Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un sí y también un no

Autor:

Luis Sexto

Suele ser inconveniente tratar de buscar el aplauso o el elogio. El periodista es un servidor público. Está siempre a mano para recibir la gratitud o lo contrario, que viene habitualmente envuelto en la incomprensión. Prefiero, si fuera necesario elegir, publicar los juicios negativos sobre mi trabajo. Pero reproduzco parte del mensaje de Ivany Velásquez para enaltecer a mi lector y tener una ocasión de escribir sobre una de sus frases.

«Sin altisonante dramatismo», Ivany felicita y agradece el tono «desinhibido, orientador y crítico» de esta columna, porque «mis 32 años me proponen a partir de sus reflexiones un futuro diferente tanto para mí como para mi pequeña hija». Y ello —añade— le resulta alentador, máxime cuando «impongo su crianza a partir, exclusivamente, del salario que honradamente recibo», a pesar —aclara— de su insuficiencia.

Ha dicho que cuanto viene difundiendo esta columna le propone «un futuro diferente». Es decir, me parece que se refiere a que mis comentarios se enrumban hacia el mejoramiento del socialismo. Estoy inserto en una estrategia nacional que, sin olvidar el pasado, parte del presente para proyectarlo hacia el futuro. Más de una vez he repetido algo elemental: ese es el proceder de la dialéctica. La puja entre el SÍ y el NO, lo bueno y lo mejor. Todo cuanto vive se mueve, avanza en el tiempo y el espacio hacia la consumación de su destino. Empleando una imagen de cierto poeta muy conocido, somos como una flecha lanzada al infinito. La flecha describirá su parábola y al fin concluirá su vuelo. Ahora bien, si la flecha se detiene, rompe con la dialéctica del movimiento y jamás alcanzará el punto prefijado.

En ese sentido escribo y si alguno de mis lectores entiende que lo animo porque le transmito fe en el futuro, siento que mis palabras de servicio no pierden su destino. Desde luego, nadie mirará hacia delante sin los focos de la crítica. ¿Quién camina sin conocer o iluminar la ruta, sus baches, desvíos, pantanos? A oscuras o sin el mapa a dónde llegará.

Es así como enfoco y ejerzo la crítica. Sin embargo, Ivany, recibo mensajes principalmente desde el exterior que me reprochan ocultar a los culpables de lo que ellos consideran su desgracia. Quieren que yo escriba lo que ellos piensan y no lo que piensa el periodista. No admiten otro enfoque, otro concepto para explicar cuanto vivimos. Incluso, me exigen que cuanto opino lo diga en una línea, que no use tantas palabras. Ellos suponen que yo no debo llenar un espacio que necesita como norma 70 renglones de mi ordenador. Ni tienen en cuenta que para opinar uno debe analizar, argumentar, matizar... Solo insultos o consignas les bastan. Suerte para mi columna que el periodista soy yo.

Pero no todos mis lectores gustan de la crítica. Para los de fuera —que buscan el sitio de JR en la web— me quedo corto según su visión tremendista, truculenta de nuestra vida. Para algunos de mis conciudadanos, esos que comparten conmigo el pan y por ello son compañeros, a veces creen que la desmesura me acompaña. Piensan, quizá, que lo que uno dice puede hacer daño, aunque sea verdad. Y uno pregunta: ¿podrá la verdad perjudicar; llegaremos a temerle? Las deudas que uno no paga son las que olvida o esconde, o cuando ve al acreedor pasa de largo medio entretenido o le habla de las mariposas. Mas la deuda, a pesar de cualquier finta, sigue ahí, como el dinosaurio de Monterroso. Y sin saldar, cualquier deuda hace daño por partida doble: al que debe y al que, en justicia, merece el pago.

Ivany, gracias por tu mensaje; gracias por esa imagen de joven que mira hacia delante poniendo en alto la honradez. Por mi parte, sigo escribiendo para lectores como tú. Y también para otros, inconformes o suspicaces. Qué puede pasar con una opinión de más. Nada. Aunque una opinión de menos, sí conspira contra el futuro.

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