La prestigiosa Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) acaba de celebrar en su sede parisina una importante conferencia mundial a la cual tituló, significativamente, «Por una internet confiable», cuyo informe central estuvo a cargo de su directora general, la francesa Audrey Azoulay.
El pronunciamiento y la información brindadas por la Unesco sobre el tema en particular se apoyan —como es habitual en esa organización internacional— en un cuidadoso, profundo y amplio estudio entre los diversos factores involucrados, hasta llegar a conclusiones que puedan contribuir a despejar incógnitas, esclarecer dudas y llegar a posibles soluciones encaminadas a mejorar el asunto tratado y hallar caminos de progreso y beneficio para todos.
No puede ignorarse la heterogeneidad y variedad de criterios e intereses que, en el seno de una organización mundial donde toman asiento casi 200 naciones, deben manejarse adecuadamente —con igualdad y justicia— para llegar a conclusiones útiles, beneficiosas y generalmente aceptables para una mayoría suficiente.
En este caso, la búsqueda de «una internet confiable» está íntimamente relacionada con el Nuevo Orden Informativo Internacional o Nuevo Orden Mundial de la Comunicación (NOII-NOMIC), que estuvieron en el mismo centro de las tareas de la Unesco durante las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo y fueron paulatinamente alejándose de su centro de atención hasta desaparecer por un buen tiempo, y que junto al Nuevo Orden Económico Internacional y la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados pasaron a formar parte de los «papeles viejos y olvidados» de las Naciones Unidas que, al parecer, reinician su visibilidad, aunque en nuevas condiciones históricas.
Vale señalar que en ambas ocasiones fue el Gobierno imperialista de Estados Unidos el que encabezó la oposición y llegó a retirarse de la Unesco como forma de insólita protesta y basada en el chantaje a esa organización, de la cual volvió a retirarse bajo la Administración Trump y así se mantiene. El imperio mundial demuestra de ese modo su desprecio a cuanto signifique educación, ciencia y cultura: solo cree en la arrogancia y la soberbia características de la barbarie.
Si lo ocurrido recientemente en París representa un paso inicial hacia el regreso a la búsqueda de un Nuevo Orden Informativo Internacional o un Nuevo Orden Mundial de la Información y las Comunicaciones, tal como lo recomendó en su momento la Comisión Mc. Bride —creada por la propia Unesco—, es oportuno darle jubilosos la bienvenida.
Ampliada hoy a los tiempos digitales de la internet y sus similares, es necesaria más que nunca la búsqueda de un mecanismo y de principios antimonopolistas que aseguren «el libre y equilibrado flujo de información» que necesita el mundo y los poderosos se empeñan en obstruir.
Es «la internet confiable» que busca la Unesco para estos tiempos, cuya marcha parece reanudarse. (Tomado de Cubaperiodistas)