¿Hacia dónde va la izquierda en el mundo?
Asistimos el pasado domingo 28 de mayo a elecciones municipales y autonómicas (estas últimas en algunos territorios solamente) de España, y el resultado fue desastroso. La izquierda se desploma y la derecha avanza.
¿Nos sorprendemos?
Me traslado automáticamente a Ken Loach, director de cine británico cuya obra lleva más de medio siglo dignificando a la clase obrera. Visibilizándola en un mundo en el que reina la globalización, la multinacional y la tecnológica. En un lugar en el que hemos olvidado mirarnos a la cara cuando vamos por la mañana en el metro y decirnos buenos días, con un pasado abierto que nos pesa a la espalda, con las cicatrices que no cierran, pero maquillando todo yendo a la par de un mundo que va tan deprisa que ni tiempo nos da a
reflexionar sobre lo que estamos viviendo.
Ese es nuestro mundo occidental. Un lugar en el que se le resta visibilidad a las personas y colectivos de izquierdas que llevan toda una vida luchando por su clase, pero que se estimula y vitorea a una especie de nueva izquierda occidental que diversifica la lucha de clases en muchas luchas, olvidando cuál es el objetivo primordial de la izquierda.
Vemos que en España Yolanda Díaz ha conformado el «Movimiento Sumar» para facilitar, según ella, la confluencia de la izquierda y la unidad.
Nos dicen después de las trágicas elecciones que se está trabajando por la unidad de los movimientos de izquierda en España para presentarse todos juntos a las elecciones generales que ha dicho Pedro Sánchez que convocará para este verano.
¿Hace falta tan bochornoso espectáculo para que la unión sea ahora? ¿En serio nadie se ha dado cuenta de que la izquierda debe estar unida
antes de dividirse en todos estos partidos nuevos? Estos aires de cambio que dicen que traen, no dejan de ser la perpetuación de un sistema económica y social para el cual la clase trabajadora no está preparada, pues es la más perjudicada. No sé si es respetable trabajar por la unidad de una clase, justo en momentos de elecciones y cuando se le ve las orejas al lobo, partiendo de estas divisiones creadas por los mismos divisionistas. Personas que se empeñan en apartarse de la línea del partido. Y crean más partidos, generan desconfianza en la gente, la credibilidad cae al suelo, para luego darse cuenta que solos no pueden.
Basta ya de maltratos a la clase trabajadora. El progresismo, el socialismo y el comunismo deben mirar donde los otros no deben mirar y señalar con el dedo. Apuntar culpables. Buscar soluciones. La clase obrera tiene ira dentro, y el bálsamo que vienen a ponernos no es el remedio más recomendable.
En España hay partidos que llevan toda la vida luchando. Tenemos el PCE que a pesar de sus errores ha sabido tirar y arrastrar a la gente para que no abandonen la lucha. Tenemos a camaradas que llevan toda una vida dedicados a una España mejor. Tenemos a gente que se deja la vida dentro de la política como Manu Pineda; en Barcelona tenemos a militantes del PSUC VIU, partido heredero de la Pasionaria, con historias de vida preciosas como Maruja de Nou Barris. Son tantas historias de vida. Son tantas sonrisas que siguen despiertas y con ganas de seguir luchando. Muchos otros intentamos aprender fuera para poder llevar a nuestro país mejores ideas junto a nuestros veteranos de toda la vida.
A esta gente hay que respetarla. La dirección de los partidos políticos de izquierda no tienen que olvidarse de dónde venimos y tener bien claro a dónde vamos y con quién vamos. Mirar al foco.
Y nosotros no olvidar que solo el marxismo es la única solución para defender nuestros derechos en el mundo. Esta última frase puede leerse en cualquier año y en cualquier momento. Siempre estará vigente.
Volviendo a Loach y a sus últimas palabras en el Festival de Cannes, he de decir que es un claro exponente de un artista comprometido con su clase y con la causa. Un referente absoluto que nunca ha desistido a la hora de visibilizar los lugares y los barrios invisibles de Inglaterra. Haciendo alusión a sus declaraciones: «La esperanza es una cuestión política. Cuando la gente la pierde, vota al fascismo».
¿Cuál es nuestra esperanza como revolucionarios internacionalistas?
Nuestra esperanza es Cuba. Nuestra esperanza es tener un Partido Comunista sólido en cada país y en cada territorio que corresponda.
Nuestra esperanza compañeras y compañeros, en Cuba y fuera de Cuba, es el pensamiento y el legado de Fidel.
(Tomado de Cubadebate)