SAN SALVADOR, mayo 22.— La capital salvadoreña ya está lista para la ceremonia que este sábado elevará a los altares como beato de la Iglesia Católica a la figura más reverenciada en el país, el asesinado arzobispo Oscar Arnulfo Romero.
Según EFE, las principales vías de la normalmente congestionada capital estan adornadas con imágenes de Romero que dan la bienvenida a los visitantes a San Salvador, sede de la beatificación.
La ceremonia será presidida por el prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos de la Santa Sede y representante del Papa Francisco, cardenal Ángelo Amato.
Se espera que al menos 285 000 personas asistan al acto, que tendrá lugar en la plaza Salvador del Mundo. Entre ellos, representantes de algunos de los gobiernos locales.
El Gobierno de El Salvador lanzó una serie de sellos postales y un libro dedicados a monseñor Romero para conmemorar la fecha de su beatificación. La emisión de sellos consta de 404 000 unidades y 1 600 sobres del primer día, con cuatro estampillas.
El canciller salvadoreño, Hugo Martínez, quien presidió el acto de lanzamiento, destacó la importancia de las muestras artísticas en el momento histórico que vive el país y agregó: «todo aquello que está en torno a Monseñor Romero irradia una visión de unidad, de desarrollo integral, de amor y empatía por los demás».
Por otra parte, el Comité Social Interinstitucional Monseñor Óscar Arnulfo Romero, integrado por los Ministerios de Educación y Gobernación y Desarrollo Territorial, lanzó el concurso «Yo hablo, yo escribo y yo dibujo a nuestro beato Monseñor Romero».
El ministro de Educación, Carlos Canjura, explicó que el concurso se divide en las categorías de dibujo, poesía, oratoria y ensayo, con el objetivo de reconocer la trascendencia de la vida, obra, pensamiento y martirio de Monseñor Romero como artífice de los procesos de paz en el país.
Además, se presentó el libro de Roberto Morozzo Della Rocca Oscar Romero, la biografía, obra que, según el canciller Martínez, retrata al religioso como un hombre de iglesia, de fe, que hablaba de reconciliación del pueblo.
Monseñor Romero fue asesinado el 23 de marzo de 1980 en San Salvador cuando oficiaba misa en la capilla de un hospital para enfermos de cáncer.
Se convirtió en la voz de los sin voz al denunciar en la homilía dominical los nombres de los muertos y desaparecidos en una época donde se imponía el silencio, el terror y la impunidad.
Un día antes de su muerte pronunció una encendida denuncia contra los crímenes, las masacres, cometidas fundamentalmente por el ejército.
La Comisión de la Verdad creada por Naciones Unidas después de los Acuerdos de Paz de 1992, determinó en 1993 que Monseñor Romero fue víctima de los escuadrones de la muerte organizados y dirigidos por el mayor Roberto d’Aubuisson, militar formado en la Escuela de Las Américas.
D’Aubuisson fue fundador de Alianza Republicana Nacionalista (Arena), partido de derecha que nació en la época en que el pueblo consolidaba sus organizaciones contra el contexto de violencia.