De nuevo ponen la propaganda negra a funcionar, con acusaciones que nunca pueden probar, pero que les resultan a la hora de convencer a «incautos» o aliados para que vayan detrás de la comparsa guerrera. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, hizo de las suyas este viernes y puso a funcionar el calentador de tensiones cuando dijo que Irán es un país «cada vez más peligroso».
Desde su lado de la barrera pasó a enumerar los elementos de esa supuesta peligrosidad: «Su apoyo al terrorismo» —para argumentarlo arremetió contra la milicia chiita libanesa Hezbolá y el grupo islámico palestino HAMAS—; dijo también que «apoya y arma a las milicias que amenazan la presencia de nuestras fuerzas en Iraq», y llegó al punto que más les pica cuando aseguró que las investigaciones tecnológicas de Irán «pueden llevar al arma nuclear». Para completar la andanada hizo mención a la «represión» contra personas en Irán que tienen doble nacionalidad, la iraní y la estadounidense.
Puesto uno sobre otro cada argumento engañoso, la jefa de la poca diplomacia estadounidense hizo su resumen de la situación: «Es entonces un Estado (Irán) muy peligroso, con políticas muy peligrosas y tenemos necesidad de la ayuda, el apoyo y el esfuerzo intenso de la comunidad internacional para ocuparse de Irán».
No cometió ninguna pifia, pues al menos dijo «ocuparse», y no «ocupar». Sin embargo, grano y parche salieron de inmediato, cuando repitió la tradicional cantaleta de esta administración bushiana: que no van a hacer uso de su poderío militar contra Irán, pero... el presidente «no descarta nunca ninguna opción». Algo así como preparando el terreno por si se le ocurre poner en marcha los motores del Pentágono, y poder decir entonces «se lo advertimos».
¿Solo ladridos y nunca mordidas del perro? Eso está por ver. A lo que no renuncia el señor imperial es a la amenaza constante para intentar con ella doblegar a todos esos otros que ha puesto en la lista de «sus enemigos».