Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hermosos de pensamiento y acción

Autor:

Yusuam Palacios Ortega

Una breve hojeada al humanismo martiano nos muestra al Apóstol como un exponente esencial en el enfrentamiento a la cultura dominante hoy en el mundo, la del sistema capitalista, la que no aboga por la justicia social, por la eticidad del comportamiento humano, por el humanismo concretamente. Y no es casual, no es una anomalía del capitalismo, es así como funciona, esa es su razón de ser. No son el humanismo, la dignidad, la sinergia entre Derecho y ética, el equilibrio en la propia materialización de la justicia, caracteres de dicho sistema; por lo tanto no podíamos esperar menos de Martí que su afiliación a una cultura que tiene su base en el respeto a la dignidad humana, a la facultad de los seres humanos de asociarse, al ser bueno y justo.

Estas ideas nos hacen reflexionar en el peligro que representa para la humanidad, y por supuesto para Cuba, la guerra cultural que se nos hace, de dimensiones inimaginables, dominadora de las mentes humanas al basarse en la construcción de modos de vida que nada tienen que ver con los valores del socialismo, y traigo a la cuartilla el término socialismo porque precisamente esta guerra cultural va direccionada directa e indirectamente a que la percepción del socialismo sea la de un sistema de miserias, pobreza, decadencias; en fin, toda una construcción cultural en los seres humanos para continuar sosteniendo el capitalismo; aún hoy en su cara monopolista, dominando las trasnacionales, bajo la cárcel que representa el cerco mediático, tergiversador, inductor de los valores del sistema capitalista; estos se reproducen, son acatados por quienes no han despertado del sueño embrutecedor que constituye la cultura aludida.

Ahora bien, ¿en qué nos puede ayudar Martí? Su pensamiento emancipatorio y actual, constituye sin lugar a dudas un baluarte para todos nosotros; él es el alma moral de la nación, la guía espiritual de Cuba, la luz que nos hace ser defensores de la justicia social. No por azar su elección fue estar al lado de los pobres, de los desposeídos, de los que les fue negada toda posibilidad de ejercitar sus derechos; he ahí el electivismo martiano; su condición humana al servicio de los pobres y necesitados; elemento que no quedó solo en el pensamiento de Martí; su elección hubo de practicarla, él hizo de su vida un desvelo de justicia. «Hacer es la mejor manera de decir»; nos enseñó Martí; e hizo mucho por ideas que constituyen un basamento importante en su pensamiento y acción: el equilibrio del mundo, la idea del bien y la cultura de hacer política.

Vamos a encontrar en Martí el antídoto a la crisis humanística; sus postulados éticos, su vocación de justicia, su antimperialismo, nos arman consecuentemente en la batalla cultural (que es ideológica también) así como en la búsqueda de un socialismo próspero y sostenible; empresa que no puede asumirse sin una mirada crítica a la subjetividad o espiritualidad; siguiendo las claves martianas; de la actualidad que vivimos, de los seres humanos que son colonizados a diario. Por eso Martí es un ser actual, él nos enseña a mirar con ojos judiciales el convite imperialista que continúa haciéndonos daño; él nos sigue dotando de las herramientas éticas para legislar, para ejercitar el derecho, realizar la justicia. Su universalidad, carácter que desde su autoctonía se desprende, nos muestra a un Martí integral en la asunción del Derecho como arma natural de esta batalla actual que es también jurídica, y hay que ganar desde el Derecho y la justicia.

Hasta en relación con la utilización de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones nos puede ayudar Martí; él es contemporáneo, si viviera de seguro tuviera una cuenta en Facebook, y ello porque estaría a la altura del tiempo histórico. Nos hace mucha falta el Apóstol en el enfrentamiento a la subversión político-ideológica contra nuestro país; esa que tiene en las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones un frente para la tergiversación de la realidad cubana, de sembrar el descontento y escepticismo en nuestros jóvenes fundamentalmente.

De ahí que desde mi perspectiva de joven martiano y también jurista, creo fervientemente que la juventud cubana de hoy debe ser hermosa de pensamiento y acción, que le imprima a sus actos la belleza de la vida, del buen gusto, del amor como energía revolucionaria. Son muchos los retos, sobre todo cuando vivimos en una época tan compleja como esta, en la cual el equilibrio del mundo sigue siendo aún vacilante y dudoso, en la que existe un orden económico, político y cultural impuesto al mundo verdaderamente insostenible, en la cual, como ya aludíamos, la cultura de la exaltación de lo material, la banalidad y la dominación de las mentes humanas con propuestas enajenantes y colonizadoras está muy arraigada. La enseñanza del pensamiento martiano tiene que estar a tono hoy con las nuevas tecnologías, hay que colocar a Martí en las redes sociales digitales, con el atractivo que necesita hoy la juventud, enseñar el método que nos permita descubrirlo por nosotros mismos, el Martí que luego llevaremos dentro.

*Presidente del Movimiento Juvenil Martiano

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