Parece complicado, si creemos a nuestros grandes medios de comunicación...
En Asia, los tibetanos tienen derecho. Pero no los iraquíes, ni los afganos.
En Oriente Medio, los israelíes tienen derecho. Pero no los palestinos, ni los kurdos.
En África, los coroneles mafiosos del Este del Congo tienen derecho, pero no el Sahara Occidental.
En América Latina las provincias ricas (de derechas) de Bolivia y de Venezuela tienen derecho. No lo tienen los indios de Chile, México, etc...
En los Balcanes, los albaneses de Kosovo tienen derecho, pero no los serbios de Kosovo, ni los de Bosnia.
En Europa occidental, los flamencos tendrían derecho, pero no los irlandeses del norte, ni los vascos.
Complicado, en efecto. ¿Y si simplificáramos todo esto? No tendrían derecho a la autodeterminación más que los que están «con nosotros». Los otros, no.
Y, ya que estamos, sustituyamos la palabra «demócrata» por «con nosotros» y la palabra «terrorista» por «contra nosotros».
La política es sencilla cuando se quiere.
*Periodista e investigador belga(Traducido por Ángeles Maestro)