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Llama Obama a trabajar para poner fin al bloqueo este año

Llama el presidente Barack Obama al Congreso a trabajar para poner fin al bloqueo este año, al pronunciar su discurso sobre el Estado de la Unión

Autor:

Juana Carrasco Martín

Las conversaciones oficiales entre Cuba y los Estados Unidos comienzan este miércoles en el Palacio de Convenciones de La Habana, unas horas después de que en su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente Barack Obama reiterara el fracaso de la política de su país hacia Cuba y exhortara al Congreso a trabajar para poner fin al bloqueo este año.

En las reuniones de la capital cubana, las respectivas delegaciones abordarán tres puntos sustanciales: durante este primer día, la evaluación de la marcha de los acuerdos migratorios, y mañana jueves 22 de enero tienen en la agenda el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas, un hito entre ambos países que ha suscitado el interés a nivel de la comunidad internacional porque pueden abrirle la puerta a nexos rotos por más de medio siglo, y analizar temas de cooperación de interés mutuo.

Josefina Vidal Ferreiro, directora general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, preside la delegación cubana, mientras que la parte norteamericana para la 28 ronda migratoria estará presidida por el subsecretario asistente del Buró de los Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Edward Alex Lee, y para los intercambios del segundo día estará al frente Roberta Jacobson, secretaria asistente de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental.

Roberta Jacobson, secretaria asistente de Estado para los Asuntos del Hemisferio Occidental, encabeza la delegación estadounidense.

El Departamento de Estado, en un comunicado la víspera, señaló que el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba es un «paso clave» para la implementación de los cambios en la relación Estados Unidos-Cuba que anunció el pasado 17 de diciembre el presidente Barack Obama.

Agregaba esa información que Jacobson viajaría a Cuba del 21 al 24 de enero para iniciar las pláticas con el Gobierno cubano y que la agenda de trabajo entre ambas delegaciones incluye acuerdos técnicos y logísticos como las operaciones de la Embajada, el personal y el proceso de visas para el personal diplomático estadounidense.

Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba había apuntado en su sitio digital que el encuentro de este primer día será «un espacio para evaluar la marcha de los acuerdos migratorios y las acciones emprendidas por ambas partes para enfrentar la emigración ilegal y el tráfico de emigrantes, entre otros temas», y respecto a la segunda sesión de trabajo añadió que abordarían «los principios y pasos para el restablecimiento de relaciones diplomáticas y la apertura de Embajadas en ambos países».

El Minrex también señaló que el propio jueves habrá un tercer     intercambio para abordar asuntos bilaterales, incluyendo áreas de cooperación en temas de interés mutuo, sin precisar más detalles al respecto, aun cuando estos son numerosos, pues con anterioridad se ha tratado la interdicción en el narcotráfico, donde pudiera ir mucho más allá la cooperación; la migración ilegal, la trata de personas, la respuesta a desastres naturales como movimientos sísmicos; búsqueda y salvamento en áreas limítrofes y derrames petroleros, entre otros tópicos.

En esos y en más puede ampliarse la cooperación, y sería de mutuo beneficio la lucha contra el terrorismo, el enfrentamiento a epidemias y los temas medioambientales.

Tanto entre analistas cubanos como en las calles del país se destaca el apoyo a estas pláticas y a la formulación del Presidente Raúl Castro cuando, en el anuncio paralelo de las conversaciones y el acuerdo de restablecimiento de las relaciones diplomáticas del pasado 17 de diciembre, señaló: «Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto. El bloqueo económico, comercial y financiero que provoca enormes daños humanos y económicos a nuestro país debe cesar».

De seguro ese será uno de los puntos calientes y vitales en este proceso que se inicia, pues no puede hablarse de normalización de las relaciones si no hay un levantamiento del bloqueo, y no son pocas las medidas que el presidente Barack Obama pudiera aplicar al respecto. Cuba también se pregunta hasta cuándo se le mantendrá en la lista de los países que supuestamente apoyan el terrorismo.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su discurso en la noche del martes, sobre el Estado de la Unión.

Como explicó el Presidente cubano en la alocución del mes pasado a la ciudadanía, «aunque las medidas del bloqueo han sido convertidas en ley, el Presidente de los Estados Unidos puede modificar su aplicación en uso de sus facultades ejecutivas», una exhortación que acompañó con la convocatoria al Gobierno de Washington a «adoptar medidas mutuas para mejorar el clima bilateral y avanzar hacia la normalización de los vínculos entre        nuestros países, basados en los principios del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas».

Por su parte, el Departamento de Estado remarcó que las nuevas conversaciones con Cuba «son un proceso histórico e importante» porque «avanzará los intereses de Estados Unidos», y al respecto reiteró mensajes políticos sobre «cambios» en la Isla.

«Es hora de probar algo nuevo»

WASHINGTON, enero 20.— El presidente estadounidense Barack Obama reiteró este martes en la noche el reconocimiento del fracaso de la política de Estados Unidos hacia Cuba durante su discurso sobre el Estado de la Unión, y pidió al Congreso trabajar para ponerle fin al «embargo» en este 2015.

El mandatario estadounidense reiteró las posiciones expuestas en su discurso del 17 de diciembre al afirmar que «cuando uno hace algo que no funciona durante 50 años es hora de probar algo nuevo», aseveración que fue ovacionada por los presentes.

«Este año el Congreso debería iniciar el trabajo de poner fin al embargo», señaló en alusión al bloqueo y al carácter de ley que tiene esa política anticubana, por lo cual solo puede ser eliminada en su totalidad por el legislativo estadounidense, aunque al mandatario le asisten prerrogativas para derogar varias de las restricciones que implica.

En este punto también se refirió a la repercusión que dichos pasos tendrán para Estados Unidos en la región cuando dijo que «nuestro cambio de política en relación con Cuba tiene el potencial de poner punto final a un legado de falta de confianza en nuestro hemisferio».

Obama dijo que ello también desmorona una excusa ficticia para imponer restricciones a la Isla y extiende lo que llamó «una mano de amistad al pueblo cubano», tras lo cual citó al Papa Francisco al aseverar que la diplomacia es un trabajo de «pequeños pasos».

También enfatizó en su determinación de cerrar la prisión de EE.UU. en la ilegal base naval de Guantánamo y dijo que no desistiría en ese empeño, luego de recordar que desde que asumió el cargo ha trabajado para reducir la población penal allí a la mitad «y ha llegado la hora de finalizar el trabajo», puntualizó.

Obama ofreció una visión positiva de cara a lo interno al aseverar que después de un año de logros significativos para Estados Unidos, la economía del país crece y genera empleos al ritmo más rápido desde 1999, y habló de una disminución de los déficits, una industria desbordante y una producción energética en auge, por lo que afirmó que «hemos salido de la recesión con más libertad para escribir nuestro propio futuro que cualquier otra nación en la Tierra».

Más adelante, anunció que en dos semanas enviaría al Congreso un presupuesto lleno de lo que  denominó «ideas prácticas» y «no partidistas», y dijo que cruzaría el país para defender esas ideas, luego de preguntarse: «¿Aceptaremos una economía en la que solo algunos de nosotros vivamos espectacularmente bien? ¿O nos comprometeremos a desarrollar una economía que genere sueldos que aumentan y oportunidades para todos aquellos que se esfuercen?»

Refiriéndose a un tema polémico en el país durante varias administraciones, Obama reconoció que el asunto de la inmigración «todavía levanta pasiones», y consideró que es posible mejorar una ley «que confirme nuestra tradición como una nación de leyes y una nación de inmigrantes».

En cuanto a la política exterior, dio por concluida lo que llamó «la misión de combate en Afganistán» y dijo que si hacía seis años casi 180 000 soldados estadounidenses prestaban servicio en Iraq y Afganistán, ahora quedan menos de 15 000.

«La sombra de la crisis ha pasado y el Estado de la Unión está fuerte», aseguró.

También manifestó su confianza en la combinación del poder militar con una diplomacia fuerte y en las coaliciones, al tiempo que dijo estar defendiendo el principio de que las naciones grandes no puedan intimidar a las pequeñas. Aunque más adelante afirmó que EE.UU. se reserva el derecho de actuar unilateralmente para eliminar a los terroristas, que representan una amenaza directa para el país y sus aliados, enfatizó.

En ese contexto, anunció que Estados Unidos seguirá persiguiendo a los terroristas para desmantelar sus redes.

Obama consideró que en Iraq y Siria el liderazgo estadounidense está deteniendo el avance del Estado Islámico (EI) y llamó al Congreso a aprobar una legislación que autorice el uso de la fuerza contra el EI «para demostrarle al mundo que EE.UU. está unido en esa misión».

En cuanto a Irán, el jefe de la Casa Blanca dijo que por primera vez en una década ese país ha detenido el progreso de su programa nuclear y que existe la posibilidad de negociar un acuerdo exhaustivo en ese entorno.

Por ello exhortó al Congreso a no aprobar nuevas sanciones contra Irán en este momento, pues, dijo, se producirá el fracaso de los esfuerzos diplomáticos.

Entre otros temas abordados, Obama se refirió también a la modernización de sus alianzas en la región Asia-Pacífico; llamó al legislativo a aprobar una resolución para enfrentar adecuadamente las amenazas cibernéticas; y consideró que el cambio climático supone riesgos para la seguridad nacional.

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