Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El crimen organizado amenaza a Ecuador

Los grupos criminales acometen varias acciones ante el estado de excepción proclamado por el presidente de Ecuador

Autor:

Marina Menéndez Quintero

Las bandas delincuenciales están demostrando su fuerza y la forma en que han penetrado Ecuador, con lo que ponen tempranamente en jaque al joven presidente Daniel Noboa.

Un rosario de «acciones» que han hecho hablar a los observadores de «noches de terror» constituyen la osada respuesta de los grupos criminales a la decisión del mandatario, hace dos días, de decretar estado de excepción para que las fuerzas policiales y militares intervengan las cárceles, contengan a los prisioneros ligados a aquellos y retomen el control.

Además, Noboa anunció que construiría dos «megacárceles» al estilo del método aplicado por su colega Nayib Bukele en El Salvador, con lo que acabó de ratificar que su promesa de enfrentar el crimen organizado iba en serio.

Explosiones, secuestros de policías, fugas de reos y nuevos hechos violentos en los centros penitenciarios e, incluso, en las calles, han tenido lugar después de anunciarse las medidas, y conforman un abierto y peligroso desafío a un ejecutivo sin experiencia en el Gobierno, y que recién se estrena.

La provocación más fuerte, aunque quizá todavía no la más trágica, ha sido la toma del estudio de un canal de televisión de la ciudad de Guayaquil en plena transmisión y la difusión en pantalla y a todo color de asaltantes con pasamontañas, quienes redujeron al personal mediante el uso de armas que, en algunos casos, apuntaron a las sienes.

El audio de un video que grabó la llegada de los militares cuando los malhechores ya no estaban, dejó  escuchar la voz de un herido pidiendo ayuda.

Fue un evidente acto de terror para enfrentar a las autoridades e intimidar a todo el país. Requerirá reacción oficial si no se quieren hechos peores, aunque no pueden descartarse enfrentamientos en dependencia de cómo actúen las fuerzas del orden.

En su segundo decreto en lo que va de semana, Noboa contestó estableciendo la existencia de un «conflicto armado interno» que pidió considerar como «causal adicional al estado de excepción», en tanto las autoridades provinciales se declararon alineadas con él y dispuestas a actuar para enfrentar el crimen organizado: «una amenaza que nos desafía a todos», dijeron.

Al concluir la tarde del martes el Consejo de Seguridad Pública y del Estado encabezado por Noboa, junto al gabinete y otras personalidades, se había instalado en el Palacio de Carondelet e iniciaba sesiones, a cuyo término daría a conocer las resoluciones adoptadas.

El mandatario aseguró en la red social X que no permitirían que «los grupos terroristas quebranten la paz del país»    

Desde su obligado exilio en Bélgica, el expresidente Rafael Correa, líder de la Revolución Ciudadana, en la oposición, se refirió en la propia red a los «momentos tan duros que vive la Patria» y, en un ejemplo de racionalidad, experiencia y respaldo al ejecutivo en crisis, manifestó al mandatario «todo el apoyo» y consideró que «el crimen organizado le ha declarado la guerra al Estado y el Estado debe salir triunfador. Es hora de la unidad nacional», exhortó.

Los sucesos demuestran, con más gravedad de lo esperado, algo previsto: lo difícil que resultaría cumplir sus propósitos a un mandatario que, como Noboa, se ha manifestado dispuesto a enfrentar el auge delincuencial y la notable presencia de bandas dedicadas al narcotráfico que usan a Ecuador como puente en su tránsito transfronterizo hacia el norte.

Los males se iniciaron durante el mandato de Lenín Moreno y se atribuyen a la manera en que recortó las capacidades estatales con la eliminación de importantes ministerios e instituciones. Mientras, también se recortaba el dinero destinado a las fuerzas del orden, en pos de un requisito sine qua non de los programas neoliberales, que aspiran a ordenar las finanzas desprotegiendo al Estado para enflaquecer el gasto público.

Por otro lado, la superpoblación en las cárceles y la presencia allí de connotados delincuentes convirtió esos lugares, según se ha denunciado, en centros de reclutamiento desde donde se dirigían las acciones fuera.

Luego, Guillermo Lasso, quien no pudo concluir su mandato, fue incapaz de controlar un estado de cosas que legó a Noboa, empresario con poca experiencia en la política que debe su reciente triunfo electoral, en buena medida, a la confianza depositada en él por una ciudadanía que tiene precisamente a la seguridad como principal divisa.

Hay razones: las cifras de muertes y hechos violentos convirtieron a Ecuador, al término del año pasado, en el país más violento de América Latina con una tasa récord de 40 asesinatos por cada cien mil habitantes.

La ola de atentados contra políticos durante la campaña electoral de agosto, que incluyó el que puede considerarse magnicidio contra el candidato presidencial Fernando Villavicencio, resultó la peor muestra de una atemorizante impunidad de las bandas que se está viendo con creces ahora.

El peligro está latente y hace temer por la estabilidad en la nación ecuatoriana.

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