Irán cumplió su palabra. Este sábado decenas de drones armados y cohetes de largo alcance fueron disparados desde territorio de la República Islámica de Irán contra Israel. El Gobierno de Teherán lo advirtió y lo está cumpliendo al pie de la letra.
Un ataque israelí a su territorio —la Embajada y el Consulado iraní en Damasco, la capital de Siria—, según la máxima autoridad del país persa, el Ayatollah Khakmenei, recibiría el castigo correspondiente. La acción bélica de Irán contra Israel está en curso. La distancia y los medios tecnológicos de seguimiento permiten observar «en vivo» en todo el mundo la inquietante confrontación armada.
Se trata de «la Crónica de una Guerra anunciada» parafraseando el título de la famosa novela del premio Nobel colombiano. Los miles de millones de espectadores del planeta ya están siendo bombardeados y el primer peligro es sucumbir a la confusión, la dificultad a poner en claro quién es el agresor, quién es la víctima, qué papel juega Estados Unidos, la superpotencia con un amplio despliegue bélico en la región del Oriente Medio, el Mediterráneo Oriental, el todopoderoso aliado de Israel, el cómplice del genocidio en Gaza.
Irán contraataca, es una riposta militar impuesta. Porque en medio de toda la nube de informaciones que explotó tras el bombardeo israelí al Consulado iraní en Damasco, el 1 de abril quedaron sepultadas las iniciativas políticas de Teherán para —tal vez— evitar la necesaria respuesta militar al asesinato de 16 personas, entre ellos siete militares iraníes, incluidos dos generales, oficiales de alto rango en la colaboración con Siria.
Ni Estados Unidos, ni las Naciones Unidas condenaron el ataque israelí. Ni siquiera, tras la iniciativa de Rusia y otros países miembros del Consejo de Seguridad para emitir por lo menos un comunicado de prensa, considerando inadmisible el ataque del estado sionista.
La declaración del representante de Irán en la ONU, quien dijo que una iniciativa como esa podría haber evitado el imperativo de una acción militar de respuesta de su país al desafío de Israel.
Desde la víspera (viernes 12 de abril) los servicios de inteligencia de Estados Unidos advertían de la inminencia del ataque iraní. Una verdadera atmósfera de histeria se instaló en el Estado sionista en ese día que ya en Israel uno de los principales diarios afirmaba que el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu era responsable de una derrota total en su guerra con Hamás en Gaza, ya que ha cometido un imperdonable genocidio del pueblo palestino, pero ha sido incapaz de alcanzar ninguno de sus objetivos.
«Un ataque supuestamente inminente de Irán contra Israel es una amenaza ‘real y viable’ , dijo el viernes la Casa Blanca, sin dar detalles sobre el posible momento y reiterando que Estados Unidos se tomaría en serio sus compromisos de defender a Israel».
El jueves, un funcionario estadounidense dijo que Washington esperaba un ataque de Irán contra Israel, pero no uno lo suficientemente significativo como para llevar a Estados Unidos a la guerra.
Es posible que en un futuro próximo produzca un ataque iraní contra Israel que incluya más de 100 drones y docenas de misiles dirigidos a instalaciones militares en suelo israelí, informó el viernes CBS News, citando dos fuentes estadounidenses.
«Israel se está preparando para un ataque directo de Irán contra el sur o el norte de Israel en las próximas 48 horas», informó el Wall Street Journal.
El Ministro de Defensa, Yoav Gallant, se reunió con el comandante del CENTCOM estadounidense, general Michael Kurilla, y el Jefe de Estado Mayor de las FDI, Herzl Halevi, llevó a cabo una evaluación de la situación con él, después de lo cual las FDI dijeron que «continuarían monitoreando de cerca lo que está sucediendo en Irán y en varios escenarios... en coordinación". con el ejército estadounidense», y que las fuerzas de Israel «están preparadas y listas en cualquier momento y para cualquier escenario».
A su vez, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, expresó la frustración del Pentágono a su homólogo israelí Gallant porque Estados Unidos no fue informado del ataque en Damasco la semana pasada, informó el diario The Washington Post.
No obstante, el Pentágono dijo más tarde que Austin le aseguró a Gallant que Israel podía contar con el pleno apoyo de Estados Unidos para defender a Israel contra los ataques iraníes.
«A pesar del sentimiento de seguridad que el apoyo de Estados Unidos frente a Irán está creando en Israel, no hay que olvidar que se trata de un regalo con un regusto amargo. Por segunda vez en seis meses, Israel necesita el respaldo de Estados Unidos para hacer frente a una amenaza que podría resultarle demasiado grande. Esto constituye una erosión de la disuasión israelí, que se está sintiendo claramente en las capitales de la región, desde Teherán hasta Riad y Beirut» , comentó el calificado y bien informado analista militar de Haaretz, Amos Harel.
El escenario para el conflicto se encontraba listo para lo que ya era cosiderado un ataque inevitable, totalmente justificado, aunque Estado Unidos y su aliados de Occidente intenten culpar a Irán.
A partir de este momento queda por ver cuántos cohetes y drones cruzarán con éxito la líneas de defensa del Estado sionista, amparado por sistemas anticoheteriles de fabricación estadounidense, con el apoyo logístico de todo el aparato militar del Pentágono.
Desde el punto militar, poco importa cuántos cohetes iraníes hagan impacto en Israel, o cuántas bajas puedan provocar. La riposta iraní está en marcha, el prestigio de Teherán aumentará su dimensión en la región y a nivel planetario. La República Islámica ha desafiado el mito de la superioridad militar del Estado sionista, ha puesto a prueba su capacidad de ataque y de riposta, está mostrando a toda la comunidad árabe e islámica de Oriente Medio su decisión de retar al gendarme de Estados Unidos en la región.
El aventurero ataque de Israel al Consulado de Irán en Damasco, desató de manera deliberada una extensión de la fracasada guerra de venganza israelí contra las fuerzas palestinas en Gaza, que ahora justifica la entrada en acción de los movimientos populares aliados de Líbano, Siria, Irak y Yemen, integrantes del Frente de la Resistencia apoyado por Irán.