Rusia sigue siendo Rusia

Alienta el contundente y hermoso desfile con que Rusia ha vuelto a recordar, este jueves, el aniversario 74 de la victoria de la extinta Unión Soviética sobre el fascismo, luego de años en que esa epopeya pareció olvidada.

Me alegra no porque una sea amante del armamentismo y menos de la supuestamente superada guerra fría, como podría decir alguno que otro ante esa aseveración en estos tiempos en que Occidente propala el falso discurso de la desideologización… y no pocos se lo creen.

Por el contrario: la fuerza y el orgullo mostrados durante el desfile militar en la Plaza Roja reiteran que los herederos de quienes salvaron a la humanidad, no olvidan. Y, en este caso sobre todo, ello constituye garantía para salvaguardar la paz.

Tal presupuesto rebasa lo que atañe estrictamente al sentimiento de exaltar a quienes dieron la vida y reconocer el estoicismo de los que sobrevivieron, hoy exultantes en los actos de Moscú cuando lucían al pecho las medallas que, en pleno apogeo del desmerengamiento, algunos, caídos en la pobreza material y espiritual, vendían.

El desfile militar que mostró el poderío ruso, y la marcha del Regimiento Inmortal que recordó a los más de 70 000 veteranos de la guerra que viven aún en Rusia, así como a los que murieron, no pretendieron —como dijo el presidente ruso Vladimir Putin— asustar a alguien o «mostrar músculos».

El Regimiento Inmortal en la heroica Sebastopol. Foto: Sputnik

El tributo a los vencedores, celebrado también en otros lugares de Europa, expresa además —al decir del propio mandatario ruso— un rechazo a la guerra que se torna relevante cuando padecemos la pretendida unipolaridad imperial: afortunadamente, hoy menos omnímoda, pero todavía amenazante.

Precisamente, si va dejando de existir el mundo «de un solo lado» que se pretendió después de 1990, cuando no se avizoraba dónde estaba el contrapeso a la hegemonía estadounidense, ha sido gracias a esa recuperada memoria de Rusia después de los tiempos inciertos y confusos que siguieron, inicialmente, al derrumbe del Muro de Berlín.

Ese stop que de algún modo hace amainar, ahora,la arremetida imperialista, debe agradecerse también a la emergencia de China, cuyo desarrollo económico con un nuevo modelo que no desdeñó los principales fundamentos socialistas, beneficia a buena parte del resto del orbe. Todavía, en verdad, no puede decirse que haya equilibrio. Pero se ha abierto paso la multipolaridad.

Lo hacemos para que más nunca se repita algo semejante en la historia de nuestro país y de la humanidad, comentó Vladimir Putin en alusión al fascismo durante su discurso, según los reportes de PL. Congratulan ese espíritu y esa certeza.