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Hamás anula jugada de Trump con Gaza

A 500 días de la guerra de tierra arrasada y exterminio masivo, la Resistencia Palestina todavía está pagando un precio más alto por la libertad e independencia de su pueblo

Autor:

Leonel Nodal

Sin miedo pero con tacto, Hamás partió de frente contra la jugada de Donald Trump para Gaza y el sábado le desbarató el juego del suspenso: Netantyahu soltó 369 cautivos palestinos a cambio de tres israelíes.

Lo enfureció con certeza. Los tuvo que pagar caro, pero nada se compara con el genocidio sionista en la pequeña Franja a orillas del mar, tierra natal y refugio de unos dos millones de palestinos.

A 500 días de la guerra de tierra arrasada y exterminio masivo, la Resistencia Palestina todavía está pagando un precio más alto por la libertad e independencia de su pueblo, sometido al apartheid sionista de la ocupación militar hace 76 años.

Más de 62 403 muertos, la mayoría civiles, mujeres y niños, y a ellos se suman 111 638 heridos y mutilados. Ese pequeño territorio bañado por el Mediterráneo y reducido a escombros por las bombas estadounidenses lanzadas por la aviación israelí, también Made in USA, es el que Trump reclama como «lógico botín de guerra», para sumarlo —sin pagar— a su imperio de rascacielos, hoteles y resorts de playa y golf.

Todo el mundo estaba pendiente del match del sábado, sobre todo después de la violenta entrada de Trump al juego, anunciando como dueño de equipo y mánager detrás de las mallas, que desataría un infierno de todos los diablos si Hamás no liberaba a todos los rehenes israelíes en su poder.

El flamante inquilino de la Casa Blanca seguro lo sabía, pero madrugó para verlo en tiempo real en su pantalla satelital. A las 7:17 de la mañana en Washington, Trump soltó en su red Truth Social un agrio comunicado: «Israel debe decidir qué hará con la fecha límite de las 12:00 en punto de hoy, impuesta para la liberación de todos los rehenes». «¡Estados Unidos respaldará la decisión que tomen!».

Esos comentarios causaron mucha confusión en Israel y en otros lugares, y aunque Tel Aviv en general adoptó el llamado, transmitió mensajes contradictorios en cuanto a lo que significaba «todos los rehenes» (¿todos los que permanecen en Gaza o todos los que serán liberados en la fase actual?) y no lo convirtió en un ultimátum.

De cualquier modo, la intoxicación generada por Trump en los medios y las redes sociales convenció a sus seguidores en EE. UU. de que fue gracias a su enérgica política de presión que Hamás accedió a liberar los tres rehenes, entre ellos un estadounidense, un ruso y un argentino.

Su liberación, acordada por Hamás y la Yihad Islámica, fue confirmada dos días antes, por el Jefe del Ejército israelí (FDI) Herzi Halevi, quien ya anunció su renuncia y cese en el cargo en marzo, tras reconocer su fracaso al evitar el ataque palestino del 7 de octubre y ahora se esfuerza por mantener a flote el Acuerdo de cese el fuego firmado con Hamás el 17 de enero.
Hasta el veterano corresponsal de CNN en Israel, José Levi, destacó el hecho de que —contrario al esperado rol apaciguador y favorable a la solución negociada del conflicto en Gaza— Trump agitó la amenaza de reanudar la guerra a niveles mucho mayores que antes.

Por su parte, Hazem Qassem, portavoz de Hamás dijo que «Estados Unidos debe obligar a la ocupación a adherirse al acuerdo si realmente le importa la vida de los prisioneros».

La liberación de los más de 300 palestinos en varias localidades fue celebrada con manifestaciones y cantos de victoria en las que los habitantes de Gaza quemaron camisetas con la estrella de David, con las que el Servicio Penitenciario de Israel vistió a los prisioneros antes de su liberación, y mostraban una estrella de David y las palabras: «No olvidaremos ni perdonaremos».

Rubio aprieta a Netanyahu

Algo más que un amistoso abrazo, el recién estrenado secretario de Estado, Marco Rubio, le dispensó un fuerte apretón político de parte de Trump, al iniciar el domingo en Israel una gira por Medio Oriente, donde los líderes árabes, inquietos, pero guardando la serenidad que exige el asunto, sostienen constantes consultas por la propuesta de Trump de transferir la población palestina de la Franja de Gaza a otros países y reconstruirla bajo propiedad estadounidense.

Netanyahu señaló el domingo que estaba avanzando con esa propuesta de trasladar a la población palestina fuera de Gaza, calificándola de «el único plan viable para permitir un futuro diferente» para la región.

El Primer Ministro sionista discutió el plan con Rubio, quien respaldó los objetivos de guerra de Israel en Gaza y diciendo que Hamás «debe ser erradicado», lo que creó más dudas sobre el inestable alto el fuego, ya que las conversaciones sobre su segunda fase aún no han comenzado.

Funcionarios acompañantes del Secretario de Estado confiaron a medios norteamericanos que «es probable que Rubio, en sus próximas escalas en Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, enfrente más rechazo de los líderes árabes a la propuesta de Trump».

Netanyahu dijo que él y Trump tienen una «estrategia común» para Gaza. Haciéndose eco de Trump, dijo que «las puertas del infierno se abrirían» si Hamás no libera a las decenas de rehenes restantes.

Con otra mano Trump respalda alto el fuego

La primera fase del alto el fuego termina en dos semanas. Hace 15 días, debían haber comenzado las negociaciones sobre la segunda fase, en la que Hamás liberaría a decenas de rehenes restantes a cambio de más prisioneros palestinos, una tregua duradera y la retirada de las fuerzas israelíes.

El enviado especial de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, dijo a Fox News que «la segunda fase va a comenzar sin duda» y que el domingo tuvo llamadas «muy productivas» con Netanyahu y funcionarios de Egipto y Catar, que actúan como mediadores, sobre la continuación de las conversaciones esta semana. También dijo que entre los rehenes que serán liberados hay 19 soldados israelíes y «creemos que todos están vivos».

La oficina de Netanyahu dijo que el Gabinete de seguridad de Israel se reuniría para discutir la segunda fase; y Trump dijo más tarde a los periodistas que «depende de Israel cuál será el siguiente paso, en consulta conmigo». Leyó bien, sí… «conmigo», dijo dejando claro, sin rubor, quién tiene la primera y última palabra en Israel.

En otra señal de que se están cerrando filas, el Ministerio de Defensa de Israel dijo que recibió un envío de municiones MK-84 de 900 kilogramos (2 000 libras) de EE. UU., el cual fue suspendido por la administración Biden por temor al efecto en el electorado árabe-estadounidense. Pero ya era tarde para expresar una supuesta preocupación por las víctimas civiles en Gaza.

Esta semana se cumplen 500 días de guerra. Netanyahu ha manifestado su disposición a reanudar los combates tras la fase actual del alto el fuego, bajo la presión de sus aliados de la ultraderecha ortodoxa sionista, que amenazan con abandonar el gabinete, lo que precipitará su caída. Esa opción podría suponer una sentencia de muerte para los rehenes que quedan y eso tampoco le permitirá conservar el puesto.

Rubio dijo que la paz se vuelve imposible mientras Hamás «siga siendo una fuerza que puede gobernar o una fuerza que puede administrar o una fuerza que puede amenazar mediante el uso de la violencia», y agregó: «Debe ser erradicado». Ese también es un peligroso grito de guerra.

Hamás reafirmó el control sobre Gaza cuando comenzó el alto el fuego, a pesar de sufrir grandes pérdidas y según analistas militares ha repuesto los combatientes caídos.

En una entrevista la semana pasada, Rubio indicó que la propuesta de Trump para Gaza tenía como objetivo en parte presionar a los Estados árabes para que elaboraran su propio plan de posguerra que fuera aceptable para Israel, y pareció sugerir que los países árabes envíen tropas para combatir a Hamás, dijo AP.

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