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Somos más ¡Manos a la obra!

La Cumbre del G77 y China incluyó visiones acerca del desarrollo, la economía, la sociedad y sus relaciones con el sistema internacional contemporáneo

Autor:

Juana Carrasco Martín

Las intensas jornadas en que las diversas y enérgicas voces del sur se escucharon en el Palacio de Convenciones de La Habana, durante el debate general de la Cumbre del G77 y China, han resultado fructíferas y se tradujeron en una consensuada Declaración final. Fidel tuvo total razón cuando dijo que esa heterogeneidad no era muestra de debilidad, sino de unidad y fuerza.

Decenas de discursos pronunciados por presidentes, primeros ministros, cancilleres o ministros de ciencia y tecnología, todos jefes de las delegaciones, —49 solo en la extensa jornada de ocho horas y media del primer día y un número similar o más en la segunda, cuando algunos países decidieron incluso entregar sus textos para contenerlos en las actas documentales del encuentro—, mostraron que la apuesta por mejorar el mundo, hacerlo más inclusivo y justo es válida, y tiene basamento para llevarse a cabo si el reto se asume desde la visión común ante lo que nos une y nos desafía, que no es poco.

Se le llama la cuarta revolución industrial y se trata del acelerado avance de la ciencia, la tecnología y la innovación que, contradictoriamente, sigue dejando brechas, incluso agrandándolas de manera injusta para la mayor parte del orbe, y se trata de hacer viable para todos ese camino que debiera lleva al bienestar a que aspiramos como género humano.

Entonces, no ha sido sorpresa que casi todos los dignatarios y representantes de las naciones africanas, latinoamericanas, caribeñas y asiáticas que conforman el sur global mencionaran de manera enfática la necesidad de trabajar de conjunto en la búsqueda de soluciones a las crisis varias —que algunos llamaron crisis multidimensional—, y las calificaran de atentatorias a los derechos humanos. Dos elementos claves para conseguir los propósitos del desarrollo son la unidad y el consenso.

Hubo una generalización en el enfoque unitario, el de los sentimientos de solidaridad y de cooperación entre los miembros; también convergencias en la identificación de las posibles acciones que se requieren para enfrentar los problemas que afectan el desarrollo sostenible de las naciones del sur. Asimismo, llamaron a soluciones globales con justicia porque los males y obstáculos han sido bien identificados, y ahora se requiere intensificar las acciones y exigir lo que corresponde.

Se trata de alcanzar una cooperación internacional más fortalecida que permita intercambiar, formalizar y transferir los conocimientos y las tecnologías disponibles sobre las soluciones eficientes para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como acelerar la transformación de nuestras economías para el bienestar de nuestras poblaciones, como destacaron muchos.

La Cumbre incluyó visiones acerca del desarrollo, la economía, la sociedad y sus relaciones con el sistema internacional contemporáneo. La ciencia y el conocimiento aportarán valores esenciales si se manejan de manera adecuada, pero existe preocupación puesta de manifiesto de que no podrán ser
alcanzados las propuestas de la Agenda 2030 si no se le apura el paso a la justicia social.

La progresista Declaración final, cuyo proyecto fue consensuado mediante un proceso de negociación altamente participativo, armonioso, constructivo y de profunda avenencia por parte de los embajadores de los países miembros ante el capítulo del Grupo en Nueva York y ratificado en la tarde por los presentes en La Habana, constituye mandato para la acción con el propósito de darle concreción a reclamos históricos y otros actuales de los países del sur.

¿Cuestionamientos? Muchos. Los desafíos son colosales, así como las dificultades, pero también son  poderosas la voluntad y la esperanza.

En el discurso inaugural de la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno del Grupo de los 77 y China sobre los retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel lo señaló claramente: «Tenemos el deber de intentar cambiar las reglas del juego y solo lo lograremos si movilizamos la acción conjunta».

Definió que esta Cumbre ocurre en momentos en que la humanidad ha alcanzado un potencial científico-técnico inimaginable y una capacidad extraordinaria para generar riqueza y bienestar «que, en condiciones de mayor igualdad, equidad y justicia, podría asegurar niveles de vida dignos, confortables y sostenibles para casi todos los pobladores del planeta».

También señaló que si coloreáramos el espacio que ocupan las naciones miembros del grupo en un mapamundi, «veremos dos fuerzas que nadie supera: Somos más, y somos más diversos. El sur también existe, dicen los versos del poeta uruguayo Mario Benedetti. Por todo el tiempo en que el norte acomodó el mundo a sus intereses para mal del resto, ya toca al sur cambiar las reglas del juego».

Pues sí, «…Somos los 77 y China. Y somos más». Podemos. Hay urgencia. ¡Manos a la obra!

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