Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Luz martiana en la sombra del mundo

Autor:

Alejandro Centeno Rodríguez

«No hay en la América del Sur y del Centro, como en Europa y Asia, razones de combate inevitables de razas rivales, que excusen y expliquen las guerras y las hagan sistemáticas, inevitables, y en determinados momentos precisas. ¿Por qué batallarían, pues, sino por vanidades pueriles o por hambres ignominiosas, los pueblos de América? ¡Guerras horribles, las guerras de avaros!».

Desde fecha tan temprana como 1883, cuando escribió esta frase, Martí alertó de los peligros internos y externos de las naciones del continente, cuyas tendencias principales y sistemas de contradicciones siguió muy de cerca. Entre ellas Estados Unidos, el monstruo cuyas entrañas conoció, que ha llevado a un peligroso nivel su poderío económico y militar con la pretensión de erigirse en agresiva potencia hegemónica mundial.

Martí se mostró partidario de la más estrecha unión del continente, la unión sí, pero de los países de nuestra América y sin participación del vecino poderoso que los desdeña.

La visión genial del Apóstol le permitió analizar las necesidades de la patria continental y prever las dificultades y contratiempos que la amenazaban. Proclamó su fervoroso amor a dicha patria y la previno del peligro del naciente imperialismo norteamericano, declarando la unidad y el conocimiento mutuos como premisa ineludible para enfrentarlo. Abogó por que los gobiernos nazcan y dirijan conforme a las normas, leyes, medios de vida y necesidades de cada país, lo cual los hará fuertes para enfrentar el poderío extranjero. Enfatizó que solo es posible enfrentar al Imperio si ese desafío deviene causa común.

Estudio revelador, en el ensayo Nuestra América se concretan su ideología antimperialista y la decantación por la unidad continental. Unidad entre las repúblicas como elemento esencial para que la independencia y la paz abran puertas al mundo, a sus adelantos y sus culturas sin perder las raíces ni copiar modelos foráneos, reafirmando las características culturales y naturales de las repúblicas latinoamericanas con armonía entre todos sus factores, razas y clases para el bien de todos.

Aseveró que la República muere si no abre los brazos a todos y adelanta con todos, y por ello llamó a los trabajadores, los aborígenes, los pobres, los oprimidos, las diferentes razas, a hacer causa común en la salvación de América a partir de intereses, necesidades e idiosincrasias compartidas, entre estas la historia regional y los hombres y las mujeres que la hicieron grande. Dichas ideas acentúan la importancia de formar a las nuevas generaciones en el sagrado deber de salvar la América.

Impresiona la vigencia de este mensaje humanista y liberador. Penetrar en la esencia de las ideas de Martí resulta vital para comprender el profundo sentido antimperialista de la ideología revolucionaria como fundamento del progreso moral de la nación y la urgencia de salvar un mundo que asiste a la crisis de los valores más universales que sustentan lo mejor del ser humano.

En Oriente Medio, una nueva y repugnante forma de fascismo se consolida con notable fuerza en este momento de la historia. El imperialismo es el principal responsable del sionismo y del genocidio contra el pueblo palestino, que no comenzó con Gaza sino en 1948. El 16 de julio de 2014, cuatro niños palestinos que jugaban al fútbol en una playa de Gaza fueron sorprendidos por la muerte. Otros 12 resultaron heridos en ese mismo momento y lugar cuando desde barcos de guerra de la ocupación israelí les dispararon. Así como sucede en la Gaza de hoy, el proyectil los habría seguido hasta matarlos, narraron testigos del hecho.

¿Qué podemos hacer nosotros en contra de esa masacre? Lo que nos enseñaron nuestro Apóstol y el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz: dar continuidad al justo reclamo del pueblo de Cuba contra el fin del sionismo y el genocidio en Gaza. Es hora de unirnos contra la escalada guerrerista y la amenaza que entraña para la especie humana.

Los niños de Cuba no escapan de los efectos de otra escalada fascista, el bloqueo de EE. UU., pero cada día renacen en la tranquilidad, la paz, la unidad y la alegría que reina en las calles, plazas, instituciones y centros de trabajo. «Ha llegado la hora de reunirnos y marchar al unísono», advirtió Martí. ¿Quién debe reunirse? ¿De quién es esta América y quién el gigante que ha de ser derrotado? La solidaridad entre «hermanos» puede derrotar al «gigante de las botas de siete leguas». Por ello debemos luchar constantemente contra el imperialismo y solidarizarnos siempre con todos los pueblos del mundo.

*Presidente del Consejo Martiano en la secundaria básica Noel Fernández, de Camagüey

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