El despegue espacial venezolano está seguro, tanto por sus ingenios como por sus profesionales: más de 1 500 jóvenes entrenados en ciencia y tecnología espacial e investigación y desarrollo. Autor: José M. Correa Publicado: 21/09/2017 | 05:25 pm
CARACAS.— Si hoy a las 11:42 p.m., hora de Venezuela (11:12 p.m. en Cuba), en el desierto chino de Gobi, rayando el mediodía, hay buen tiempo, comenzará la cuenta regresiva para la salida al espacio del segundo satélite venezolano.
Muchos lugareños de seguro no dormirán la madrugada para intentar verlo pasar por aquí. Iba a hacer lo mismo, pero Caracas tiene tanta luz nocturna, que cuando subo a la azotea del hotel apenas se ven las estrellas.
El Miranda está en la rampa de lanzamiento de la ciudad estelar Chia Wang. Es de diseño chino y armado en el país asiático. No obstante, varios especialistas sudamericanos participaron en su ensamblaje. Como el resto de los que se hacen en el mundo, son equipos sumamente sofisticados, alarde del saber humano.
Debe emitir sus primeras imágenes del territorio venezolano antes del 10 de octubre, directo a instalaciones administradas por la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE).
La unidad girará sobre el planeta durante varios años. Pasará tres veces al día sobre Venezuela. Posee cuatro cámaras de última generación. Y tiene hasta cuenta de twiter: @SateliteMiranda, a la que ya se han adherido más de 2 000 personas para interactuar y conocer más sobre el trabajo que hará el aparato.
Su equipamiento óptico capturará imágenes de alta resolución y también de barrido ancho, tanto para trabajos de planificación estratégica en el área civil como en la defensa.
Venezuela y China firmarán en breve un convenio que permitirá a los sudamericanos bajar imágenes de dos satélites del país asiático que pasan por este país, y a los chinos hacer lo mismo con el Miranda, por lo que en realidad la ABAE tendrá en órbita tres satélites de observación de su tierra.
El desarrollo cósmico venezolano está asegurado, tanto por sus ingenios, como por sus profesionales: más de 1 500 jóvenes entrenados en ciencia y tecnología espacial e investigación y desarrollo, en China, aquí y en otros países.
Mariano Imber, director ejecutivo de la ABAE, comentaba semanas atrás, durante una visita de la prensa a la Base Aeroespacial Capitán Manuel Ríos, más conocida como Bamari, que el personal se ha formado para construir varias plataformas satelitales relacionadas con la investigación científica, la observación de la Tierra y la planificación urbana y agrícola.
El Simón Bolívar y el Miranda son parte de la estrategia de la Revolución Bolivariana de alcanzar una sólida base técnica y humana para proyectos nacionales, y también contribuir a la integración regional en esta y demás áreas del conocimiento.
Independencia tecnológica
Es un satélite de órbita baja, que permite integrar datos topográficos, geofísicos, geoquímicos, petrográficos y geobotánicos, facilitará, por ejemplo, la delimitación de zonas para urbanismos, la prevención sísmica, la delimitación de áreas con alta vulnerabilidad por grandes precipitaciones e inundaciones, y la detección de recursos naturales, entre otras muchas disciplinas.
El Parlamento venezolano aprobó un Acuerdo de Celebración por su lanzamiento. Es, se señaló, otro acto de independencia nacional, en este caso, tecnológico.
«El desarrollo —se planteó en el legislativo— debe ser sustentable, endógeno, soberano, bolivariano y socialista. Y debe estar al servicio de la sociedad en su conjunto».
No obstante, como era de esperar, la derecha política se empeña en desestimar el esfuerzo del país en esta área.
El candidato de la reacción, uno de los que disputará este 7 de octubre las elecciones a la presidencia al líder bolivariano —Hugo Chávez Frías— llegó incluso a preguntarse: «¿para qué queremos satélites?».
Pero Venezuela avanza. El próximo año inaugurará una fábrica para construir pequeños ingenios. Debe salir de allí el tercer satélite que pondrá en órbita. Será ensamblado con asesoría china, mas el propósito es diseñarlos y construirlos enteramente con técnicos y científicos nacionales.
El Simón Bolívar, el pionero
El satélite Simón Bolívar, el primero en órbita de Venezuela, está destinado a las comunicaciones. Ofrece beneficios a más de cuatro millones de personas que viven o trabajan en zonas apartadas del país, quienes tienen acceso a servicios de voz y datos, a conexiones fijas y móviles y a otros servicios.
Unas 5 000 antenas apuntan desde cualquier rincón hacia el artefacto geoestacionario, que da acceso, por ejemplo, a la televisión satelital, también tiene gran impacto en el área educativa y médica, al permitir el intercambio de información e incluso intervenciones quirúrgicas con asesoría a distancia.