ISLAMABAD, febrero 16.— Al menos 72 personas fallecieron y más de 250 resultaron heridas este jueves cuando un atacante suicida detonó explosivos en un concurrido templo sufí en la provincia de Sindh, al sur de Pakistán, informaron las autoridades del país asiático.
Faisal Edhi, jefe del equipo de rescate que trasladó los heridos a los hospitales, dijo que entre los cadáveres se incluyen 43 hombres, 20 niños y nueve mujeres, refirió Xinhua.
El atentado ha sido considerado como el más mortífero de una serie de ataques de insurgentes en el país durante esta semana, valoró AFP, y fue reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Un despacho de DPA detalló que el crimen fue adjudicado por un comandante del EI en llamadas telefónicas a medios paquistaníes. Poco después, la agencia de noticias Amaq, vinculada al EI, divulgó un comunicado en el que detalló que un atacante suicida detonó su chaleco explosivo en medio de una multitud chiita.
El oficial de policía Rasool Bux dijo a Xinhua que el atacante entró en el templo Lal Shahbaz Qalandar por la entrada dorada, donde se encontraba un gran número de personas, y se hizo estallar a las 19:00 hora local en medio de un grupo que realizaba la Dhamal (danza sufí) dentro del complejo.
En el templo había entre 500 y 800 personas cuando ocurrió la explosión, durante el momento más sagrado para rezar de acuerdo con la costumbre sufí.
Tras el ataque, Pakistán anunció el cierre de sus fronteras con Afganistán «con efecto inmediato hasta nueva orden, debido a motivos de seguridad», indicó en Twitter el director de la Oficina de Comunicación del Ejército (ISPR), Asif Ghafoor.
La decisión de Pakistán —explicó EFE—, que acusa a Afganistán de permitir la presencia en su territorio de grupos terroristas que operan en suelo paquistaní, se produce después que el Ministerio de Exteriores convocara este miércoles al segundo de la Embajada afgana en Islamabad para expresarle su preocupación sobre el tema.
La rama sufí del Islam es el blanco del odio de los grupos sunitas en Pakistán, país donde son frecuentes los ataques a santuarios sufíes. En noviembre pasado, al menos 52 personas murieron en un atentado a un templo sufí en la provincia de Baluchistán, en el sudoeste del país, acto también reivindicado por el EI.
El secretario general de la ONU, António Guterres condenó el ataque de este jueves. «Trasladamos nuestras condolencias a las familias de las víctimas y al Gobierno y el pueblo de Pakistán y deseamos una rápida recuperación a todos los heridos», agregó en su comunicado.