando a un lado el desconocimiento de la susodicha en cuanto a esa carrera que inventó, emergen dos cuestiones preocupantes al analizar esa charla en plena cola. Una se relaciona con la falta de formación vocacional y orientación profesional que poseen, lo cual es deber de la familia, de la escuela y también de ellos mismos, porque si bien pueden no recibir la información oportuna en alguno de esos ámbitos (como debería ser), bien que podrían satisfacer sus dudas de alguna otra manera.

La segunda cuestión que asombra y claro, consterna, es que, como esa muchacha, muchos pueden ser los adolescentes y jóvenes encandilados ante el brillo de las recién nombradas mipymes, valorando esa opción como la única capaz de proveerles mejores condiciones de vida.

Lamentablemente, no les falta razón si tenemos en cuenta que un dependiente de cualquier establecimiento de este tipo puede ganar en un mes más de lo que cualquiera de otra profesión percibe como su salario en igual período, y sucede también con jardineros, mensajeros, cocineros o de cualquier otro desempeño, porque no es menos cierto que el sector privado beneficia más al trabajador que el estatal en su remuneración.

La famosa pirámide invertida, que aún no se posiciona de otra manera y que, a la larga, también incide en que la jubilación recibida al final de muchos años de trabajo, apenas alcance hoy para satisfacer necesidades básicas. Pero el mundo no funciona así, y nuestro país (esperemos) en algún momento debe cambiar también en ese sentido.

¿Estará lista esa muchacha para adaptarse a nuevos escenarios? Los estudios tienen un valor, aunque luego decidamos dedicarnos a otra cosa en la vida. Incluso para emigrar hacia otros lares, opción válida y perfectamente comprensible.

En los ámbitos pertinentes es necesario proveer la información elemental para que nuestros jóvenes tracen su pauta de vida futura, aunque a cada paso perciban como más viable dedicarse a funciones que, al parecer, no exigen estudios ni sacrificio alguno, como dedicarse a las redes sociales que, por cierto, es la aspiración laboral de alguien en estos momentos mientras cursa estudios en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad de La Habana.

Ganar dinero fácil no debe ser la meta, aunque sea el dinero el que nos provea de lo elemental para vivir, e incluso de ciertos lujos. Los escenarios pueden cambiar, y estar preparados para ello es fundamental. Hoy puede ser mejor trabajar de vendedor en una cafetería y mañana ser el arquitecto que diseñe el local para su ampliación. Obviamente, la remuneración sería distinta.

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