El pueblo acudió a Miraflores para defender su nación soberana y proteger a su presidente Nicolás Maduro. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 30/04/2019 | 08:41 pm
El nuevo capítulo del golpe continuado contra Venezuela da cuenta del infructuoso intento de sus hacedores de «forzar las acciones», cuando todo vuelve a demostrar que siguen ausentes las condiciones para deponer la Revolución mediante el derrocamiento del Gobierno de Nicolás Maduro… Lo cual no significa que los sucesos de este martes no fueran una jugada peligrosa, que arriesga la estabilidad nacional en su búsqueda de enfrentamientos fraticidas, y apunta al desgaste de las víctimas…
Sin embargo, como cuando la historia de la ayuda humanitaria por la frontera con Colombia, falló también ahora el intento de movilizar a grandes masas en apoyo a la deteriorada figura visible del golpe, Juan Guaidó, lo que ha vuelto a ilegitimar y debilitar a los fantoches del golpismo. También sigue fallando el propósito de hacer desertar a grandes grupos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
No fueron solo las imágenes en vivo transmitidas por Telesur desde la base aérea de La Carlota, que a mediados de la mañana mostraban a un exiguo grupo de opositores lanzando piedras —una a una y sin rabia, como quien está cumpliendo su rol una función—, mientras la sede militar estaba (como siempre estuvo) en seguro poder de la FANB.
El escaso seguimiento a la acción que Guaidó anunció al amanecer como el inicio de la «fase final», «el fin de la usurpación», u (otra vez, como cuando los camiones en la frontera), el #Diadecisivo —etiqueta usada en las redes sociales—, fue reconocido además por otros medios internacionales.
«Hay seguidores de Juan Guaidó reunidos. No es una cosa masiva, es una cosa ruidosa que está empezando», fue la descripción del corresponsal de BBC Mundo en Venezuela después de los primeros movimientos, según reflejó la página web de esa televisora. De ese «empezar», no pasó.
Ambos, pueblo y Fuerza Armada, son los bastiones en que se sostiene el país y su modelo social, político y económico; aunque los daños infligidos por la asfixia financiera desde EE. UU. puedan hacer estragos, en el deseo de agotar a la gente golpeada por la escasez, los sabotajes a la electricidad que la dejan sin agua ni transporte, no solo sin luz; y aunque algunos militares fenezcan ante las reiteradas invitaciones del golpismo a que se dejen comprar. Pero sigue firme el grueso de la alta oficialidad, leal a la Constitución.
Otros acontecimientos de la jornada permiten ver que midieron mal. La irrupción en el escenario de los hechos del dirigente opositor Leopoldo López, figura cimera del violento partido derechista Voluntad Popular, quien violó la pena a prisión domiciliaria que cumplía, puede ser una muestra de que en serio algunos de ellos pensaron que el martes era «el día».
La mejor muestra del fracaso fueron las noticias en la tarde de que López estaba pidiendo asilo en la Embajada de Chile. Mientras, se afirmaba que algunos de los militares traidores lo hacían ante la legación diplomática de Brasil. No se sabía a la hora de cerrar estas líneas qué sería del destino de Guaidó, cuya falta de efectividad como autodeclarado presidente interino es, justamente, la causa de que los golpistas tuvieran que llegar hasta estos extremos.
Con toda razón la justicia le ha quitado su inmunidad diplomática, luego de que el presunto diputado también violentara las restricciones dictadas antes por el Tribunal Supremo sobre su derecho a viajar y usar sus bienes… Hacía rato que Guaidó estaba llamando a la intervención extranjera y desconociendo la constitucionalidad.
Otro resorte no funcionó. Tampoco lograron los golpistas provocar respuestas duras del ejército, lo cual habría brindado a las fuerzas injerencistas de Donald Trump el asidero que no les llega para la intervención militar directa.
A los hechos que cuestionan la efectividad de la acción, se añaden las declaraciones de uno de los integrantes del grupo de militares que respaldaron su llamado a la insurrección: después dijo ante la prensa que fueron engañados para que se trasladaran hasta el punto de encuentro, en el llamado Distribuidor Altamira.
De cualquier modo, debe esperarse que los artífices, desde la Casa Blanca, vuelvan a manipular los acontecimientos para buscar nuevos respaldos donde único han conseguido adeptos a su agresividad y bochornosa injerencia: en la arena internacional.
De cualquier modo, hay que saludar el reiterado fracaso sufrido este martes por los hacedores del golpe desde sus oficinas de Miami y Washington. Han vuelto a quedar con un palmo de narices; pero no se van a arredrar. Quienes defienden la constitucionalidad y la soberanía en Venezuela tienen que seguir alertas.