Las puertas de la sede se abrieron esta vez simbólicamente para recibir al pueblo. Les dieron la bienvenida el actual embajador, Rogelio Polanco, y su predecesor, Germán Sánchez (a la izquierda), quien dirigió, siguiendo las indicaciones y órdenes de Fidel, la defensa del edificio, y el honor de Cuba ante personeros golpistas que lo amenazaron —en vano— con allanar la embajada, en franca violación de las leyes internacionales.