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En Corea del Sur, una preocupante tendencia está emergiendo entre jóvenes con problemas de salud mental. Autor: Tomada de Twitter Publicado: 03/09/2024 | 09:38 am
SEÚL, septiembre 3.- En Corea del Sur, una preocupante tendencia está emergiendo entre los jóvenes de entre 20 y 30 años: un número creciente de ellos vive en casas abarrotadas de desechos.
Las empresas de limpieza del país reciben solicitudes de personas que ya no pueden mantener sus hogares en condiciones habitables. Este fenómeno es una manifestación evidente de una crisis de salud mental.
La depresión y la ansiedad son los principales factores detrás de esta situación. En 2021, casi el 37 por ciento de la población surcoreana presentaba síntomas relacionados con la depresión, según cifras recientes, lo que coloca al país en el lugar más alto de la lista entre las naciones de la OCDE en cuanto a este acápite.
Lo más alarmante es que una gran parte de estas personas no contaba con un diagnóstico formal o acceso a tratamiento adecuado. La incapacidad para realizar tareas cotidianas, como limpiar el hogar, refleja el deterioro de la salud mental de estos jóvenes, quienes se encuentran atrapados en un ciclo de autonegación y aislamiento, según reseña el sitio web Mdzol.com.
Los trabajadores de las empresas de limpieza se enfrentan a escenas desoladoras cuando entran en estas viviendas. Encuentran montones de desechos acumulados durante semanas, incluso meses, y objetos cotidianos en un estado de abandono absoluto.
En muchos casos, descubren medicamentos recetados esparcidos por el suelo, junto a notas de ánimo escritas por los propios habitantes en un intento desesperado por mantenerse a flote.
Estas notas son un reflejo del esfuerzo por encontrar motivación y consuelo en medio del caos y la soledad. El problema va más allá de la suciedad en los espacios. La acumulación de basura y el desorden se han convertido en síntomas visibles de un profundo malestar psicológico. Estos jóvenes han perdido la motivación para mantener sus espacios limpios y también han dejado de lado otras actividades cotidianas y necesarias.
Para ellos, salir de la cama, preparar una comida o incluso contestar el teléfono puede sentirse como tareas imposibles. La falta de estructura en sus vidas, junto con el estigma social alrededor de las enfermedades mentales, agrava aún más su situación, comenta la fuente.
