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Puerta al Infierno, el misterioso cráter de fuego de Turkmenistán

Enclavado en el Desierto de Karakum, el Pozo de Darvazá es un fenómeno asombroso y aterrador que lleva ardiendo 50 años y sus llamas no parecen tener fin

Autor:

Juventud Rebelde

ASJABAD, TURKMENISTÁN, agosto 30.- Lo que sucedió en la localidad de Darvaza, en Turkmenistán, es una de esas raras ocasiones en que un accidente industrial se convierte en una gran atracción turística internacional.

Hace medio siglo, un equipo soviético de exploración perforó hasta el subsuelo en busca de gas natural, se dice que esta acción desencadenó una reacción en cadena que creó un inmenso cráter, un gigantesco agujero en llamas que, con el tiempo, se convirtió en el lugar más visitado
del exótico país.

También llamado la Puerta al Infierno o el Resplandor de Karakum, el fenómeno es causado por llamas alimentadas por metano que escapan de decenas de respiraderos a lo largo del fondo y las paredes del cráter.

De pie alrededor del borde, se puede sentir el intenso calor que emana del agujero. Es especialmente espectacular por la noche, con lenguas de fuego ardiendo bajo un cielo estrellado.

Flanqueado por dunas y afloramientos rocosos en una parte remota del desierto de Karakum, el cráter es la parada principal en casi todos los recorridos por la nación de Asia Central.

Cuando los viajeros empezaron a llegar en masa a Darvaza, no había servicios ni comodidades para los visitantes, y había que llevar todo lo necesario para pasar la noche. Hoy en día hay tres campamentos permanentes con alojamiento en yurtas o tiendas de campaña, así como comidas y transporte motorizado hasta el borde del cráter para aquellos que no quieran caminar, reseña la CNN.

El cráter tiene aproximadamente 70 metros de ancho y 30 metros de profundidad, con paredes verticales que caen abruptamente sobre un campo de escombros rocosos esparcidos por el fondo. En 2018 se añadió una valla de seguridad para evitar que los visitantes se acerquen demasiado al sumidero en llamas.

Es una cueva de gas colapsada, lo que suena tan interesante como un viejo horno de gas, dice el autor Ged Gillmore, quien escribió sobre el cráter. Pero tiene algo muy extraño y hasta espeluznante, agrega.

Lo cierto es que el cráter lleva ardiendo 50 años, pero puede que no dure mucho más, al menos no en su forma actual. En varias ocasiones, el gobierno de Turkmenistán ha mencionado la posibilidad de sellarlo.

Mientras tanto, quienes lo han estado visitando durante años dicen que las llamas son mucho más pequeñas de lo que eran antes. Yo diría que solo está ardiendo a un 40 por ciento del nivel que presencié por primera vez allí en 2009, dice Dylan Lupine, cuya empresa Lupine Travel, con sede en el Reino Unido, fue una de las pioneras en traer turistas a Turkmenistán.

Pero eso no disminuye el atractivo de una maravilla híbrida entre lo natural y lo artificial que es especialmente asombrosa cuando una tormenta de arena entra y oscurece todo, salvo el fuego parpadeante que se eleva desde el pozo oscuro.

George Kourounis, un aventurero y presentador de televisión canadiense, es la única persona que ha explorado el interior del cráter de gas. Ya no sé qué creer. Hay tantas historias y mitología sobre este lugar. Es una locura, dijo.

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