En una curiosa coincidencia con la entrada en vigor del cese del fuego en la frontera libanesa entre Hezbolá y el ejército israelí, comenzó un ataque de insurgentes «islámicos» contra tropas del Gobierno de Siria en el noreste del país.
Al amanecer del pasado miércoles, militantes de la organización Hayat Tahrir al-Sham (HTS), anteriormente conocida como Frente Al Nusra, afiliada a Al Qaeda, en la provincia siria de Idlib, lanzaron una ofensiva contra posiciones del Ejército Árabe Sirio en la zona rural del oeste de Alepo.
La sorpresiva operación ocurrió después de un ataque aéreo israelí contra los pasos fronterizos entre Siria y Líbano durante la noche del día anterior.
La prensa estatal siria informó que seis personas, entre ellas dos soldados y un asistente médico de la Media Luna Roja, murieron en la agresión.
El pretexto de Israel para esos ataques ha sido prevenir el rearme de Hezbolá con presuntos envíos de armamento iraní a través del territorio sirio.
Según reportó la agencia española EFE, la coalición insurgente, liderada por la Hayat Tahrir al-Sham (HTS) o alianza islamista Organismo de Liberación del Levante —que se escindió en 2016 de la rama siria de Al Qaeda—, junto a otras facciones apoyadas por Turquía tomaron el control total de la provincia de Idlib, de gran parte de la ciudad de Alepo y de zonas septentrionales de Hama, en el centro del país.
La coalición de presuntos «extremistas islámicos» goza de la complacencia de Estados Unidos —a pesar de estar registrada como organización terrorista internacional— y ha estado desarrollando sus capacidades militares durante años en preparación para la actual ofensiva.
«El grupo opera una academia militar con personal profesional y ha restructurado su brazo armado para convertirlo en una estructura de fuerza armada convencional», según escribió Charles Lister, experto en Siria del Middle East Institute, citado por The Times of Israel. «En los últimos años, también ha desarrollado unidades de “fuerzas especiales” dedicadas a operaciones encubiertas, incursiones relámpago tras las líneas enemigas y operaciones nocturnas».
Pero la razón principal del éxito de la ofensiva rebelde —subrayó Lister— es «la eficacia de las operaciones militares de Israel contra Hezbolá e Irán desde el 8 de octubre de 2023».
El Ejército sirio cuenta con el apoyo de la aviación de Rusia y ha llevado a cabo decenas de bombardeos contra posiciones de los extremistas.
El ministro de Asuntos Exteriores sirio, Bassam Sabbagh, declaró que la actual ofensiva terrorista contra Alepo y sus alrededores se produce «en el marco de la finalidad de servir a los objetivos de la entidad de ocupación israelí y sus patrocinadores».
Sabbagh señaló que el Gobierno sirio «siempre ha advertido de la obvia coincidencia entre los ataques de la ocupación en su contra y los ataques de grupos terroristas en su interior».
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Araghchi, expresó el continuo apoyo de su país al Gobierno, al pueblo y al ejército sirios.
Araghchi añadió que la reactivación de los grupos terroristas, que se afianzaron en Siria durante la guerra encubierta estadounidense contra Damasco en 2011, es un «plan estadounidense-israelí después de los fracasos de Israel en el Líbano y Palestina».