Julian Assange se encuentra desde agosto de 2012 refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres. Autor: www.liquida.it Publicado: 21/09/2017 | 06:01 pm
BUENOS AIRES, enero 14.— La política desestabilizadora de Estados Unidos, Reino Unido y Francia en Oriente Medio y África estimulan ataques como el acontecido en París y que suceden cada día en países del mundo árabe, opina el editor Julian Assange.
«Pienso que fue extremadamente triste lo que sucedió con una publicación que representa la gran tradición francesa de la caricatura», señala el fundador de Wikileaks en declaraciones al diario Página 12.
Pero hay que entender que cada día se está produciendo una masacre de esa magnitud en Irak y otros países del mundo árabe, alerta Assange quien sigue recluido en la Embajada de Ecuador en Londres.
En su opinión, es el resultado de los esfuerzos desestabilizadores de los gobiernos de Washington, Londres y París. «Francia en particular ha participado en el suministro de armas a grupos violentos en Siria, Libia y en la recolonización del estado africano de Mali», puntualiza.
Eso estimuló el ataque, en este caso usando un objetivo fácil como la redacción del semanario Charlie Hebdo. «Pero la realidad es que el servicio secreto francés deja muchas interrogantes abiertas sobre lo sucedido», estima.
Ellos conocían —relata— de las actividades de los responsables de la masacre, y sin embargo dejaron de vigilarlos. Y se pregunta: «¿Por qué los hermanos Kouachi, conocidos por sus lazos con extremistas, no estaban bajo vigilancia?»
Cherif Kouachi había sido condenado —ahonda— por delitos terroristas y había servido 18 meses en prisión. Ambos estaban en listas de terroristas.
Hay muchas preguntas: ¿Por qué las oficinas de Charlie Hebdo no estaban mejor protegidas, dadas las duras críticas de la revista al Islam? ¿Cómo pudieron conseguir conocidos yihadistas armas semiautomáticas en Francia?
Se ha tratado de presentar a los asesinos como súper villanos para ocultar la propia incompetencia de los servicios.
La realidad —concluye Assange— es que los terroristas eran aficionados bastante incompetentes que chocaron el coche, dejaron su cédula de identidad a la vista y coordinaron sus movimientos por celulares y teléfonos comunes.
«No se necesitaba una vigilancia masiva de Internet para evitar este hecho: se requería una vigilancia específica», sugiere el especialista en materia digital.
A su vez, Assange alerta sobre los intentos de Washigton, Londres, París y sus principales aliados de aprovechar la masacre para recuperar el terreno perdido tras las denuncias de Edward Snowden sobre el espionaje masivo.
Respecto a los que hoy utilizan el hecho para clamar por una vigilancia electrónica masiva, Assange advierte que tal práctica es «una amenaza a la democracia y a la seguridad de la población, ya que otorga un poder excesivo a los servicios secretos».
El argumento para proponerla es que así se puede hallar gente que no se conocía de antemano, pero el ataque en París muestra que los protagonistas eran conocidos, y sin embargo el asalto no fue prevenido.
Debería haber una investigación profunda de cómo se cometieron estos errores, estima Assange, «aunque mi experiencia es que esto no va a ocurrir porque estos servicios son corruptos y lo son porque son secretos», considera.