Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La condena moral del mundo

El testimonio de Elián González sobre su secuestro y la manipulación que sufrió en Estados Unidos estremeció a los presentes en el Tribunal Antimperialista, que analizó, entre otros, los actos contra los pueblos colombiano, saharaui y puertorriqueño

Autor:

Yuniel Labacena Romero

SOCHI, Rusia.— Llora, denuncia y llora; alerta para que otros no sufran como él. El dolor del cubano Elián González Brotons conmovió en una amplia sala del Main Media Center: «Como víctima del bloqueo y de la Ley de Ajuste Cubano salí junto a mi madre con solo cinco años hacia Estados Unidos. En medio de la travesía la embarcación sufrió un naufragio y quedé en el mar a la deriva.

«Después de ser rescatado me llevaron para Estados Unidos, a pesar de que había sufrido por la pérdida de mi madre y que mi pueblo lloraba. Por más de cuatro meses no me dejaron regresar con mi padre ni volver a mi Patria. Entonces fui privado de mis derechos como niño, especialmente los que se relacionan con disfrutar del cuidado, respetar la identidad y las relaciones familiares.

«Se me intentó convertir en un norteamericano más a través de ideas y símbolos. Violaron todos mis sentimientos. Tampoco podía establecer una llamada telefónica con mi padre, pues cuando él llamaba no me ponían. Todo esto sucedió dentro del territorio norteamericano, financiado por los grupúsculos que solo buscan destruir al pueblo cubano y a su Revolución».

Al concluir su intervención, el auditorio estaba tan conmovido como Elián. El mismo sentimiento vivieron los asistentes tras la exposición de otros hechos que argumentaban los cargos del pueblo cubano contra el imperialismo, entre estos el bloqueo genocida, el terrorismo de Estado, las detenciones arbitrarias, ocupaciones ilegales, las acciones subversivas, la guerra mediática, las violaciones de los derechos humanos…

El joven abundó en los daños causados por más de medio siglo de bloqueo estadounidense contra Cuba, la invasión mercenaria por Playa Girón, las diversas acciones para eliminar físicamente a Fidel, el crimen de Barbados, el estímulo de la Casa Blanca a las acciones contrarrevolucionarias y el ofrecimiento de becas, la creación de grupos subversivos, con especial énfasis en el reclutamiento de mujeres y personas negras, así como la manipulación a través de internet.

Por el heroico pueblo de Cuba, que «ha preferido desaparecer antes que ponerse de rodillas y traicionar la gloria que se ha vivido», Elián pidió al Tribunal «condenar al imperialismo yanqui por todos los daños humanos y económicos ocasionados a su pueblo. ¡Cualquier otro fallo sería injusto, que los condene la historia, que a nosotros ya nos absolvió!», proclamó.

Sus palabras hicieron que María Do Socorro Gomes, presidenta del Consejo Mundial por la Paz y al frente de esta corte, expresara ante los delegados e invitados al 19no. Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes el orgullo que sentían de tener a Elián aquí, al ser «un símbolo de la resistencia y la fuerza revolucionaria del pueblo cubano», y distinguió a Cuba «como un referente de paz, de justicia, de solidaridad y ejemplo a seguir».

TESTIMONIOS DESGARRADORES

Estremeció escuchar en tan poco tiempo tantos testimonios dolorosos. La secuencia de imágenes y documentos que trajeron los testigos ante el Tribunal Antimperialista dio cuenta del dolor que sufre la humanidad. Por ello, al presentarse este tribunal moral internacional, María Do Socorro había dicho el martes último: «Nadie puede ser imparcial frente al imperialismo. Vamos a romper el silencio y el olvido».

No hay dudas de que este espacio del movimiento de los festivales se erige en acción reivindicadora de la justicia en el planeta. Se constituye en un espacio para darle voz y aliento a quienes sufren o se enfrentan a la dominación imperialista.

Este es el caso del pueblo saharaui, que en 1975 quedó bajo el dominio de la ocupación marroquí, después de años de colonización española. El joven Omar Hanesa denunció dicha situación ilegal y exigió justicia por los delitos allí cometidos durante décadas.

Hanesa reclamó la liberación de los presos políticos, arrestados y condenados a más de 20 años por organizar marchas pacíficas en defensa de la causa de su pueblo. También rechazó la posición y las decisiones de las Naciones Unidas en relación con este tema y llamó a esa institución a ser justa en el ejercicio de sus funciones.

Las amenazas y los chantajes de Washington a la República Popular Democrática de Corea, en contubernio con sus aliados en la región asiática, también fueron motivo de condena. Ri Cho Liu, representante norcoreano, enumeró los daños provocados por el bloqueo económico a Corea Democrática por más de 60 años y remarcó que, pese a cualquier sanción impuesta a su país, están dispuestos a defenderse hasta la muerte si fuera necesario.

La colombiana Ángela Correa mostró ante este jurado la diferencia entre el presupuesto destinado por el Ejecutivo de su nación a los gastos militares, el cual aumentó en un ocho por ciento, y las partidas de los gastos sociales que cayeron en un 16 por ciento, una tendencia que niega el espíritu de los acuerdos de paz.

Ángela condenó los constantes ataques que se realizan contra Venezuela desde su país, en el intento de la oligarquía por destruir el proceso revolucionario bolivariano; así como el incremento de la presencia militar estadounidense en las nueve bases instaladas en suelo colombiano, en zonas fronterizas con la patria de Chávez y listas para la intervención.

Otro momento conmovedor fue escuchar el testimonio del luchador independentista Oscar López Rivera, en nombre de Puerto Rico, tras pasar casi 36 años en una cárcel estadounidense.

Este jueves, otros testigos como Oscar y Elián, se presentarán ante el Tribunal Antimperialista, que la víspera centró su denuncia en las agresiones de que han sido víctimas los pueblos venezolano y cubano. Hoy, en la tarde, se dará a conocer el fallo de este importante espacio del Festival.

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