Leyendo las páginas web de los medios de prensa de las distintas provincias se confirma cómo en el mes de julio terminan diversas obras nuevas, remozadas o tras una reparación capital, a pesar de una limitación extrema de recursos y un progreso económico todavía inadecuado.
En ese mes, que cambió nuestra historia para bien, se acostumbra terminar un conjunto de inversiones importantes para el desarrollo como tributo a la epopeya del Moncada, y lo mismo ocurre al cerrar cada año, en homenaje a cada nuevo aniversario del triunfo de la Revolución.
Así surgieron industrias, edificaciones para diferentes usos, sistemas de acueductos, electrificación de comunidades, carreteras… En fin, una variada infraestructura que se levanta, tangible, en nuestro paisaje, de oriente a occidente. Una obra que nadie puede negar, aunque los opuestos a nuestro proyecto social la soslayan en sus continuos ataques, sobre todo en las redes sociales digitales y fuera de frontera.
A pesar de los tiempos duros que corren, incentivados por el recrudecimiento sideral del bloqueo, se mantiene para bien la tradición renovadora de julio, aunque en menor medida.
Ahora, ante lo poco que hay y lo mucho por realizar, se destinan los recursos materiales y financieros para mejorar las necesidades más apremiantes de la población.
Verdad verdadera es que resulta poco, comparado con tiempos de más esplendor, pero seguimos remando con la proa puesta hacia el horizonte para vencer este ciclón que nos envuelve con un récord de potencialidad nunca antes visto y enfrentado.
Aquí les van solo unas pocas cifras de lo hecho en la primera mitad del año, según trascendió en la reciente sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Para empezar, hubo progresos en las industrias alimentaria y biofarmacéutica, y en los programas energético e hidráulico.
Por ejemplo, se instalaron 26 960 metrocontadores, para mejorar el control del sistema electroenergético y evitar pillerías, sobre todo en el área residencial.
También cerró el semestre con la reposición de 169 equipos de bombeo y miles de kilómetros de redes para mejorar el abasto de agua a 481 342 personas, en especial en áreas rurales, y no pocas de ellas conectadas a fuentes de energía renovable.
Para nuestro beneplácito se activaron nuevas líneas para procesar café, derivados del cacao, confiterías y cerveza, esta última con un toque especial de cultura y tradición.
Que aún resultan pocas las acciones y hay demoras, chambonadas y falta de calidad, exclama usted, estimado lector, y sí, le asiste la razón. Pero (y este nada tiene de apaciguador) resulta solo una antesala para atrapar, en su dimensión más aproximada, todo lo que nos queda por hacer.
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