Hace varios días, en un sitio sobre ciencia en Internet circuló un anuncio con el título Vendo riñón para pagar hipoteca. No por insólita pareció menos asombrosa, incluso dolorosa, la noticia, reiterada en diferentes agencias y medios de prensa internacionales, que atribuyen la decisión a las infortunadas consecuencias de la crisis que afecta el mundo.
Las más afectadas por supuesto, son las clases pobres, que sufren los descalabros de las negligencias políticas con mayor rigor. Ante esta crisis, que es noticia constante y motivo de cuestionamiento diario, la Organización Ibérica de Consumidores Facua denunció ante la Guardia Civil más de 30 anuncios en 13 páginas web diferentes, en los que se ofertaban riñones, pulmones y médulas para vender por personas que sufren graves problemas económicos.
Los «donantes» piden sumas de dinero que oscilan entre 15 000 y hasta un millón de euros. Aunque pongan en riesgo sus vidas, en la mayoría de los casos apenas aprecian el valor de estas, debido a su situación precaria.
Este triste «mercado», que aumenta según Facua, organización sin ánimo de lucro dedicada a la defensa de los consumidores, pone en entredicho el denominado «estado de bienestar social», que incluye servicios de salud y educación gratuita, jornadas laborales de menos de ocho horas, subsidios por desempleo y otras singularidades de las que se ufanaba esa región.
En esa misma página web, cosa rara, hicieron alusión a Cuba. Fueron justos al subrayar «que es un país que sufre también las consecuencias de la llamada crisis económica financiera, pero exhibe un panorama cualitativa y cuantitativamente diferente para bien de sus habitantes, y en particular de aquellas personas que requieran de esos servicios médicos», aunque no hicieron mención, a que estos se prestaban de forma gratuita, sin distinción alguna.
Según el portal de profesionales de la medicina cubana, Infomed, el primer trasplante renal en Cuba se realizó el 24 de febrero de 1970, en el Instituto de Nefrología de Ciudad de La Habana, por un grupo multidisciplinario dirigido por el profesor Abelardo Buch. Desde entonces la tasa de trasplantes renales del país es de 13,3 por millón de habitantes, indicador que coloca a la nación en sitio privilegiado en Latinoamérica y el Caribe, prácticamente a nivel de los países más desarrollados.
En las décadas de los 70 y 80 se creó en Cuba la Sección de Trasplantes de la Sociedad Cubana de Cirugía, que abarca además órganos como corazón y pulmón, otro de los aciertos del sistema de Salud.
Unos meses atrás, José Ramón Balaguer, ministro de Salud de la Isla, abogó durante una reunión en Ginebra, entre otros temas, por garantizar el acceso a tan vital servicio como derecho fundamental de las personas. El titular significó que «es necesario enfatizar en la justicia y equidad social».
El enfoque es que todo ser humano tiene derecho a recibir asistencia de los adelantos científicos, no ser tratado como simple mercancía, y mucho menos verse obligado a vender parte de sus órganos vitales para pagar hipotecas.